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José Luis Pereiro Alonso

"Fueron duros pero felices mis 15 años en la planificación del complejo urbanismo de Vigo"

"Cuando yo llegué al Ayuntamiento de Vigo no había incompatiblidades con el ejercicio de la profesión y el planeamiento anterior no era accesible ni transparente"

Con su madre y hermanos en 1990

Nació en el corazón del Vigo histórico, frente al antiguo Ayuntamiento, del que sería su arquitecto municipal con el alcalde Antonio Ramilo 27 años después, en momentos claves del desarrollismo urbano y recién estrenado el nuevo Plan General de Ordenación Urbana. Hijo de médico, bisnieto del notable arquitecto municipal santiagués Manuel Pereiro Caeiro, como tal estrenó y acomodó el nuevo Ayuntamiento vigués y le tocó poner en marcha los numerosos planes parciales que hacían nacer una ciudad nueva al calor del PGOUM, como delimitar los terrenos que ocuparía la flamante ciudad universitaria en los montes de Lagoas-Marcosende. Quince años estuvo en tan decisivo puesto estrenando incompatibilidades antes inexistentes. Subdirector General de Urbanismo de la Xunta de Galicia después y concejal de Urbanismo en Santiago, como arquitecto libre desde 1992 obtuvo importantes premios como el Europa Nostra en 1994 o el Irmáns Gómez Román en Vigo, y firmó incontables proyectos desde sus despachos de Santiago y Vigo, entre ellos no pocos hoteles, centros comerciales, residencias de la tercera edad... Casado primero con Amalia López y después con Carmen Cendón, tuvo 5 hijos: Simón, que le acompaña en su labor profesional, Amalia, José, Borja y Carlota. Doctor en Arquitectura con sobresaliente por Madrid, su libro Desarrollo y deterioro urbano de la ciudad de Vigo es un estudio histórico de consulta indiscutible. Igualmente, su colaboración en el macroestudio Vigo en su historia en el capítulo de Urbanismo vigués contemporáneo.

"Nací el cuarto de cinco hemanos y como buen vigués en el corazón del barrio histórico de Vigo, en la misma Plaza de la Constitución, donde no solo vivían mis padres sino que en la misma planta tenía mi progenitor el Laboratorio de Análisis Clínicos. Era médico, de familia santiaguesa, y mi madre maestra de estudios y viguesa. Un tío mío por parte paterna, farmacéutico, había instalado una botica en la calle Real 16 de Vigo y al poco tiempo se contagió de tifus de un análisis de un enfermo, murió y a mi padre le tocó el cierre de la farmacia, por lo que tuvo que pasar largas estancias en Vigo, donde conoció a mi madre y pronto se casaron un día de Reyes. Mis abuelos maternos, Cristina y J esús, vivieron primero en un edificio con frente a la Plaza de Compostela, esquina Reconquista, que expropió la Administración Central para Correos y hubieron de trasladarse provisionalmente a un piso en alquiler en Urzáiz. Más tarde construyeron un chalet en la Plaza de España, con proyecto de Antonio Cominges, en una parcela que hacía esquina entre Gran Vía y Pizarro, del cual guardo gran recuerdo de mi juventud pues en las Navidades era el centro de encuentro familiar. Nos trasladábamos allí desde la Nochebuena a la fiesta de Reyes, llegando a coincidir a veces en una cena más de 50 personas".

"También hacía frecuentes viajes a Santiago porque allí vivían mis abuelos paternos, mi abuela Petronila con su hija Maruja, de profesión soltera, y allí íbamos a visitarlas.Mi abuelo paterno, Román, tenía instalada su farmacia, llamada "Moderna", en el bajo de la casa sita en Rúa Nueva 53, donde existía una amena rebotica de ilustres santiagueses de la época. Falleció antes de que yo naciera y no tuve el gusto de conocerle pero no olvido la figura de mi abuela Petronila, siempre de negro. Recuerdo esa casa santiaguesa envuelta en un misterio casi eclesial, con una amplia sala de visitas en la primera planta, muy frecuentada, en la que mi padre tocaba el piano a los contertulios. En la planta segunda estaba la cocina y comedor y en el pasillo de acceso estaba siempre colgada en la pared una llave del cementerio del Rosario en Bonaval donde descansaban los antepasados familiares. Esta casa, según noticias, la había construido mi bisabuelo Manuel Pereiro Caeiro para su hijo Román y su mujer Petronila, sobrina del cardenal García Cuesta, el cual dirgió la iglesia compostelana durante 20 años a mediados del siglo XIX. Este bisabuelo fue un personaje importante de la sociedad santiaguesa del XIX, siendo el único antepasado de la familia que ejerció la profesión de arquitectura,hasta mi llegada de la Escuela de Madrid. Trabajó unos años en Madrid con el Marqués de Salamanca, después en la Compañía de Ferrocarriles en varias ciudades hasta que decidió trasladarse a su ciudad natal en la década de 1870, donde realizó innumerables y magníficas obras, con un sello especial, en el casco histórico de Santiago, siendo nombrado arquitecto municipal en los últimos años del siglo XIX".

