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Un mal año para los conductores españoles

Un mal año para los conductores españoles

Los conductores españoles estamos viviendo un dos mil dieciocho cargado de sobresaltos y que será muy difícil de olvidar durante mucho tiempo.

Comenzamos el año con una nueva Inspección Técnica de Vehículos, ITV que, para ser sinceros, asustó a todos, sobre todo a aquellos que son propietarios de un vehículo avanzado en años. Al final, no fue tan fiero el león como lo pintaban, aunque sí que es cierto que los que tienen el coche "manipulado" van a tener michos problemas ya que parafraseando a aquel anunció del limpiador, "el ordenador no engaña".

Ahora le toca el turno al WLTP, o lo que es lo mismo, una mueva fórmula de calcular los consumos y las emisiones de CO2 de los vehículos. Creo que nadie fue capaz de marcar los consumos homologados que los fabricantes indicaban en sus folletos comerciales. Era como un imposible, y cuando le veías siempre le calculabas un par de litros más para, por lo menos, acercarte.

El muevo sistema para calcular las emisiones y consumos va a ser mucho más real. Las diferencias que se publiciten y lo que nosotros logremos en nuestro vehículo se van a acercar mucho más, y eso es bueno. Pero lo que no es tan bueno es lo que va a provocar esa medida. En el anterior sistema de cálculo, todos los fabricantes ajustaban al máximo para que sus emisiones no sobrepasaran los límites que implicaban un salto impositivo. Ahora lo van a tener mucho más complicado, por lo que van a ser muchos los modelos que van a dar el salto impositivo y, por lo tanto encarecer el precio del vehículo, por lo que si tiene en mente comprar coche, mejor que lo haga lo antes posible.

Por si no fueran pocas cosas, ahora llega la medida del gobierno de encarecer el precio del diésel para ponerlo al mismo precio que la gasolina. En Galicia, esta subida será mucho mayor, puesto que usando el nombre "céntimo sanitario", el gobierno autonómico carga el litro de combustible en 4,8 céntimos, con lo que la subida para los gallegos puede llegar casi a los veinte céntimos. Y todo ello sin que se hayan desarrollado las infraestructuras necesarias para que las alternativas sean realmente eficientes.

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