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Los gallegos del Día D

En la playa de Omaha perdió la vida el soldado Manuel Otero. Ángel Rodríguez Leira "Cariño", Víctor Lantes y Teófilo Caamaño, miembros de La Nueve, fueron de los primeros en entrar victoriosos en París. Araceli González guardó el mayor secreto de Día D: el lugar del Desembarco

A Manuel Otero Martínez apenas le dio tiempo a correr cien metros de la playa de Omaha. Su pelotón, el Big Red One, perteneciente a la Primera División de Infantería de los Estados Unidos, había sido, a las 7.40h. de la mañana del 6 de junio de 1944, de los primeros en pisar la mítica playa, y Manuel fue destrozado por una de las cientos minas alemanas colocadas en aquella zona, la mejor defendida por el ejército de Hitler. Allí, y así, acababa la vida de este gallego, y único español, que formaba parte de las tropas aliadas del desembarco de Normandía, pero su historia no fue de conocimiento público hasta hace cinco años cuando el presidente de la asociación histórico cultural The Royal Green Jackets de A Coruña, Manuel Arenas, tiró del hilo de unas pistas encontradas en un pequeño museo de Colleville, localidad normanda donde se yergue un monolito con los nombres de los caídos de la Big Red One. Entre ellos figura el de "Otero, Manuel" y, entre paréntesis, las siglas NMI (No Middle Initial) en alusión a que se desconocía su segundo apellido.

Nacido el 29 de abril de 1916 en Serra de Outes (A Coruña), Manuel Otero apenas tenía 20 años cuando estalló la Guerra Civil española. El alzamiento lo sorprendió en el puerto de Santander, donde trabajaba como mecánico de la marina mercante. Como a tantos otros españoles, simplemente le tocó un bando, en su caso el republicano, mientras su familia, en Galicia, se hallaba en zona la nacional. Manuel participó batallas clave como la de Brunete (Madrid) hasta que, finalmente, cayó prisionero y fue encarcelado en Barcelona, de donde salió en libertad poco después del final de la contienda. Volvió a su pueblo, pero en él se sentía incómodo por tener que aguantar cada día ser señalado por "rojo" entre sus vecinos. Así que decidió empezar una vida nueva y cruzar el Océano Atlántico, fijando su residencia en Nueva York, donde se estableció abriendo un negocio. Todo parecía ir bien en su vida hasta que, para sorpesa de sus propios parientes, solicitó la nacionalidad estadounidense y se presentó como voluntario en el Ejército. Y ahí tuvo muy mala suerte porque, tres días despues de su incorporación, el 7 de diciembre de 1941, los japoneses atacaban Pearl Harbour y Estados Unidos entraba en la Segunda Guerra Mundial. Otero fue, por supuesto, inmediatamente movilizado, pasando a formar parte del 16 Regimiento de Infantería, el mismo que, semanas antes del desembarco, sería designado como punta de lanza en la operación del Día D en Normandía.

Tras su muerte fue enterrado en el cementerio de San Lorenzo en Normandía, junto a otros 6.000 soldados. Pero su padre comenzó a hacer gestiones con la embajada y el consulado americano en Galicia para recuperar los restos de su hijo. Pasaron varios años hasta que, en 1948, se produjo el traslado y pudo ser sepultado en el cementerio de la parroquia de Outes. El citado Manuel Arenas recabó el estimonio de una mujer del pueblo que, cuando sucedió aquello, apenas tenía 9 años y que dijo recordar aquel entierro, y especialmente como a la persona fallecida se le dio sepultura con una bandera roja y blanca que ella no conocía además de unos militares que hablaban de una forma extraña y que acompañaban el féretro. "Es decir, que compañeros suyos debieron venir al entierro" , deduce Arenas.

