Ésa es una de las conclusiones de un estudio realizado "in vitro" por un equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), publicado en la revista "The Journal of Nutrition" y dirigido por los investigadores Valentina Ruíz-Gutiérrez y José Martínez-González.

Este componente beneficioso no está presente en todos los aceites de orujo con la misma calidad, señaló a EFE Ruíz-Gutiérrez, quien añadió que el recomendado es un aceite de orujo que aprovecha en su elaboración la piel externa y el hueso de la oliva, pero obtenido de forma parecida al aceite de oliva virgen.

Este aceite, producido mediante centrifugación, y sin utilizar altas temperaturas en el proceso de refinación para evitar el deterioro de determinados compuestos, está ya patentado y podría comercializarse desde finales de este año, afirmó la investigadora.

El objetivo, apuntó Ruíz-Gutiérrez, es buscar aceites funcionales para tratar enfermos aquejados de mala circulación.

Estudios previos ya habían avalado que los aceites ricos en ácido oleanólico tenían un efecto relajante sobre los vasos sanguíneos en modelos animales con hipertensión, pero se desconocía cómo provocaba esta acción protectora.

La investigación demuestra que el ácido oleanólico utiliza para ello uno de los mecanismos desencadenado por el colesterol bueno -que lleva a cabo, además, otras formas de protección-.

El componente favorece que las células arteriales incrementen la síntesis de un enzima (el COX-2), que fomenta a su vez la producción de una molécula beneficiosa.

Esta molécula, llamada prostaciclina, favorece la dilatación de los vasos sanguíneos para facilitar que la sangre circule correctamente aunque se formen pequeños trombos y, además, inhibe el que las plaquetas se agreguen en forma de trombos, explicó a EFE el investigador Martínez-González.

Según los autores del estudio, la investigación para crear aceites funcionales no sólo debe centrarse en el de oliva virgen, sino también en otros productos como el aceite de orujo.

Además, los resultados de la investigación llaman a la prudencia en el uso de inhibidores específicos de este enzima, los llamados coxbids, en pacientes con factores de riesgo cardiovascular", añadió Martínez-González.