Culta y rebelde, impredecible y valerosa, Cristina de Suecia fue una reina irrepetible. Nacida en una Europa asolada por la guerra de los Treinta Años, se vio enfrentada a trascendentales cuestiones religiosas, de poder y de género, demostrando ser una de las figuras claves de su tiempo, una mujer que, tras abandonar el trono, se trasladó a Roma, donde se convertiría al catolicismo. Como ya hiciera en la imprescindible Lucrecia Borgia, la hija del Papa, Dario Fo concentró en ésta, su novela póstuma, su siempre original mirada sobre otro excepcional y controvertido personaje femenino. Examinando crónicas de época, observando los cuadros que la retratan y, sobre todo, otorgándole una poderosa voz propia, el nobel italiano revive en toda su singularidad a una figura que tiene mucho que decir al mundo de hoy.