La Nueve fue el nombre asignado popularmente a la 9.ª Compañía de la 2.ª División Blindada de la Francia Libre, también conocida como División Leclerc. Se trató de una compañía por unos 150 republicanos españoles bajo mando francés, aunque en la División Leclerc también estaban enrolados y dispersos otros soldados de origen español en diversas compañías. Algunos de éstos surtieron las fuerzas terrestres que ayudaron a los desembarcados pero a esta compañía, como tal, le correspondió colaborar en la segunda parte de la operación desplegada el Día D. Así, el 4 de agosto de 1944, la 9.ª desembarcó, procedente de Escocia, en la playa de la Madelaine, al norte de la bahía de Carentan en Normandía, con la División Leclerc encuadrada dentro del III Ejército estadounidense liderado por el general George Patton. Cuatro días después, ya estabilizadas las fuerzas del desembarco, París se rebelaba contra el invasor francés y los españoles jugaron un papel muy relevante al lado de las tropas aliadas. De hecho, fueron de los primeros en desfilar por el París liberado.

De entre estos españoles de aquella legendaria brigada, al menos tres eran gallegos, Ángel Rodríguez Leira, Víctor Lantes y Teófilo Caamaño.

ÁngelRodríguez Leira, percebeiro afiliado a la CNT, nacido en Cariño, había conseguido salir de Españal final la guerra civil embarcado en un bote a remos con el que llegó a Orán (Argelia), con cuatro compañeros más a bordo y tras 17 días de travesía únicamente alimentados a base de naranjas. No fueron precisamente bien recibidos allí. Tanto él como el resto de sus amigos fueron internados en el campo de concentración de Suozzi. Tras haber intentado fugarse varias veces, Rodríguez Leira lo-gró finalmente su objetivo pero, en medio del desierto, volvió a ser capturado. Allí le dieron dos alternativas: ser ejecutado o alistarse en la Legión Extranjera de Francia. Eligió la segunda opción y fue así como entró a formar parte la División Blindada que, desde África, el general de Leclerc preparaba para unirse a la Resistencia francesa que luchaba contra la ocupación alemana. En la Compañía Nueve de la citada División, Rodríguez Leira muy pronto llamó la atención de Leclerc, que lo ascendería a cabo. Desde entonces, se hizo llamar, en nostalgia de su pueblo natal, Cariño López, y con ese nombre figura entre las tropas que desembarcaron en agosto en Normandía, así como del comando que asaltó la guarida de Hitler en los Alpes bávaros, el famoso Nido del Águila. En todas ellas estuvieron a su lado Teófilo Caamaño, natural de Carnota e hijo de una humilde familia marinera, y Víctor Lantes, hijo de unos taberneros de A Coruña. Los tres sobrevivieron a la guerra. El cabo Cariño falleció en París en 1975, poco antes de la muerte de Franco; en la capital francesa tambien murió Lantes, el más longevo, en 2007; Caamaño falleció en 1997 en una residencia de Segovia y la familia que le quedaba en Carnota hizo una colecta para sufragar el retorno del cuerpo de Teófilo a su tierra natal y el entierro en el cementerio de la localidad.

Menos conocida que La Nueve, pero también integrada por españoles, fue la Spanish Company Number One, unidad de voluntarios españoles, exiliados partidarios del bando republicano durante la guerra civil, que sirvió en el Ejército británico durante la Segunda Guerra Mundial.

Ocurrió que algunos de estos españoles, combatientes de la Legión extranjera francesa y miembros de la 185ª Compañía de trabajadores extranjeros, fueron evacuados al Reino Unido desde Dunquerque en 1940, pero muchos de ellos se negaron a ponerse a las órdenes de Charles de Gaulle y, por consiguiente, fueron encuadrados en el Ejército británico. Como el reglamento militar de los ingleses prohibía el uso en combate de extranjeros, fueron adscritos al Royal Pioneer Corps, constituyéndose con ellos la 1ª Compañía Española (Spanish Company Number One en inglés), que fue destinada a labores de construcción de carreteras, fortificaciones, etc. a lo largo de la guerra. Aunque no desembarcó con las tropas aliadas el Día D, participó en ulteriores operaciones de la batalla de Normandía.

La memoria de la Number One hubiese quedado en el olvido de no haber sido rescatada, en un libro, por el que fue su sargento, Antonio Grande Galán, quien aunque recoge algunos nombres de quienes formaban parte de ella, a ninguno lo acredita como gallego: seguro que sus orígenes estarán extraviados en algún archivo por desclasificar del Servicio de Inteligencia británico de la época.?

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