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Tercio de Gallegos

Tercio de Gallegos

Uno de los objetos más peculiares que se exhiben en la muestra "Galicia, un relato no mundo", que acoge la Cidade da Cultura, es una de las banderas (creo que la primera) del Tercio de Gallegos, un regimiento del que debería conocerse algo más de lo que se sabe a este lado del Atlántico.

La creación de este tal Tercio de Gallegos se enmarca históricamente en los primeros años del siglo XIX cuando los ingleses, entonces en guerra con España, decidieron atacar las colonias en el Nuevo Mundo aprovechando la debilidad de la monarquía de Carlos IV. Así, el 24 de junio de 1806, una flota inglesa emergía en la bahía de la Plata sin que a las autoridades locales les diese tiempo de reaccionar del desembarco de alrededor de 1.600 soldados. Los mandos de esta expedición de combate que había partido de Inglaterra en agosto de 1805, tras enterarse de las precarias defensas de Buenos Aires y de que iban a desembarcarse las arcas reales procedentes de Perú, decidieron, sin consultar y sin la autorización de nadie, apropiarse de tales riquezas y, de paso, de la colonia, que así pasaría a formar parte del imperio inglés. Pero los invasores se encontraron con una resistencia civil que ni mucho menos aguardaban, así como con una reorganización de las milicias que fue la que propició precisamente la constitución, ya con los ingleses expulsados, del Tercio de Gallegos, también llamado Tercio de Voluntarios de Galicia, Batallón de Galicia o Batallón de Voluntarios Gallegos, surtido por 600 hombres que procedían principalmente de dos instituciones: la Congregación del Apóstol Santiago El Mayor y la Escuela Náutica.

En la citada Escuela Náutica abundaban tanto alumnos como profesores de ascendencia gallega y uno de ellos, el director Pedro Antonio Cerviño, de Campo Lameiro, sería el primer comandante de aquel primigenio Tercio del que también formaron parte otros destacados gallegos, entre ellos el por aquel entonces cadete Bernardino Ribadavia, que se convertiría años más tarde en el primer presidente de Argentina.

El 3 de febrero de 1807, los británicos volvieron a la carga: una nueva expedición, esta vez de más de 12.000 soldados bajo el mando de John Whitelocke, zarpa con destino a América y, tras tomar Uruguay, se acerca a las proximidades de Buenos Aires (28 de junio de 1807) para "recuperar" la que ya consideraban "su" colonia. Los enfrentamientos directos comenzaron el 2 de julio y se prolongaron hasta el día 7 de ese mismo mes, en que Whitelocke aceptó retirarse. Sería en esas batallas en las que los miembros del Tercio se ganaron su fama de héroes en la defensa de Buenos Aires mediante la intervención en prácticamente todos los frentes del combate cara a cara con el enemigo.

Lo curioso del caso es que, una vez expulsados de modo definitivo los británicos, y con los franceses ya en España, los acontecimientos desembocarían en el desarme y disolución del Tercio al suscitarse una división entre las tropas vencedoras en dos bandos: los que ya estaban pensando en la independencia de Argentina y los que todavía apostaban por la pertenencia a España, en aquel momento gobernada por las juntas debido a que el rey Carlos IV se hallaba literalmente secuestrado por Napoleón.

Casi 200 años después, en 1995, volvería a constituirse en Buenos Aires el Tercio de Gallegos, esta vez como Guardia de Honor de la Escuela Nacional de Náutica. Este renovado Tercio fue el que, en 1998, visitó Galicia, y el que desfiló por las calles de Compostela a la vera de la Real Banda de Gaitas de la Deputación de Ourense. Merecería sin duda la pena que repitiesen visita. ¿Será el del próximo Xacobeo el año propicio?

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