Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Son jóvenes, guapos y quieren liderar una segunda Transición

Nacidos entre 1972 y 1985, los nuevos líderes políticos hablan inglés, pescan votos en las redes sociales, se manejan bien en los platós y miman la imagen

Pedro Sánchez en La Moncloa y Pablo Casado en Génova. Gobierno y oposición cambian de cara y rejuvenecen la cumbre política. A los nuevos aires se suman Albert Rivera (Ciudadanos), Pablo Iglesias (Podemos) y Alberto Garzón (IU). Etiquetados como guapos -o atractivos cuando menos-, pertenecen a una generación X que llegó tras el "baby boom" y vivió un mundo de consumismo voraz en los años 80, asistió a la llegada de Internet, fueron testigos del fin de la Guerra Fría y de la llegada del socialismo al poder. Salvo Sánchez, (1972), nacieron y crecieron en democracia. Tienen rasgos propios de "influencers" por su cultivo de las redes sociales y sus parejas son mujeres independientes y discretas en su perfil público, a excepción, escaño obliga, de la portavoz de Podemos en el Congreso, Irene Montero. Además, y es insólito en España, hablan inglés con mayor o menor soltura. Y les espera el gran desafío de pilotar lo que los expertos llaman una segunda Transición.

Cabe preguntarse si estos nuevos políticos pueden compararse con aquellos que, tras la Transición, dieron un vuelco también a las alturas políticas, con Felipe González a la cabeza y con chaqueta de pana. El politólogo Pablo Simón matiza: "Cada generación política tiene diferentes momentos vitales, lenguajes y prioridades. Los líderes actuales han nacido todos en democracia, con nuevos mecanismos de comunicación... Pensemos que lo anómalo era un presidente del gobierno tan mayor como Rajoy. Ahora mismo nuestros representantes están más ajustados con los que históricamente tenían carreras previas a llegar a la Moncloa. No se puede comparar entre líderes tan distintos en el tiempo. Son experiencias diferentes, no es lo mismo consolidar una democracia que hacer frente a los retos presentes. Hemos vivido un tiempo de aceleración de la política, desde 2014 casi una segunda transición, y eso ha quemado a muchos líderes y hecho aflorar a otros. Hoy el mundo es más complejo que hace treinta años. No es que los líderes solo hagan marketing y no hablen de ideas, es que es más difícil cambiar España hoy que cuando todo estaba por hacer".

¿Aparte de la edad en el DNI aportan ideas frescas o nuevas respecto a los Rajoy, Aznar, Anguita o González? El periodista Julio Somoano piensa que "aportan la actualización de las ideas de sus partidos en un país que cambia a gran velocidad. Sin entender las claves de los nuevos tiempos, donde la comunicación forma parte de la gestión, es ya hoy imposible hacer política".

El escritor Rafael Reig es más tajante con la edad: "Hay tontos de todas las edades, no es una circunstancia importante. Como todo el mundo sabe, la juventud se pasa con el tiempo, y no es agravante ni atenuante". Somoano no ve comparación posible entre Sánchez y Felipe: "De momento, no. Su llegada a la presidencia del Gobierno ha sido muy diferente y hoy los logros de Felipe, estadista con prestigio mundial, los reconocen incluso sus opositores. Aun así, es injusto comparar esas dos figuras cuando una ya ha terminado una larga carrera y el otro acaba de entrar en La Moncloa". Reig ve obvio que Sánchez no ha llegado al poder por una mayoría absoluta de votos: "En la ilusión que ha provocado el desalojo de una derecha patosa, carroñera, corrupta, soberbia, despiadada y meapilas sí se les puede comparar". Y el politólogo Daniel Guerra apunta que los nuevos líderes "aportan menos ideas. Y la mayoría de ellas han de ser más concretas y referidas a nuevos fenómenos sociales que no se presentaban hace veinte o treinta años. El político de hoy tiene que tener respuestas para cuestiones más específicas que afectan a la población o a diversos colectivos, y debe tirar menos de catecismos ideológicos que cada vez son más inútiles. Este es uno de los patrones del nuevo político". Sobre la similitud entre Sánchez y González, no duda: "Sánchez va a hacer lo que pueda, pero no va a tener la relevancia de Felipe González ni con doscientos programas de Calleja".

Desalojado Rajoy, se presume una guerra entre el nuevo líder del PP, Pablo Casado, y el dirigente de Ciudadanos Albert Rivera. Veremos, según Julio Somoano, "una lucha a muerte por el mismo espacio político con un asunto central en la agenda: Cataluña. Rivera y Casado lo saben. Y también saben que el día después de las elecciones el ganador deberá contar con su rival para gobernar". Guerra comparte esta opinión pues la pugna se vería favorecida por dos hechos: "Porque el acceso del PSOE al Gobierno les ha puesto a los dos en el mismo sitio, la oposición, en la que deben competir; y también porque con la elección de Pablo Casado al frente del PP ambos partidos tienen dos dirigentes parecidos: jóvenes y tecnócratas". Reig lo ve claro: el espacio político de ambos es "el reino del preste Juan o la Atlántida, que ya invocaba Fraga cuando hablaba de la 'mayoría natural' que por cierto jamás le votó. Siempre he creído que la mayoría es de izquierdas, mucho más tras varios años de abusos de la derecha. Por lo demás, esos dos políticos parecen Hernández y Fernández, los de Tintín. Aún diría más: son Hernández y Fernández, pero no sé cuál es cuál". No está de acuerdo Reig en que ahora mande más la imagen que antaño: "Me temo que la imagen siempre ha sido importante en la política, y ni siquiera creo que sea algo malo, sino inevitable. El atractivo pesa en todas las decisiones que tomamos con respecto a los demás, desde la elección de amigos hasta el voto". En ese sentido, cabe reflexionar sobre la famosa foto de Sánchez en un avión, que, según Somoano, "refleja un error del que las hizo públicas. La estrategia de imagen para hacer presidenciable a un político recién llegado a La Moncloa debe tener en cuenta el factor tiempo, la dosificación de los impactos, para no provocar el efecto contrario". También la imagen de Casado con Aznar tiene su miga: "Esa escena demuestra la vuelta de Aznar a Génova. Es decir, el intento por parte de algunos de enderezar el rumbo de un partido que consideran que lo estaba perdiendo, sobre todo ante el ascenso de Ciudadanos y, en menos medida, de Vox", apunta Guerra. Iglesias aportó las ideas más rompedoras, heredero de los movimientos callejeros y dominador del plató televisivo: "Quería dirigir una revolución y ahora solo dirige un precario equilibrio orgánico que ocupa un espacio dentro de la izquierda. Seguirá, pero con una marcha más lenta", vacitina.

Nuevos tiempos pero viejos estilos. La diseñadora de vestuario Sonia Grande advierte que "vivimos en un país que se aterroriza con la moda, el hombre español históricamente ha rehusado y denostado engalanarse , expresar su creatividad, divertirse, disfrazarse o exhibirse, probar o equivocarse... y digo yo qué más da equivocarse , si al fin y al cabo no se daña a nadie y este es un juego donde la creatividad y un puntito de hedonismo te ayudan a expresarte. El varón intrépido y el atrevido o el diferente suele ser vituperado, criticado e incluso ridiculizado. De modo que a la testosterona española le ha resultado más llevadero uniformarse que significarse y este es un problema generalizado que comparten tanto la izquierda como la derecha de este nuestro querido país".

Compartir el artículo

stats