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Con ciencia de mujer

El acceso a los puestos directivos de investigación y una mayor presencia en nuevas tecnologías, retos del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia

Con ciencia de mujer

"Neniña, ¿eso que estudias para qué sirve?". La pregunta que hace 25 años le hizo su abuelo paterno a Marisol Soengas tiene hoy una respuesta clara. Su nieta es una de las investigadoras más prestigiosas del mundo en la lucha contra el melanoma, el cáncer de piel más común y letal. Jefa del Grupo de Melanoma del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), Marisol Soengas es una de las mujeres gallegas que destacan en el ámbito científico y que reivindican un mayor protagonismo en vísperas del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, que se celebra mañana.

La pontevedresa Alicia Estévez Toranzo, catedrática de Microbiología y vicepresidenta de la Real Academia Gallega de Ciencias, ve necesaria la celebración de este día internacional para "visibilizar el problema de la falta de vocaciones científicas y sobre todo tecnológicas entre las niñas". En su opinión, sigue existiendo entre los jóvenes el estereotipo de que "el hombre está más capacitado para las carreras científico-tecnológicas, y la mujer un poco más para los estudios dedicados al cuidado de las personas, como la enfermería o incluso la medicina". Cita esta experta en Acuicultura de la USC que algunas teorías apuntan a que las mujeres se inclinan más por carreras en que ven una aplicación más directa a la sociedad, "por eso es muy importante explicar a las niñas las aplicaciones que tienen las nuevas tecnologías, por ejemplo, haciéndoles ver que un aparato para depurar el agua puede salvar muchas vidas en África".

En las últimas décadas, la presencia de la mujer en la investigación científica ha dado importantes pasos, pero quedan todavía muchos retos pendientes, entre ellos su acceso a los puestos directivos de los distintos organismos, aunque algunas sí que lo han conseguido. Es el caso de la investigadora de la Universidad de Vigo África González, que preside en la actualidad la Sociedad Española de Inmunología. O de la nefróloga compostelana Beatriz Domínguez-Gil, que es desde 2017 la máxima responsable de la Organización Nacional de Trasplantes, una institución que es líder mundial de trasplantes.

En Galicia, tres mujeres ocupan puestos directivos en otros tantos centros de investigación: Elena Cartea dirige la Misión Biológica; Victoria Besada, experta en el área de investigación marina, es la directora del Centro Oceanográfico de Vigo, mientras que Covadonga Salgado es la máxima responsable del Instituto Tecnolóxico para o Control do Medio Mariño (Intecmar).

El relevo generacional está más que asegurado en Galicia, donde veteranas como la química Tarsy Carballas -todo un referente en estudios de recuperación de suelos y predicción de riesgo de incendios forestales-, conviven con jóvenes como la bióloga Vanessa Valdiglesias, mejor Investigadora Joven de Europa en 2015 en el campo de la Toxicología Genómica.

Alicia Estévez pone el énfasis en la necesidad de hacer ver a la sociedad que "las mujeres pueden ser lo que quieran, también ingenieras o informáticas". En su opinión, en los últimos años se ha avanzado mucho en este sentido, "pero todavía quedan algunas lagunas, como en el campo de las tecnologías de información y comunicación, las TIC, donde el porcentaje de mujeres es bajísimo". En las TIC destaca la labor investigadora de Carmen García Mateo, ingeniera de Telecomunicaciones de la Universidad de Vigo, que dirige el Grupo de Tecnologías Multimedia del Centro de Investigación atlanTTic. En 2014 recibió el premio "María Josefa Wonenburger", un galardón creado en 2006 por la Xunta de Galicia para "resaltar las trayectorias más relevantes de mujeres en los campos de las ciencias y la tecnología".

En el campo de la astrofísica sobresalen ambién las investigadoras gallegas. La viguesa Begoña Vila trabaja en la NASA, donde es la responsable del sistema de guía que llevará el telescopio especial James Webb. Minia Manteiga, por su parte, participa en el Proyecto Gaia de la Agencia Espacial Europea. Para Begoña Vila, "la presencia de la mujer en el mundo de las ciencias y en cualquier otro campo es muy importante: las mujeres representan la mitad de la sociedad y toda niña, al igual que todo niño, debe tener la oportunidad de poder seguir sus sueños y desarrollar todo su potencial. También hay que tener en cuenta que mujeres y hombres tienen formas de pensar distintas, y es un beneficio para las ciencias y para cualquier disciplina el tener esa variedad de puntos de vista". La astrofísica de la NASA se considera "afortunada" porque contó siempre con el apoyo de sus padres y su familia para proseguir su carrera. "Tener este apoyo familiar es fundamental", apunta. De ahí que abogue por continuar con los cambios positivos, porque "las mujeres de hoy abrimos el camino a las niñas de hoy, y esas niñas de hoy lo continuarán abriendo para las del futuro".

