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La ruta de los árboles prodigiosos

La guía de los 50 "senlleiros", presentada en la reciente FITUR, invita a conocer historia, cultura y naturaleza de Galicia a través de sus seres vivos más longevos

Olivo del Paseo de Alfonso XII, en Vigo

Al Carballo de Santa Margarita, en la parroquia pontevedresa de Mourente, los expertos le calculan más de quinientos años de una vida en la cual ha sido el fiel y silencioso vecino del paso de tantos y tantos avatares y acontecimientos que se han desarrollado, en ocasiones, bajo su propia copa y hojas. Él es el único superviviente de aquella familia de robles con cuya madera se construyó, entre otras, la nao Santa María en la que embarcó Colón para descubrir América. Fue testigo de conspiraciones políticas en la época de la Reina Isabel II y, durante la Guerra Civil, de algunos de los fusilamientos ejecutados contra los republicanos; de hecho, el tronco aún conserva las huellas de los balazos que mataron a los condenados colocados de rodillas al pie del árbol . El Carballo de Santa Margarita es el ser vivo más longevo de la ciudad del Lérez, es el "Matusalén de Pontevedra", y ha sobrevivido a incendios y plagas, incluso al huracán que arrasó la ciudad en 1886. Lecciones de Historia, como ésta, además de Botánica, Geografía, Gastronomía... son las que se pueden aprender en la Guía de los Árboles Singulares de Galicia, presentada por la Xunta en la recientemente celebrada FITUR.

La confección de un Catálogo Gallego de Árboles Singulares data del año 2007 y cuenta, en la actualidad, con 176 elementos reconocidos, de hasta 75 especies vegetales diferentes. En él se incluyen todos aquellos árboles y formaciones considerados excepcionales en relación a su porte, proporciones, edad, rareza, significación histórica o cultural, interés científico, educativo, estético, paisajístico o cualquier otra condición que los haga merecedores de una especial protección. En esta guía se presenta una selección de 50 de los árboles o formaciones más especiales del catálogo, situados tanto en el medio natural como en pazos, jardines o parques de Galicia, en entornos de gran belleza y rodeados de interesantes ofertas de turismo rural.

Para cada elemento, se acompaña una pequeña historia, su localización y toda aquella información interesante del entorno que permita al viajero planear su ruta. Algunos de ellos han merecido figurar en esta guía por su extraordinario tamaño; otros, por su extraña belleza, que roza lo singular, y muchos por su longevidad, atesorando en cada uno de sus anillos de crecimiento hermosas vivencias. Mediante esta guía se proporcionan las claves necesarias para compatibilizar la promoción de estos ejemplares con su correcta conservación.

Desde la consellería de Medio Ambiente, se explica que, aunque la selección se ha limitado a 50, en muchos de ellos se mencionan otros ejemplares incluidos en el Catálogo y que por su proximidad enriquecerían la visita.

Entre los árboles seleccionados en la guía, existen árboles de porte raro o poco común, como el Alcornoque de la Casa de Tristo (Ourense) o el Roble da Casa do Herdeiro (Lugo). Algunos de ellos llaman la atención por su avanzada edad y belleza, muchas veces superior a la de ermitas e iglesias que jalonan el territorio gallego. Como ocurre con el Castaño de Trambolosríos y el Castaño de Pumbariños (Ourense), el Alcornoque de Balvoa (A Estrada) o el Tejo de la Iglesia de Córneas (Lugo).

Otros destacan por sus asombrosas dimensiones que los hacen dignos de admiración, ya que, dentro de su especie, desarrollan tamaños superiores a lo normal. Son los gigantes del territorio gallego que sobrepasan en varios metros de altura y grosor a sus congéneres más próximos. Los Eucaliptos del Pazo de Rubiáns o la Secuoya Roja del Castillo de Soutomaior son algunos de los ejemplares que pueden servir para ilustrar este tipo de singularidad.

También existen algunos otros que no son especialmente grandes, bellos o viejos (aunque pueden serlo) pero que destacan por motivos históricos, como la Higuera del Meco, cuya antigüedad se remonta, por lo menos, al siglo XVII, pues aparecen referencias a ella en un escrito del Padre Sarmiento. Según la leyenda, en ella fue ahorcado el Meco, ejecutado por sus abusos a las mujeres de O Grove. A la pregunta formulada por el juez, "¿Quién mató al Meco?", la respuesta del vecindario fue: "Al Meco lo matamos todos", por lo que el asesinato quedó sin castigo. Esta leyenda popular está tan arraigada en el municipio que las personas de O Grove son conocidas como mecas y mecos.

La ciudad de Vigo ha "conseguido" que formasen parte de esta élite de árboles senlleiros dos de sus más significativos monumentos vegetales: el Matusalén de Camelias del Pazo de Castrelos y el Olivo del Paseo de Alfonso XII. Éste último es heredero del ejemplar que existía en el atrio de la iglesia de la Colegiata de Santa María y que, según una mezcla de historia y leyenda, había sido plantado por los monjes templarios, regidores de la Colegiata en esos tiempos, tan antiguos que ni siquiera se han podido datar con exactitud. Sin embargo, el viejo árbol tuvo que desaparecer cuando en el siglo XIX el templo fue demolido y se construyó uno nuevo, tal y como se conoce en la actualidad. La primera piedra se colocó en 1816 y las obras se alargaron hasta 1836. Pero un ciudadano ilustre de la ciudad, Manuel Ángel Pereyra, recogió una de sus ramas y la plantó en el huerto de su casa, delante de la Puerta del Sol. Allí el olivo consiguió arraigar y creció considerablemente hasta que, en 1932, debido a los nuevos desarrollos urbanísticos, se tuvo que buscar una nueva ubicación, colocándose en el Paseo de Alfonso XII. El olivo forma parte del emblema heráldico de la ciudad, no en balde usualmente citada como "ciudad olívica". Por su parte, el Matusalén de Castrelos , así llamado por ser el ejemplar más antiguo de Galicia, fue plantado durante el siglo XIX, cuando se pusieron de moda, entre la burquesía europea, estas flores provenientes de Asia Oriental, mayoritariamente de China.

No muy lejos de la urbe viguesa se encuentran los Jardines del Castillo de Soutomaior, en cuyo territorio se yergue la colosal Secuoya Roja. Este ejemplar es el más grande e impresionante de toda Galicia. Presenta en su base varios pies, lo que la convierte en una rareza botánica y en un individuo excepcional. Por su considerable altura, hace unos años sufrió la caída de un rayo que la rajó longitudinalmente, aunque, por fortuna, estamos ante un árbol joven y vigoroso: su plantación data de finales del siglo XVIII y pertenece a una "familia" cuyos miembros no les cuesta mucho alcanzar los 1.000 años de edad.

En la Guía de Árboles Singulares, y sin salir de la provincia de Pontevedra, se hace casi de visita obligada la comarca de Deza-Tabeirós donde nos encontraremos con cinco representantes de esta aristocracia arbórea de Galicia: el Alcornoque de Siador (Silleda), la Fraga de Catasós (Lalín) y, en el término municipal de A Estrada, el Alcornoque de Balvoa, la Camelia Reticulada del Pazo de Oca y el Alcornoque del Pazo de Valiñas.

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