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Los cracks gallegos de Silicon Valley

Querer progresar en su profesión es la razón principal para que estos gallegos decidiesen ir al epicentro planetario de las nuevas tecnologías

Hay gallegos en Silicon Valley, sí, y además en puestos de alta responsabilidad. Y son jóvenes, a fe. Andan entre la veintena larga y la treintena corta? ¿Silicon Valley? Suena mucho el nombre, aunque también es verdad que quizás algunos no sepan exactamente qué es ni dónde está. Pero la bueuense Miriam Pena nos da una pista: "Aquí es donde se está inventando el futuro". Miriam, seleccionada por la plataforma Women 2.0 como una de las doce mujeres ingenieras más influyentes del mundo en el presente año 2018, trabaja en la compañía de software publicitario Ad Roll y lo hace, claro, en Silicon Valley, el valle de la Bahía de San Francico (estado de California, Estados Unidos), en el que tienen sus sedes centrales la mayoría de las más grandes corporaciones de tecnología del mundo. Es, en fin, el epicentro líder para la innovación y desarrollo de alta tecnología del planeta.

Desde allí nos habla el coruñés Martín Gallego Ruiz, quien, a sus 34 años, ya ha vivido y trabajado en seis países diferentes. Ahora lo hace en la oficinas de Google, concretamente en Google Cloud, la división de este gigante de la comunicación en la nube: "El equipo en el que estoy -describe- se dedica a buscar y a crear soluciones que nos ayudan a mejorar nuestra productividad e inteligencia competitiva. Es un trabajo muy dinámico". Se trata de un puesto de alta responsabilidad al que no es fácil llegar: "Después de ser rechazado en varios procesos de selección -cuenta- vi una oportunidad en la web que me pareció que cumplía con mis cualificaciones. Una vez que envié mi solicitud, fui pasando el proceso de entrevistas hasta conseguir una oferta. Desde que empecé a intentarlo hasta que conseguí entrar pude tardar como un año. Es un proceso al que hay que dedicarle tiempo, esfuerzo e intentar hacer network para que te orienten sobre cómo preparar las entrevistas".

El salto a EE.UU

También pasó por Silicon Valley el lucense Anxo Prado, que recientemente ha sido fichado como director técnico de ingeniería y seguridad en jet.com, subsididaria de Walmart, la compañía más grande Estados Unidos. Tras de este logro, hay unas cuantas experiencias anteriores: "He trabajado en varias compañías -recuerda- incluyendo Motorola, Microsoft, Salesforce y, la de ahora, Walmart, dirigiendo sus equipos de seguridad de producto. Mi siguiente reto profesional, para el cual ya tengo varias ofertas consiste en liderar la ciberseguridad completa de una empresa. Es uno de los mayores desafíos en la actualidad". Prado, de 32 años, se trasladó a Estados Unidos a los 19 para estudiar su especialidad. Poco después de los veinte, ya había conseguido su primer trabajo importante, y así hasta hoy.

El herculino Javier Cambón Sanjurjo llegó a Estados Unidos en 2010, becado por la Fundación Barrié de la Maza. "Me matriculé en la Universidad de Stanford porque ofrece un ecosistema único para aprender sobre emprendimiento e industria TIC". En su cabeza ya estaba la puesta en marcha de su propio proyecto: "Montamos Linknovate un par de meses antes de que yo acabase el MBA". ¿Qué a qué nos dedicamos? Pues a ayudar a empresas de cualquier tamaño con la vigilancia tecnlógica. Por ejemplo, a entender qué verticales están creciendo más en una industria o a identificar un proveedor para una nueva tecnología". Linknovate tiene su sede en A Coruña "y está basada en Galicia", aclara su fundador, pero Javier continúa residiendo en San Francisco. Desde allí asesora a su empresa y, al tiempo, trabaja para HOVER, una compañía dedicada al área de 3D en la que desempeña el cargo de director de desarrollo del producto: "Creamos modelos en tres dimensiones de edificios a partir de fotos hechas con un teléfono. Ahora mismo, mi objetivo es ampliar nuestra gama de productos para ayudar a empresas de construcción a gestionar todos los aspectos de su negocio y ser más productivas".

De la ourensana Marta Fraga, habrá que comenzar por decir que tuvo una participación muy activa en la puesta en marcha de Amazon.es, así como en el aterrizaje del dispositivo Kindle en España. Coyunturalmente, no obstante, ha dejado Silicon Valley para trasladarse a Seattle, donde trabaja en las oficinas centrales de este otro gigante de las comunicaciones, en este caso como encargada de la logística en los centros de distribución para determinados productos que desarrolla directamente Amazon, entre ellos los libros electrónicos.

