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Del Canberra al Harmony of the Seas

El "Independence" of te Seas", en su visita a Vigo en octubre de 2013. | José Lores

Durante las tres últimas décadas del siglo XX, siguen llegando a Vigo nuevos barcos con turistas, que promedian unas 40 escalas por década. En 1974 se supera por primera vez el medio centenar de atraques, ocho de ellos a cargo del histórico Canberra , el mayor de todos los que visitaban Vigo y que en 2018, todavía ostentaba el récord de escalas en Vigo con 151 repartidas entre 1970 y 1997, año de su retirada. También en 1974 saludan por primera vez la ría viguesa los míticos trasatlánticos italianos Raffaello y Michelangelo y el británico Queen Elizabeth 2 .

A finales del siglo XX y comienzos del XXI comienzan a gestarse nuevas construcciones orientadas hacia el "gigantismo", con barcos cada vez más grandes y dotados de un creciente número de ofertas lúdica y gastronómica, tendencia que todavía continúa en la actualidad. Desde entonces, el muelle de trasatlánticos vigués ha ido sumando nuevos registros, al recibir los mayores cruceros del mundo del momento ( Queen Mary 2 e Independence , Oasis y Harmony of the Seas ), y superando por primera vez las 100 escalas y los 200.000 pasajeros en 2008. El techo, todavía no rebasado, lo alcanzaría en 2011, con 118 escalas y 253.637 pasajeros.

Otro momento histórico lo marcó el 6 de julio de 2009, cuando Vigo se estrenaba como puerto de embarque de cruceristas, al recibir 2.146 personas de numerosos lugares de España y Portugal que embarcarían en el MSC Splendida , un mega-crucero que llegaba a Vigo desde Saint Nazaire, donde había sido construido, dentro de su viaje de estreno con final en Barcelona. A este embarque le seguirían otros 23 dos años más tarde en el crucero español Grand Voyager , que zarpaba desde la estación marítima semanalmente en viajes redondos a Lisboa, Madeira, Canarias y Cádiz. En 2013 la experiencia la repetiría el MSC Opera , con 9 salidas al Norte de Europa. Desde entonces, las cifras de todo tipo (escalas, pasajeros y salidas desde Vigo), han caído en picado hasta unos registros que relegan a la terminal viguesa a las cifras de comienzos de siglo.

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