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Los autodidactas

Los autodidactas

Bajo los suspiros de la escritura se esconden vidas fascinantes. En otras épocas las distorsiones del pesimismo se movían de otra manera. Los temas lúgubres no eran tabú; lo impuesto por la vida está en desacuerdo con el deseo, aunque, la descomposición puede ser composición de nuevas cosas.

La contención en forma de impotencia siempre nos reconoce. Sí, junto al hogar. Es la primera que se sienta junto a la lumbre esperando castañas y calor. Pero la difusa seguridad genera cabras... No hablo de las locas, me refiero a las de las piernas. El modelo de vida de ahora es sistemático, tiene el aspecto de seguro, pero está escorado a lo radical. Se deniega la tristeza, la pobreza, la necesidad, sí, sólo se reconoce la producción que genera capital, otras producciones son rechazadas de manera sistemática. No se valora al hombre talentoso, al contrario, se le denigra. Ser mancha de color, en una sociedad de iguales, puede ser la mueca más absoluta del desprecio y la incomprensión. Muchos niños son llevados a profesionales de la psiquiatría por ser distintos... Sí, por no "rendir" en el colegio y por estar distraídos... Ay, la distracción qué de cosas nos cuenta. A veces, un niño distraído es un niño aburrido. Y sí, tener alma de poeta, de músico, de escritor, de pintor, puede ser el preludio de largas visitas a médicos. Qué duradera es la incomprensión... Mejor atiborrarla a pastillas, ¿verdad?

Si les digo que una persona solo fue a la escuela 252 días, ¿qué pensarían? Y si además añado que fue vendedor ambulante, conductor y mil cosas más, ¿qué me dicen? Y si remato diciendo que quería ser poeta, la mayoría pensará que estoy hablando de un fracasado. Con un "bagaje" así... Sin estudios, sin títulos, sin... Pues miren ustedes les estoy hablando de un Premio Nobel. El noruego Knut Hamsum es un ejemplo, jamás abandonó la escritura. Y sí, junto a la cama deshecha de la pobreza escribió "Hambre". Sin prejuicios habló de sus necesidades, de la monocromía de la tristeza , de la pérdida, de la falta. La pobreza es dura, pero qué bella es el hambre reconocida entre las líneas de un libro. No, no siempre vemos que las vicisitudes de nuestra existencia pueden ser el comienzo de algo bueno. Y claro nuestra rigidez nos paraliza. Es necesario moverse con holgura por el camino de la necesidad,y por supuesto, aprender a eludir la definición semántica de la palabra.

No debemos aferrarnos a las definiciones, se entrelazan mal con el yo, y además, son tan "exactas" que sirven para todos.

Qué delicado el pensamiento, me deja desnuda cada vez que escribo, y con sensualidad, al final, me pone una bata de seda.

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