Formación en España

La mayoría de estos jóvenes gallegos no es sospechosa de haber programado sus vidas laborales con el ojo puesto en Silicon Valley. Simplemente, fueron muy conscientes, ya como estudiantes, de que les resultaría extremadamente complicado desarrollar en todas sus potencialidades sus carreras profesionales en España, y ya no digamos en Galicia. Sin embargo, todos conforman un producto "made in Spain", y es por ello por lo que no son precisamente críticos con la formación que recibieron en su día en nuestro país: "Desde el punto de vista académico -opina Cambón Sanjurjo-yo creo que España forma muy bien a los alumnos. Por ejemplo, la facultad de Informática de la Universidad de A Coruña es muy buena. Conozco a mucha gente del laboratorio de Information Retrieval que no tienen nada que envidiarles a los ingenieros de Silicon Valley". Gallego Ruiz, por su parte, estima que "la formación que se nos ha dado a nivel escolar y universitario en España es muy buena. De hecho, somos tan competitivos como cualquier otro profesional del mundo", en tanto que Anxo Prado, aunque entiende que su campo, el de la ciberseguridad, no ha sido especialmente tratado en España, "sí es cierto que cada día hay más programas. Yo mismo, de vez en cuando, contribuyo impartiendo conferencias en la Universidad de Comillas (Madrid)".

La propia Miriam Pena reconoce los méritos de la que fue su formación de base, donde empezó la carrera que la ha encumbrado: "En el instituto tuvimos un curso de programación y fue ahí donde descubrí que eso me gustaba mucho -declaraba a FARO en una reciente entrevista-. Ya en la facultad, en A Coruña, vimos muchos tipos de programación y decidí hacer mi proyecto fin de carrera en Erlang y encauzar así mi trayectoria profesional. Además, me pareció que había muchas posibilidades de crecer profesionalmente en este campo. Estuve en Egipto con Ericsson trabajando en un proyecto de Big Data, en Suecia desarrollando un software para una empresa automovilística norteamericana. Y después en Madrid, en Tuenti, llevando el servidor del chat durante dos años y de ahí ya me fuí a Estados Unidos".

Miriam cumple a rajatabla la tesis que también mantiene Martín Gallego: "Mi formación está basada en múltiples experiencias en puestos de operaciones (cadenas de producción, logística o gestión de aeropuertos). Además tengo una certificación como Lean Six Sigma Black Belt. Hay múltiples empresas y puestos en España donde se puede conseguir la misma experiencia. Pero me gustaría añadir que salir fuera y trabajar en otros países ayuda a quitarse muchos complejos".

Y es que el dilema se sucita a la hora de dar el salto profesional y en cuáles son las aspiraciones profesionales de cada quien. Ahí es donde estriba la diferencia, y las ventajas, de estar en Silicon Valley. Así lo revela Javier Cambón: "La gran diferencia la veo en la experiencia práctica. La ventaja de Silicon Valley es que estás rodeado de empresas y gente de las que puedes aprender muchas cosas que no es fácil enseñar en una clase. Por ejemplo, uno de mis compañeros en HOVER, que se ocupa deL área de 3D, era el antiguo director de RenderMan (el producto que usa Pixar para hacer sus películas). El conocimiento que tiene de la industria es espectacular, y en cada conversación con él aprendo algo".

Silicon Valley es, así pues, el marco adecuado para crecer, para progresar. Ya lo decía en la cita anterior Miriam ("Aquí es donde se inventa el futuro"), a lo que la de Bueu añade: "Yo voy andando al trabajo y me cruzo a los coches que se conducen solos, o con máquinas que reparten paquetes: de repente ves a un robot andando por la calle con una persona al lado que lo está monitorizando. Y a nivel de aplicaciones, aquí hay miles que no tenemos en Europa".

Anxo Prado, sin ir más lejos, ha encontrado en este valle de la Bahía de San Francisco su "sitio distinto" ideal: "Ahora mismo en la industria de ingeniería de software hay un surplus de al menos el doble de trabajos disponibles respecto al volumen de personal cualificado. Esta tormenta perfecta crea una serie de oportunidades de crecimiento profesional y personal que se encuentran en muy pocos lugares fuera de Silicon Valley. Es una cultura de trabajo exigente, pero que valora y reconoce el conocimiento especializado".

