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Memorias - Pepe Chiné

"En Hamburgo actuamos al tiempo que las orquestas de Lecuona, Miller y Ellington"

"Desde 1961, en que conocimos a unos Beatles aún precarios, tocamos décadas entre Alemania, Suiza, Japón o Dinamarca, junto a otros como Os Tamara"

En 1968, Suiza, su primer disco dedicado a San Bartolomeu de Moaña

Un tipo que nace en una aldea de Moaña y que años más tarde comparte una pensión con los Beatles en Amsterdam cuando no los conocía ni Dios pero ya apuntaban, o que canta en Copenhague " Caminito" a petición del rey Federico IX de Dinamarca, no es un tipo normal. La vida de Pepe Chiné es la de un músico que vive una infancia de feliz recuerdo familiar pero en la que no tiene tiempo ni para jugar al trompo porque se le va de las manos entre el trabajo de reparto con un caballo, el colegio y los estudios de música; una niñez en la que aprende solfeo en el Conservatorio Elemental de Vigo cruzando la ría día si día no, que empieza con el violín pero al poco despunta con sus habilidades como trompetista; una adolescencia en la que ya toca en la entonces conocida Orquesta Radio de Vigo y en la que, aún no cumplida la mayoría de edad legal, manipula su pasaporte para salir del país con Los Magos de España. Con ese grupo vive los años musicales más esplendorosos de Hamburgo, tocando en bares vecinos a otros en que actuaban las orquestas de Duke Ellington, Glenn Miller, Ernesto Lecuona, Herbie Hancock? Su vida transcurre en escenarios de Alemania, Holanda, Suiza, Dinamarca, Japón... en formato orquestal, dúo o trío hasta que vuelve a España en los años 90, pasa por Torremolinos y Marbella y se retira cuando llega este siglo tras vover a su Galicia soñada y militar en las orquesta Passadena y Bámbola. En esos años de voluntario exilio musical se casa y tiene tres hijos para cada uno de los cuales su mujer viene a dar a luz a Vigo, siempre en su memoria la tierra de origen.

"Nací en Meira-Moaña en 1944. A la edad de dos años mis padres, Eugenio González y María Gayo, que tuvieron cuatro hijos, se hicieron cargo de una panadería que tenía mi abuela, Chiné de nombre, en el barrio de Berducedo, que cuando llegamos no tenía ni luz, ni carretera, ni agua corriente. Yo no tuve niñez, nunca jugué con un aro o un trompo. Fui mayor desde los 6 o 7 años en que ya hacía yo repartos con un caballo, con el que acarreábamos también de 500 a 600 litros diarios de agua para la casa de una fuente a medio kilómetro. Me levantaba a las 7 de la mañana, hacía el reparto, y después caminaba unos dos kilómetros al colegio en Abelendo, con frío o calor, lluvia? . Yo no tenía miedo cuando de noche volvía de ensayar en la banda de música y pasaba ante el cementerio ni a la Santa Compaña cuando la gente creía en ella. En mi casa no sobraba dinero pero no pasábamos hambre, que para algo teníamos panadería, un bar y una tienda en la que, si el oscuro no era bueno, que así llamábamos a la pesca de sardina, teníamos que fiar a la gente. Mis padres se levantaban a las 2 de la madrugada, a veces casi sin pasar por la cama ya que atendían el bar pero mientras faenaban en la panadería siempre se les oía cantar, a veces a dúo. Él fue un músico frustrado".

"Empecé con el violín y toqué de segundo violín en la Orquesta de Cámara de Vigo con 15 años, pero lo mío era la trompeta. Tres veces a la semana venía a clases al Conservatorio Elemental de Música de Vigo. A mí me enseñó a tocar la trompeta Ricardo Costas, solista de la desaparecida Banda Municipal de Vigo. A los 12 años empecé en la orquesta moañesa Capellanes, al poco algunos formamos la Mambo y a los 14 años el director de la Orquesta Radio de Vigo, Moreira, vino a hablar con mi padre para que entrara en la suya, en donde estuve hasta los 16. Era una orquesta exitosa no solo en Galicia sino en Portugal. Iba y venía en el barco a Moaña y, si lo perdía, me dejaban entrar en La Lechería, ese bar de la calle Real que abría toda la noche aunque había que llamar para entrar, y allí la dueña me dejaba estar hasta el primer barco de la mañana, a las seis y media. Si había alguna redada de la policía me metía bajo una mesa camilla porque, claro, tenía 14 o 15 años".

"El azar quiso que mi primo Suárez, músico que actuaba con Los Celtas en Alemania, volviera a Galicia decidido a montar su propio grupo, y pensó en mí. Debutamos en El Flamingo vigués, antes llamado La Marquesina, como Magos de España, en 1960. Hacíamos tres sesiones por semana y la calle del Príncipe se colapsaba. Recorrimos todas las sociedades de Vigo y, por supuesto, actuamos en la terraza del Universal, con el añadido de que mi primo había conseguido en Alemania últimas tecnologías que aquel año nadie tenía por nuestras latitudes. Éramos Suárez, Antonio Miguélez, Cándido Juncal, Manuel Deus y yo. Nos fue tan bien desde el principio que nos llevaron a la televisión portuguesa. Hasta que un día, a finales de 1961, pusimos con osadía rumbo a Europa montados en un Lincoln de mi primo, tras falsificar en un documento mi edad, ya que era aún menor. Hicimos toda la costa, llegamos a París y, tras hacernos una prueba, nos propusieron trabajar en el cabaré Puerta del Sol. Después nos fuimos a Amberes pero a nosotros lo que nos interesaba era Hamburgo, entonces cuna musical. Llegamos allí sin contrato alguno y nos metimos en una pensión, contando solo con que mi primo hablaba el alemán, y lo primero que conseguimos fue una actuación en Lübek, con tanto éxito que otro agente nos arregló los papeles y nos contrataron en Hamburgo, donde debutamos en el Barrio de la Libertad, entonces lleno de bares con orquesta como el Kaiserkeller, el Top Ten, el Star Club, el Beer-Shop?"

