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El auge del porco celta

Con unas 140 explotaciones, cada año se identifican en Galicia unos 2.400 ejemplares de esta raza autóctona. La excelente calidad de su carne hace que la producción apenas cubra la creciente demanda

Un ejemplar de porco celta, en un bosque gallego //asoporcel

"La carne del porco celta es totalmente diferente a la de cerdo blanco, tanto desde el punto de vista genético como por su cría y alimentación. Es una raza autóctona, muy adaptada a nuestro medio, y de crecimiento lento". Así describe Iván Rodríguez, director técnico de la raza porco celta, algunas características de estos animales, cuya cría va extendiéndose en toda Galicia. Su alimentación y su crianza en extensivo dan como resultado una carne tierna y de exquisita calidad.

Con unas 140 explotaciones, en Galicia se identifican cada año unos 2.400 porcos celtas. A la espera de incorporar nuevos criadores, en los últimos años se ha constatado un aumento de la producción, que está en torno a las 150 toneladas anuales de carne. Los machos reproductores rondan los 200 y las hembras reproductoras se acercan a las 600. Son datos de la Asociación de Criadores de la Raza Porcina Celta (Asoporcel), que se creó en 1999 con el objetivo de recuperar esta raza autóctona. Una raza que a mediados del siglo XX contaba con 240.000 ejemplares y que a finales de los años 90 estuvo a punto de desaparecer.

Los animales de esta variedad porcina se sacrifican en torno a los 10-14 meses. "Estamos estudiando bajar el tiempo de producción para mejorar la rentabilidad, pero siempre manteniendo la calidad. Se está formando a los ganaderos en temas de cría y alimentación para que se profesionalicen y puedan ver este tipo de explotaciones en términos de negocio", explica Iván Rodríguez, que trabaja para Asoporcel.

Como ejemplo de la excelente acogida de la carne de porco Celta, el director técnico señala que los operadores que están comercializando el porco celta "nos están trasladando que venderían más si tuvieran más producción. Tenemos criadores que ya cierran ellos directamente el ciclo y venden su propio producto, mientras que otros los venden como lechones a cebaderos más grandes o a cooperativas e industrias para su sacrificio". La asociación no tiene nada que ver con la comercialización del producto, pero sí que trabaja en un programa sanitario y de conservación de raza para certificar el producto como 100% autóctono. De hecho, porco celta es la primera raza porcina que se acogió a la marca 100% autóctono en España. La finalidad de Asoporcel es certificar el control genético de la raza. "Los criadores nos comunican las altas y bajas, y nosotros genotipamos y hacemos análisis de sangre para comprobar que todo está en orden", comenta Iván Rodríguez.

Dentro de la raza porco celta hay tres variedades que se diferencian por el color de la piel: la carballina (manchas blancas y negras), la barcina (blanca con manchas de color pizarroso) y la santiaguesa (totalmente blanca).

"El porco celta era el que nuestros antepasados tenían en su casa. Por la mañana lo dejaban en el monte, donde se alimentaba de forma natural, y por la noche o recogían -explica Iván Rodríguez-. Además de recuperar la raza, lo que pretendemos es buscar una mayor rentabilidad de las explotaciones". El 90% son pequeñas granjas, formadas en su mayor parte por 4 madres, un padre y otros 4 animales. La alimentación del porco celta es a base de verduras, calabazas, remolacha, y en esta época del año también bellotas y castañas. Se complementa con mezclas de cereales, "pero sin ningún tipo de aditivos ni medicamentos", puntualiza Rodríguez.

Calidad del producto

El director técnico de Asoporcel destaca la evolución positiva de los últimos años en cuanto a la calidad del producto, "pues los canales salen casi iguales independientemente del criador. Además, tenemos convenios con distintas empresas de alimentación que asesoran en las necesidades que demandan en cada etapa".

Por otra parte, el Centro de Investigación Forestal de Lourizán, dependiente de la Consellería de Medio Rural, desarrolla una investigación sobre el cerdo celta en colaboración con organismos de Asturias y País Vasco. El objetivo es descubrir cuál es la carga ganadera ideal para maximizar la producción con unos efectos ambientales asumibles sobre el entorno. Estudiarán valores como la biodiversidad de la flora vascular, el arbolado adulto, los daños causados por los animales, la regeneración de las especies arbóreas, la fertilidad y la compactación, así como la salud del suelo y la biomasa de sotobosque.

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