El atraque del carguero, que se lanzó al espacio el pasado 9 de marzo, estará bajo control del Centre National d'Etudes Spatiales en Toulouse (Francia), donde intervendrá también GMV, la única empresa española que ha participado en este reto.

Así lo indicó hoy Miguel Ángel Molina, director de Sistemas de Control de Tierra de la compañía, responsable de verificar la llegada del ATV hasta la ISS, con lo que culminará el proyecto más importante de los últimos treinta años de la Agencia Espacial Europea (ESA).

"Hasta ahora tanto los estadounidenses como los rusos se han hartado de ir a la estación espacial, pero siempre se ha hecho de manera manual, esta vez el atraque se hará de forma autónoma y el cacharro se enganchará sólo", comentó el ingeniero aeronáutico en una rueda de prensa.

Las maniobras de acoplamiento automático representan el mayor riesgo de la iniciativa, un "hito" que, según Molina, abrirá las puertas a futuras misiones como el asentamiento en la Luna para explorar el espacio e, incluso, el ansiado viaje a Marte.

GMV ha desarrollado el modelo de verificación de los sistemas autónomos de trayectoria (JADOR) que permiten determinar la posición y el comportamiento del vehículo hasta su llegada, tras ser lanzado por el cohete Ariane desde Kourou, en la Guayana francesa.

El atraque "milimétrico" del ATV se producirá en el módulo ruso, del que se encuentra actualmente a 3,5 kilómetros, y tendrá lugar mediante un sistema láser de posicionamiento relativo de alta precisión diseñado por la empresa.

Para supervisar la trayectoria del carguero hasta la ISS se ha determinado su cálculo de posición mediante GPS, otro factor innovador, siendo también GMV la compañía responsable del estudio de las maniobras para el destino y su posterior destrucción al entrar en contacto con la atmósfera.

De hecho, nueve técnicos de la empresa se encuentran trabajando en el CNES y seis de ellos formarán parte del control de la operación tanto en la fase de atraque como en las maniobras posteriores que durarán hasta el mes de septiembre.

El coste global del proyecto es de 1.000 millones de euros -GMV ha invertido 9-, de los que el retorno económico para la industria española será de unos 100 millones.

El Julio Verne fue diseñado por el Astrium Space Transportation, filial del consorcio europeo de aeronáutica y defensa EADS, y su forma es la de un cilindro de 10,3 metros de largo y 4,5 de diámetro.

En esta ocasión, transportará unas ocho toneladas de carga entre comida, ropa, carburante, piezas de recambio, material para experimentación, aire y agua, y, además, liberará a la estación de residuos de todo tipo. Finalmente, elevará la plataforma de la ISS que, continuamente, pierde altura.

La aproximación del carguero a su destino final comenzará a las 16.00 horas y durará una hora y quince minutos, un acontecimiento que podrá ser visto en tiempo real por quienes así lo deseen desde las páginas web de la ESA y la NASA.