"Mis padres me enviaron a estudiar al colegio de la Enseñanza, Compañía de María, donde estaban mis hermanas mayores, María del Carmen, Margarita y la pequeña Cristina, donde estuve hasta la Primera Comunión, a los 7-8 años. Para el Bachillerato eligieron con gran acierto al Apóstol Santiago de Vigo, el de los Jesuitas, donde empecé desde los primeros cursos anteriores al Bachillerato. Aquí estuve muchos años y guardo un recuerdo magnífico del colegio y los compañeros. Empecé a practicar el hockey sobre patines, desde que el hermano Merino, en Ingreso, me seleccionó para portero, siguiendo los consejos de mi hermano mayor, "Mancho". El equipo que fundamos años después, dirigido por Miguel Vila, con Higinio Vázquez, Valcárcel, Santodomingo, Javier M. Casares, de Haz, Massó y otros que no recuerdo, llegamos a ser campeones juveniles de Galicia. Poco a poco, en los últimos años de Bachillerato me fui inclinando por la carrera de Arquitectura, cuyo ingresio también había intendo mi padre en la Escuela de Madrid, lo que se frustró por una enfermedad que le hizo volver a Santiago para estudiar Medicina como la mayoría de sus hermanos".

"Arquitectura en Madrid. Al llegar a Madrid busqué un residencia universitaria próxima a la Escuela de Arquitectura y la hallé en la Claret, en el barrio de Arguelles. Allí encontré antiguos amigos, con los que fui formando pandilla: Gonzalo Pérez, Daniel Lorenzo, José Jaime Vázquez, Jaime Lombardero? Salíamos con frecuencia a última hora de la tarde a "refrescarnos" por el barrio de Arguelles y en una de estas salidas conocí a una chica morena, jovencita y cordobesa que se llamaba Amalia, que estudiaba Farmacia y vivía en la residencia Cristo Rey, cerca de la mía. Con ella acabaría casándone años después, al acabar la carrera, un caluroso día de agosto cordobés. Tuve la suerte de contar con buenos y conocidos profesores de proyectos; Alejandro de la Sota, certero y directo, de gran ayuda para empezar la carrera. En segundo curso, a Rafael Moneo, de gran cultura y formación; en tercer curso, a Ruiz Cabrero, entonces en su mejor momento profesional. Fue una suerte coincidir con este trío de ases arquitectónicos en esa escuela en la que descubrí, a partir del segundo año, la asignatura de Urbanismo, entonces una gran novedad, de la mano del catedrático Emilio Larrodera que, más tarde, a mitad de los 70, fue director de la tesis doctoral que hice, sobre "El desarrollo urbano de Vigo, de la ciudad amurallada al Plan Palacios", base de un libro que editaría el Colegio de Arquitectos de Galicia en 1981, titulado "Desarrollo y deterioro urbano de la ciudad de Vigo", una historia urbanística de la ciudad, que estudia como fue creciendo y como al mismo tiempo se fue deteriorando el magnífico paisaje donde está emplazada. La carrera discurrió entre 1964 y 1971 y el examen fin de carrera lo defendimos en julio 25 candidatos, que fuimos los que quedamos de unos 250 o 300. Lo pasé con éxito y lo primero que hice fue poner un telegrama a mis padres dándoles la buena nueva: ¡era arquitecto! Me casé un mes después e hicimos el viaje de novios en coche por Italia, volviendo a Vigo en septiembre para iniciar una nueva vida".