"En 1962 estábamos en el Menke, un local abierto 24 horas en el que nos turnábamos tres orquestas, y como también se podía comer pasaba por allí toda la farándula, desde Chubby Checker a Ray Charles o miembros de las orquestas de Duke Ellington, Glenn Miller, Ernesto Lecuona, Herbie Hancock? cuando terminaban sus actuaciones en otros locales. Los Magos de España tocábamos allí y en ese ambiente de madrugada a más de uno le daba por pedir que le dejáramos tocar con nosotros. Una vez llegó Ringo Starr, aunque no lo conocía nadie todavía. Nos pidió ponerse en nuestra batería y yo le dije como disculpa: "Hay otra gente, otra vez será". La verdad es que yo le había visto tocar en unos ensayos en otro local y era malísimo. No tocaba, pegaba estacazos. En ese ambiente de horarios al revés en el que también estaba Dyango tocando la trompeta en una orquesta, conocí a John Lennon y entre las veces que salimos juntos hubo una en 1962 o 63 en que fuimos juntos a algún musical. Hemos coincidido incluso en la misma pensión. Los Beatles a su llegada a Hamburgo vivieron allí en condiciones muy precarias y cuando yo los conocí habían dormido antes no sé si en el mismo lugar en que actuaban o, según cuentan, en un almacén sin calefacción detrás de la pantalla de un cine, en zona de mafiosos o prostitutas".

"No me olvido de aquellas inundaciones que en 1962 vivimos en Hamburgo, que sumieron a la ciudad en el caos. Nosotros estuvimos tocando música sacra durante una semana, en acústico y con velas porque no había luz. Ya en 1964 hacíamos seis meses en Hamburgo y seis en Coopenhague, estábamos en las mejores salas y en esta ciudad coincidimos con otro grupo gallego, Los Españoles, que fue otra de las grandes formaciones de nuestra tierra con muchos éxitos en el exterior. Eran versátiles, como nosotros, y le daban un toque personal a canciones de moda y de tiempos anteriores. Ya habíamos perdido de vista a Los Beatles, ya triunfaban cuando coincidimos una vez en el aeropuerto del país sueco. La diferencia es que esta vez yo le pedí a Lennon que me firmara una partitura. Me contestó con un sonido gutural, como si fuera una tontería".

"En 1965 nos contrataron por vez primera para Suiza y nada menos qu en el Terrasse de Zurich y tuvimos gran éxito. Había muchos emigrantes españoles que no podían entrar por el precio en este mítico restaurante de alto standing con terraza, y se arracimaban en la calle dificultando el tráfico o colgaban hasta de las farolas que había en el exterior para vernos Todos cantábamos y tocábamos como grupo músico-vocal y nuestro repertorio era muy variado, desde clásicos americanos hasta españoles como " Cucurrucucú paloma" o " La malagueña" pasando por italianos, latinoamericanos? Tocamos en muchas ciudades suizas y recuerdo que en el casino de Montreux coincidimos con otras dos orquestas gallegas, Os Tamara y Los Españoles. Volvimos a tocar ese año alguna vez en Alemania, y fuimos el primer grupo extranjero que participó en una retransmisión en directo por la radio alemana para todo el mundo".

"En 1972 no sólo me casé y empecé a tener hijos, los tres engendrados fuera pero para los que mi mujer vino siempre a dar a luz a Vigo, sino que formé un dúo, Los Gringos, con el que entramos en Japón, y de dúo pasamos a trío sumando a un austriaco, con el que pisé también Finlandia y actuamos en una conferencia de paz ante líderes como Reagan y Gorvachov. Como tal trío trabajamos también en líneas crucerísticas cantando en seis idiomas. Así llegamos hasta 1985, en que volvimos a España por Puerto Banús, luego al casino de Torremolinos como cuarteto integrando a un holandés, pero combinando con Finlandia hasta 1994, ya reconvertidos en sexteto Scala Royal, con el que también recorrimos España. En 1995, ya con la intención de volver a Galicia muy influido entre otros por mi hermano Manolo y por José Luis Ribeiro, cantante de la Orquesta Passarela de Villagarcía, entré en esa orquesta, y luego estuve en La Bámbola, en la que me retiré. Yo tengo la residencia en Madrid desde 1974 porque desde allí podía organizarme mejor para mis actuaciones por el mundo pero desde que me jubilé paso mucho tiempo en mi casa familiar de Moaña. Mi hermano, fallecido hace poco, me lió en una charanga, A cabeza non para, y ahí sigo matando el gusanillo sin ánimo de lucro".

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