En la valoración de su propio trabajo también reside otra de las cuestiones fundamentales por las que estos jóvenes se consideran afortunados por estar, o haber pasado, por Silicon Valley, y en esta consideración entran unos parámetros que van más allá de unos salarios que en España no alcanzarían ni en sueños porque, como señala Prado, "las cuestiones económicas están simplemente en otra dimensión, en lo que se refiere a tecnología e ingeniería en particular. A nivel de desarrollo profesional, sobre todo en mi campo de ciberseguridad, hay bastantes oportunidades de crecer en base a mérito, resultados y capacidad individual. No estoy seguro de que una trayectoria profesional similar fuera posible en España. Requiere un ecosistema fuerte de startups, grandes empresas tecnológicas, capital de riesgo y conocimiento especializado".

"Yo me siento muy valorado en mi empresa -manifiesta Javier Cambón-, pero también me sentía muy valorado cuando trabajaba en BCG en Madrid. La diferencia entre California y España es cómo te valora el mercado. Yo cada semana recibo al menos un email de una empresa que quiere hablar conmigo sobre un puesto que quieren cubrir. En España, el mercado es más pasivo y no hay muchas oportunidades. Al final es cuestión de oferta y demanda. En esta zona el paro es del 2%, en España es ocho veces más. Aquí cualquier perfil técnico está muy demandado porque hay un montón de empresas tecnológicas que necesitan gente. No sólo las grandes tipo Facebook, Google, o Apple, sino también miles de medianas empresas. En España poco a poco empiezan a aparecer más y más empresas tecnológicas, pero el número es todavía bajo".

"Más que valorado -destaca Martín Gallego-, lo que sí que sientes aquí es que hay más posibilidades de crecer. Después de graduarme en 2008 trabajé dos años en España y decidí salir a trabajar fuera porque veía más fácil tener una progresión. Desde 2010 he tenido siete trabajos diferentes con cambios contínuos de sector y responsabilidad. Esto me parece más complicado en España, no veo tanta movilidad".

Martín Gallego también incide en una cuestión que no debería pasar desaparcibida, la del cambio de la mentalidad laboral, una asignatura pendiente en España y que, en países como Estados Unidos, hace ya tiempo que se tiene muy clara: "Aquí tienes muchísima flexibilidad para acomodar tus necesidades personales a tu trabajo. Por ejemplo, este verano trabajé tres semanas en remoto desde España. Obviamente esta flexibilidad requiere compromiso de ambas partes, por lo que algunos días me tocó trabajar en horario de California (de 3 de la tarde a 12 de la noche hora española). Por otro lado, aquí se te evalúa basado en los tangibles que sacas adelante: el proyecto que hiciste, el impacto supuso para la empresa..."

Pese a las bondades de vivir en Silicon Valley, volver a Galicia, y trabajar aquí en sus respectivas especialidades, es una posibilidad que no descarta ninguno de estos jóvenes, aunque con matices. Para Javier Cambón, "a corto plazo me gustaría seguir en los Estados Unidos, pero a medio plazo me encantaría volver a España, al menos durante unos años. O encontrar la forma de poder moverme entre los dos países con más frecuencia", en tanto que para Anxo Prado "regresar es un hipotético que califico dentro de la categoría de lo posible si bien improbable".

Valle de oportunidades

Por su parte, Miriam Pena lo entiende a su manera: "La gente en Silicon Valley no tiene miedo a fracasar. Si tienes una idea, luchas por ella y la ejecutas y, aunque no funcione, se te va a valorar por ello porque has aprendido mucho y con tu siguiente idea lo harás mejor. En España sería un fracaso y se te condenaría un poco más por ello. Por lo demás, en España tenemos talento y tenemos la educación necesaria. Si se animara a la gente a creer en sí misma creo que hay potencial para crear un Silicon Valley en Galicia".

Por lo que a Martín Gallego Ruiz respecta, a su pequeño pero confesable atisbo de morriña, añade que está casado con una norteamericana, a la que "le encanta Galicia. Valora mucho el poder ir andando a casi todos los sitios, la comida, la cultura y cómo es la gente. Habrá quien piense que son cosas obvias pero te puedo decir que no lo son tanto cuando vives en otros sitios y aprendes a apreciarlas. Después de haber vivido en seis países diferentes sigo pensando que hay muy pocos sitios para vivir tan bien como en Galicia. Así que sí, volveríamos encantados".

Claro que, mientras tanto, si algún joven gallego desea probar en el Valley, tiene las puertas abiertas.Lo propone Javier Cambón: "Si a algún ingeniero informático que esté leyendo FARO le interesa venir a Silicon Valley, estaré encantado de ayudar en lo que pueda (me pueden contactar e Linkedin). Y para los que quieran seguir en Galicia, estamos contratando ingenieros en A Coruña".

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