"El nuevo Plan General de Ordenación Municipal de Vigo esperado durante tantos años, había sido aprobado en el año 1970 por la Dirección General de Urbanismo después de innumerables problemas y conflictos en su gestación y tramitación. El Ayuntamiento buscaba entonces cubrir una plaza de arquitecto municipal para impulsar este nuevo campo urbanístico. Entonces pide consejo al Colegio de Arquitectos, que había tenido mucha presencia en la tramitación del nuevo Plan, y éste sugiere la conveniencia de exigir incompatibilidad para el ejercicio profesional en el término municipal para ese puesto de trabajo, lo cual parecía lógico pues hasta entonces el arquitecto municipal podía ejercer libremente su profesión en el propio municipio. Estábamos en plena etapa desarrollista, con mucho trabajo profesional y por ello ningún arquitecto de la delegación de Vigo tuvo interés en el puesto, pero en ese momento llegaba a Vigo un loco como yo, recién casado y con ganas de trabajar, por lo cual presenté mi candidatura y me adjudicaron la plaza con el visto bueno del Director General de Urbanismo, siendo alcalde Antonio Ramilo. Una de las cosas que me sorprendió fue que los planes de ordenación anteriores al Plan General y alineaciones no eran documentos públicos accesibles sino que estaban guardados con llave por algún funcionario, cuando debían de ser transparentes y accesibles. Por ello poco a poco fui tratando de anular las llaves y hacer públicas las determinaciones del Plan de Ordenación y se fue consiguiendo después de cierto tiempo. Uno de mis primeros trabajos fue poner en marcha el concurso de adjudicación de los numerosos planes parciales para el desarrollo del Plan General . En 1972 inauguramos el nuevo edificio municipal, que se construyó en la posición señalada en el plan de ordenación de Palacios de 1935, que fue tomando forma y del que yo formé parte de la dirección facultativa junto a otros compañeros que habían redactado el proyecto. Quique Acuña sería otro arquitecto contratado después, para cubrir la emergencia de mi ausencia por la milicia universitaria, y sería hasta que acabaron mis vivencias municipales mi compañero del alma, siempre amigo".

"El porqué la Universidad en el monte. Siendo alcalde Joaquín García Picher, me encargó un trabajo muy urgente: la ubicación en nuestro término municipal de la nueva ciudad universitaria de Vigo. Para ello me entregó una caja llena de planos y documentación de la totalidad de las propiedades del Ayuntamiento dentro del término municipal, la mayor parte montes en mancomún o "de libre disposición" dispuestos alrededor del Valle de Fragoso de Este a Oeste. Me dio una semana de plazo para tomar esa importante decisión, teniendo que valorar la posición y proximidad a la ciudad, la escala suficiente para el uso proyectado y superficie para futuras ampliaciones y la topografía adecuada para los usos previstos de las instalaciones universitarias. Me pidió que me encerrara aislado en un despacho y me reiteró que en el plazo de una semana tenía que entregar la respuesta. Así lo hice apremiado por el escaso tiempo para realizar un estudio más profundo, resultando que los terrenos que mejor se ajustaban a los parámetros señalados eran los situados en los montes de Marcosende-Lagoas, donde después se realizó un Plan Parcial, iniciándose de inmediato el Colegio Universitario, promovido por la Caja de Ahorros de Vigo. Sin más comentarios: así se escribe la historia".

"Quince años de dura pero gratificante labor en ese Ayuntamiento, en los que digo con orgullo y sin recato que fui fiel a mis principios éticos y a mi incompatibilidad profesional. El nuevo reto de mi carrera fue la subdireccón general de Urbanismo de la Xunta, que amplió mi conocimiento urbanística de la Galicia toda, fijando mi domicilio en Santiago. En esa etapa conocí a Carmen Cendón, con la que me casé y tuve dos nuevos hijos. Llegó el momento en que deseas más libertad, abrir ventanas porque la Administración puede llegar a quemarte, y desde los años 80 viví hasta 2006 los mejores años de mi profesión libre, que continúa en activo. Además de obras como la rehabilitación de la antigua fábrica de curtidos en Santiago, Premio Europa Nostra 1994, o la realizada en bodegas Calem en Oporto premiada en 2006 en EE UU como la mejor realización arquitectónica en enoturismo o la reciente del hotel Riazor de A Coruña, ambas realizadas con mi hijo Simón. He gozado mucho con la adaptación de inmuebles del casco histórico compostelano siguiendo la senda de mi bisabuelo".

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