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900 años de la Historia de Galicia

Pedro Madruga y María Vinyals, dos de sus más insignes propietarios, cobran vida en la musealización del Castillo de Soutomaior, cuyos orígenes se remontan a las invasiones de normandos, turcos y piratas durante el siglo XII

Torre y acceso principal del Castillo de Sotomaior.

El actual Castillo de Soutomaior tiene sus orígenes en el siglo XII cuando, ante las reiteradas invasiones normandas, turcas y piratas que se prolongaron hasta la centuria siguiente, el Obispado de Santiago y la nobleza gallega decidieron levantar en los puntos más estratégicos de la costa gallega un puñado de fortalezas con las que hacer frente a los bien armados invasores. Pero que ningún visitante se moleste en buscar detalle alguno de aquella originaria torre, porque ya no lo hay, aunque con toda seguridad la caracocha (resto del tronco de un árbol) que todavía se asienta en los jardines, a la que se le atribuyen 800 años de antigüedad, pudiera haber sido testigo de algunas de aquellas batallas.

Escasos datos, no obstante, se conocen de de la cronología exacta de su construcción, pero su fundación hay que vincularla a Don Pax Méndez Sorrede, que vivió en tiempos de Alfonso VII (1126-1157) y de Don Fernando de León (1157-1188), que fue el primero en utilizar el apellido Sotomayor. Según documentación escrita, éste pobló su Soto llamándole el Mayor. La familia Sotomaior sería uno de los linajes que participaría en la Baja Edad Media en los acontecimientos políticos cruciales de la historia de Galicia, caso de los enfrentamientos con el clero, con participación también en la revuelta Irmandiña de 1467 y en los problemas sucesorios de Enrique IV de Castilla.

Entre los miembros más célebres de esta familia aparecen Pax Gómez de Sotomayor, por su pericia política, o Pedro de Sotomayor, el más renombrado miembro de esa estirpe, conocido como Pedro Madruga, conde de Camiña, que pasó a la historia como personaje cargado de misterio y leyenda. A su muerte, datada según las fuentes más convincentes en 1486, la fortaleza, destruida parcialmente durante la Revuelta Irmandiña, y derribada la parte superior de su torre principal por orden de los Reyes Católicos, atraviesa un período de decadencia hasta que, en 1795, la Chancillería de Valladolid otorga a Benito Correa, IV marqués de Mos, el derecho a los bienes de la rama de la familia de Sotomayor. Desde este momento, el nuevo dueño del castillo sustituye el escudo del Ducado de Sotomayor, situado sobre la puerta sur, por otro con las armas de su casa.

En 1879, la propiedad fue heredada por Antonio Aguilar y Correa, Marqués de la Vega, quien restauró el edificio principal, convirtiéndolo en castillo de estilo neogótico, añadiendo la Galería de Dama y creando unos jardines cuya distribución es la que todavía se mantiene hoy en día. La autoría de este diseño tiene dos candidatos: el arquitecto paisajista francés Lombard (quien diseñó los jardines de algunos de los más importantes pazos gallegos contemporáneos) y el arquitecto franco- polaco Paczevich. En esa época, diversas especies fueron traídas de diferentes viveros, arboretos y jardines botánicos de Europa,y hay constancia de que algunas plantas procedían de una casa de campo de Oporto.

Vendidos en subasta pública en 1917 y tras diversos avatares, la finca y el castillo son adquiridos en 1935 por el terrateniente portorriqueño Eugenio Carlos de Hostos y Ayala, siendo su heredera,Otilia de Hostos MacCormick, quien en la década de los 60 del siglo XX procedió a la restauración del jardín ampliando la superficie forestal y plantando especies como cedros, piceas, pinos,abetos y robles rojos.

Tras una nueva etapa de abandono que atravesó las décadas de los 70 y 80, en 1982 la Diputación Provincial de Pontevedra compra la propiedad y procede tanto a la restauración del castillo como a la ampliación del jardín con fines culturales. Fue una primera etapa de cara al vanguardista proyecto de musealización inaugurado el pasado mes de abril, a través del cual el visitante puede ahora realizar un ameno recorrido basado en paneles interactivos e informativos, con el apoyo de las tecnologías más avanzadas que incluye cajas mágicas, proyecciones en 3D y un espectacular mapping.

Pedro Madruga y María Vinyals, con sus correspondientes espacios y rutas, son las principales figuras históricas sobre las que se ha confeccionado este nuevo traje de un Castillo que incluye, como un atrativo añadido, una leyenda de la autoría de la propia marquesa de Ayerbe, según la cual entre las dependencias de la antigua fortaleza deambula el fantasma de un alemán que todavía aguarda que sus compatriotas contacten con él para poder cederles el arma poderosa de su invención con la que hubiesen ganado... la Primera Guerra Mundial.

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