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¡El macho ha muerto, viva el Satisfyer (sobre todo el 2)!

Los jueguetes eróticos han dejado de ser un tema tabú, aunque nada tienen que ver con los afectos .

Oh Dios mío, cómo has dejado que llegue el Satisfyer Pro2? Afotunada fue la marcha a otro mundo de nuestras abuelas, las que envejecieron con Franco, ya que con ello no tpudieron darse cuenta de la gran estafa queles hicieron con la represión de su naturaleza. Si estuvieran vivas comprobarían cómo sus nietas, en un alarde de libertad corporal, han hecho de su capa un sayo y de su cuerpo un campo de pruebas para placeres antes inconfesables. Las bisabuelas, pobres, pasaron por esta vida atenazadas por una moral de signo eclesial según la cual el placer sexual era una maldición y algo solo honorable con el hcónyuge que le hubiera tocado en suerte, un inexperto las más de las veces, y siempre que hubiera afán procreativo que justificara esa delectación erótica. Pensar en el llamado vicio solitario para sus reprimidas conciencias era una aberración, una inducción al fuego del infierno, un acto antiestético en el más leve de los casos. Con Franco se hace difícil imaginar a una de esas abuelas siquiera tocándose, lo que en el caso de los hombres se manifestaba en los seminarios que aconsejaban a los futuros sacerdotes que hicieran pipí recurriendo a la camisa para que los dedos no tocaran esa otra carne incitadora del pecado. Pero no solo con Franco, ya de antes, salvo el suspiro de la República que disolvió la moral y las buenas costumbres, no te puedes imaginar a una de aquellas señoronas empingorotadas, con fajo y refajo y tuneadas de negro, manipulando su cuerpo para obtener placer. Aquella Iglesia que las tutelaba tenía fobia sexual y educaba más para la renuncia que para la alegre celebración de la vida. La culpa la tuvo San Agustín, que afirmaba que nada envilecía tanto el espíritu de un hombre como las caricias sensuales de una mujer e incluso las relaciones corporales que forman parte del matrimonio. O sea que yo supongo que aquellas nobles matronas consentían el "uso del matrimonio" abriendo la ventanita del camisón, apagando la luz, cerrando los ojos y pidiendo perdón a Dios por el placer.

Pero ¿y sus bisnietas? A lo más que llegaban mujeres y hombres que pecaban contra el Sexto era al uso de las manos como instrumento de placer, con la confesión posterior si habían estudiado en un colegio como se debía, o sea de la Iglesia. Pero las de hoy, y hacen bien, cuentan como factor de liberación de ese enojoso macho que nunca se sabe si está a punto, con la suerte de la evolución tecnológica en el campo de los juguetes sexuales. Y ahora les llega el Satisfyer 2. Sí, sí, te lo pueden mandar por Amazon a tu casa sin que aparezca en el envoltorio "bildo de 40 centímetros de doble penetración", sino con un discreto nombre como Hilda u otro subterfugio en la parte exterior del paquete. Es que de la dama que menos esperas surge un juguete sexual inesperado en los cajones secretos de su casa, escondido en cualquier bolsa de la compra. Yo recuerdo que estuve hace unos años con tres amigas en la casa de una de ellas y, en el calor de la conversación y sin ninguna otra pretensión más que la confidencia amical, la dueña del hogar sacó de la parte de atrás de un armario un consolador que parecía una sala de fiestas: de doble acción anal y vaginal, con música y unas lucecitas como las de Vigo por Navidad pero en pequeño. Lo había comprado en el Soho londinense. O sea que podía ella estar haciendo el amor con el consolador, valga el pareado, meciéndose con una música de Georgie Dann. Y es que ahora existe el derecho al placer que, total, para lo rápido que pasamos por la vida, mejor frecuentarlo.

Pero una cosa es el placer con la pareja y otra el vicio de Onán alimentado por las últimas tecnologías. Antes de Franco y con él, malamente se excitaban con una estampita porno o en el caso de nuestros tatarabuelos, una mujer subiendo a una carro de caballos dejando ver la baja pantorrilla.Ahora dispones de unas pantallas que no te permiten ni imaginar nada porque te dan hecho ante tu vista aquello a lo que ni tu imaginacion llegaría. No es eso solo, es que desde que hallaron en la cueva de Hohle Fels un falo de piedra, bien pulido, de unos 20 centímetros de largo y que tendría unos 28.000 años de antigüedad, los juguetes sexuales han evolucionado cantidad y hemos llegado al que está de moda, el más vendido por Amazon.

Me lo decía el otro día una actriz del trío teatral Enconarte; sí, las que representaron "Este no es país para coños"con éxito. "Ha llegado -me dijo- la verdadera revolución sexual: la de la liberación de la presencia del macho que solo creaba problemas". Y es que, claro, con el Satisfyer 2, con sus 11 velocidades, succionador de clítoris que ha hecho antiguo al vibrador, motor silencioso pero susurrante y hasta sumergible, no solo tienes orgasmos más intensos sino que los puedes tener aunque no tengas ganas y en dos minutos si quieres. Sólo tiene un defecto horripilante: que si te acostumbras mucho luego no vas a sentir en pareja lo mismo, porque en el aspecto estrictamente sexual y no afectivo, poco pueden hacer el masculino organo y unas manos habitualmente inexpertas en competencia con el Satisfyer 2 . ¡El macho ha muerto, viva el Satisfyer!

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