En Galicia, Pau Barroso ha fotografiado a los cinco toros de Osborne que permanecen en pie, los que se encuentran en Ponte Sampaio (Pontevedra), A Cañiza, Xinzo de Limia, Betanzos y Becerreá. "El que más trabajo me dio para acceder a él fue el que está Becerreá, pues se encuentra en un montículo y rodeado de maleza; tuve que ir un par de veces para buscar el mejor ángulo", comenta el fotógrafo. Y en Ponte Sampaio le atacó un enjambre de avispas, a las que tiene verdadero pánico, y llegó a pensar que no salía de allí vivo. Para fotografiar los "toros gallegos", Pau Barroso estuvo tres o cuatro veces distintas en Galicia. "Recuerdo que un sábado recorrí toda Galicia en coche, un auténtico palizón. Y otras veces volvía a Galicia para ver si podía mejorar la fotografía, porque cada foto del libro tenía que ser diferente", apunta el autor de "Toro de Osborne, 60 años" junto con Jaime Nuño, autor de los textos. Entre las anécdotas de su paso por Galicia, señala Pau Barroso que en una de las casas próximas a la valla de Ponte Sampaio encontró a un hombre que tenía la misma edad que el toro allí instalado, "por lo que conocía la imagen desde que había nacido".
Al preguntarle por la presencia de estos toros en un lugar tan poco taurino como Galicia, Pau Barroso aclara que él no es "nada taurino" y su trabajo es fotoperiodístico. "Lo que intento es desvincular la imagen del toro de Osborne de la tauromaquia. No es un toro de lidia, es un icono publicitario. De hecho he declinado invitaciones que me han hecho clubes taurinos para presentar allí el libro", explica el fotógrafo. Tal es la fuerza visual de este icono, que recientemente han instalado un toro en Japón, que se une a los ya existentes en otros países, pues hay uno en Copenhage y otros tres en México.
