Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

De la noble tarea de limpiar culos y regar tomates en bikini

En medio del dolor, hay figuras que adquieren carácter providencial

Unidad de cuidados paliativos, domingo tarde en un hospital de Galicia. Un calor terrible, en el exterior 28º, toda Galicia en la playa? mi hijo me escribe su experiencia. "Fuimos a visitar a un familiar lejano en una difícil situación, algo que a nadie le entusiasma especialmente porque hay una situación de no retorno y todos sabemos lo complicado que es entrar en una unidad de cuidados paliativos, oncología... el golpe de madurez y de entereza que tienes que tener en este tipo de unidades cuando visitas a alguien muy enfermo. Después de una hora de tensa conversación se hizo el silencio, nadie sabía qué decir, cómo encarar la difícil situación; su agilidad mental me sorprendió pero sus ojos desvelaban que la enferma era conocedora de su futuro. Los temas se terminaban y de repente ella entró en escena. Llegó a la antesala de la muerte con naturalidad, con desparpajo, incluso con gracia y salero, podría decir que con sorna gallega, muy de la costa. A pesar del calor y la tensión familiar previa, a los 10 minutos de su entrada todos terminamos riéndonos con la enfermera T. García. Nos contaba que nadie le regaló nada, que es joven pero siempre compaginó estudios con trabajo, tanto dentro como fuera de casa. La anécdota más divertida fue cuando explicaba que, a pesar de su juventud, daba mucho que hablar en el pueblo porque cuando hace calor y su madre le manda ir a regar los tomates de la huertas, se pone un bikini minúsculo y una elegante pamela porque ella tiene las cosas claras: nadie le ha regalado nada y trabajo es trabajo, pero con glamour eso sí. "¡Ay como se enteren en el Faro y un día lo saquen!", decía riendo.

En el camino de vuelta -me sigue contando- recordé la reciente publicación de Facebook "Orgullosa de limpiar culos", el texto de una enfermera que se volvió viral: " Hoy volví a escuchar -decía- eso de 'trabajar aunque sea limpiando culos¡ y no es la primera ni la octava vez que lo escucho. Y siento la necesidad de reivindicar mi trabajo y gritar al mundo lo orgullosa que estoy de él. Sí, señores y señoras, orgullosa de limpiar culos, cortar uñas, lavar cabezas, vestir, duchar, alimentar y cuidar personas, sí, personas en mayúsculas que no pueden hacerlo por sí solas. Pero vamos a resumirlo en limpiar culos". Lo leí y pensé en todas esas enfermeras y enfermeros, todos esos profesionales de la sanidad que hacen un trabajo increíble, poco reconocido y poco valorado, la mayoría de las veces en una situación de precariedad laboral terrible y en una situación muy complicada. Por este motivo creo que mi nueva y admirada amiga del bikini debe ser reconocida, es una milennial que hace una gran labor, con esfuerzo y entrega total, que decidió un domingo por la tarde cuando la mayoría de sus amigas estaban en la playa, compartir su tiempo, su dedicación y su cariño con una entrañable señora enferma del maldito cáncer, pasando un rato con su familia, animando y levantando el espíritu de todos los presentes en aquella calurosa sala.

Los gallegos le tenemos un gran respeto a la muerte y mucho miedo al más allá, y estos profesionales de la medicina tienen que lidiar con ella todos los días. Yo pensaba: tiene que ser durísimo, ver todos los días a estos pacientes que ya saben que están en el final de sus días, con nulas esperanzas y que el tiempo juega en su contra; tiene que ser gente de una pasta especial, expertos en optimismo, peritos en evitar frustraciones, valorizadores de la vida, gestores de emociones muy intensas que consiguen humildemente entrar en tu vida y dejar una gran sensación. Toda la familia salió cabizbaja, dolida y triste, siempre es complicado decir un hasta luego cuando sabes que es una adiós definitivo pero nadie dudaba que nuestra querida anciana estaba bien atendida, todos estamos seguros de que tiene gente alegre que la cuida, que se preocupa por ella, que no le falta de nada en estos últimos días de su vida? Me saco el sombrero y alzo mi copa para brindar por todos ellos y ellas, por su trabajo, por su profesionalidad y por su dedicación.

Y había carteles en el hospital contra la violencia que muchos de estos profesionales sufren en el ejercicio de su trabajo ¿Cómo es posible que haya imbéciles que no respeten a esos salvavidas? Hoy en día tenemos que sufrir mucha falta de ética y de profesionalidad en nuestra sociedad, todos los días desayunamos con corruptos que no pisan la cárcel, príncipes sentenciados, políticos que roban cremas y ministros efímeros? Nos falta fe en la justicia y menos mal que entre la bruma aparecen estas personas que hacen bien su trabajo y te hacen ilusionarte de nuevo. Cuan impagable es esta labor. Por todo ello , pater meus, escribo con todo el cariño y respeto a todos esos profesionales de la sanidad que limpiando culos o regando tomates en bikini cuidan de todos los nuestros y cuidarán de nosotros si el azar se cruza en nuestro destino".

Compartir el artículo

stats