En el campo de la biomedicina es toda una institución Carmen Navarro, experta en investigación de enfermedades neuromusculares que trabaja en el Instituto de Investigación Biomédica de Vigo. En la ciudad olívica destaca también la labor investigadora de Isabel Pastoriza, experta en nanotecnología e investigadora con el mayor índice h de impacto científico de la Universidad de Vigo. La académica María José Alonso, por su parte, es pionera en investigación en nanotecnología y tiene más de 20 patentes.

La inmunóloga África González entiende que es necesario "acercar la ciencia tanto a las niñas como a los niños. En la educación relacionada con la ciencia queda todavía mucho camino por recorrer", comenta la también fundadora de la empresa Nanoinmmunotech, que vende sus productos en 45 países. Por su parte, Alicia Estévez refiere que una vez superada la fase de formación, uno de los mayores problemas con los que se enfrentan las mujeres científicas es el de la conciliación. Explica, por ejemplo, que cuando las parejas deciden tener hijos "suele coincidir con una etapa de la vida donde conciliar es fundamental. En un mundo tan competitivo como el actual, la maternidad, aunque sea la baja mínima, implica una publicación menos, un proyecto menos en tu actividad científica o la posibilidad de conseguir una promoción".

Habitualmente son las mujeres las que tienen que conciliar, aunque en el caso de África González "fue al revés, ya que fue mi marido el que siempre me apoyó y renunció a su trabajo por mí; se fue conmigo a Inglaterra y se vino conmigo a Vigo. Cuando hablamos de conciliación tiene que ser por las dos partes. Nosotros hemos tenido dos hijos, que ya son mayores; todo se puede hacer si hay voluntad y perseverancia".

Otras prioridades

La también presidenta de la Sociedad Española de Inmunología señala que en los cargos directivos en centros de investigación hay menos mujeres que en otros ámbitos. Apunta que no se puede cambiar todo "de la noche a la mañana; en una o dos generaciones se ha dado un salto muy importante, aunque no es suficiente". En opinión de la catedrática de la Universidad de Vigo, "necesitamos más tiempo, necesitamos creérnoslo más y, sobre todo, querer. Pienso que muchas veces las mujeres anteponen otras prioridades al trabajo, independientemente del tema de la maternidad".

En la misma línea se expresa la bióloga viguesa Elena Cartea González, aunque su caso es singular. Es la directora de la Misión Biológica de Galicia, un centro del CSIC en el que las mujeres copan los puestos directivos. "En mi caso no ha existido un techo de cristal; no tuve mayores problemas para acceder al puesto por el hecho de ser una mujer", comenta esta doctora en Biología por la Universidad de Santiago, que no duda en señala que "en la igualdad entre hombre y mujeres parece que no se avanza, pero si pensamos en la generación que nos precede, el cambio ha sido abismal".

Eso sí, es consciente de que las mujeres no siempre son capaces de conciliar "por las cargas extra sociales o educacionales que tenemos". Ella misma llegó a plantearse "muchas cosas para poder conciliar mi vida" cuando hace cuatro años accedió a la dirección de la Misión Biológica de Galicia. Matiza, sin embargo, que "en el CSIC como institución no marca diferencias por el hecho de ser hombre o mujer". Elena Cartea ve "un futuro esperanzador" para la mujer en el ámbito de la ciencia. "Cuando analizas las cifras, en las categorías profesionales se da todavía la famosa horquilla: en las escalas más bajas hay más mujeres que hombres; a medida que vamos avanzando en la carrera profesional nos vamos equiparando a los hombres, pero al llegar a las categorías más altas las cifras se invierten y quedamos en minoría. Yo creo que dentro de unos años, tanto por educación social como por el empuje de muchas jóvenes, las mujeres estarán también en los puestos directivos".

A riesgo de caer en una pregunta "machista", le planteamos a Elena Cartea qué aporta la mujer al mundo de la ciencia. "La ciencia requiere mucha paciencia y en ese sentido, aunque no me gusta generalizar, las mujeres tenemos una sensibilidad especial en el trato personal, algo fundamental para hacer grupos de trabajo. También somos disciplinadas y ordenadas", concluye la responsable de la Misión Biológica de Galicia.

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