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La mandíbula de Hitler y otras Phicciones

La mandíbula de Hitler y otras Phicciones

Un reciente estudio del presunto resto mortal de mandíbula de Adolf Hitler, pretende echar por tierra aquella maravillosa teoría según la cual el Führer no se habría suicidado en su bunker de Berlín a finales de la Segunda Guerra Mundial sino que, vivo y coleando, en su clandestina huida a América tuvo el detalle de pasar por Galicia, donde realizaría dos escalas: el monasterio de Samos primero y, obviamente, el puerto de Vigo después.

Sostiene el director de la investigación, el profesor francés Philippe Charlier, que la citada mandíbula llegó hasta su equipo de científicos procedente de Rusia, desde donde hace tiempo se presume de la conservación de los cinco dientes que le quedaban al líder nazi antes morir?Y, sin embargo, también se sigue sosteniendo, por una parte, que ni siquiera con los métodos actuales se es capaz de identificar las cenizas de los cadáveres que se encontraron los soldados soviéticos en el último refugio de herr Adolfo y, por otra, que, encima, en algún archivo rojo perdido figura que aquellos restos no eran ni los del Führer ni los de su esposa, Eva Braun.

Si les soy sincero, yo creo que, efectivamente, ni Hitler ni su pareja salieron vivos de Berlín, pero estas historias conspiranoicas, alternativas a las oficiales, no solo me encantan, sino que me han enviciado desde años ha. Así, en 2005, el que suscribe en compañía de otros compañeros de profesión e imaginaciones surrealistas, perpetramos un libro publicado por Edicións Xerais que en homenaje a Jorge Luis Borges y su "Historia Universal de la Infamia titulamos "Phiccións". En él, y entre otras lindezas, ubicamos estadías en tierra gallega de Conan Doyle y Agatha Christie, inventamos leyendas datadas en la penumbra de los siglos pasados o narramos las peripecias de robots vigueses abducidos por extraterrestres.

Queriendo ir un poco más allá, a mí también se me ocurrió no ya solo poner marco gallego a legendarios autores literarios sino también, ya metidos en harina, trasladar a Galicia el Orient Express, así como a Hércules Poirot y Long John Silver ("La isla del tesoro"). Tiempo después, retomé un relato sobre una imaginventada escala en la isla de Ons del entrañable pirata salido de la pluma de Robert L. Stevenson, así como otro acerca de la investigación efectuada por el detective Hércules Poirot en el cabo de Udra durante la Guerra Civil, que fueron publicados en la revista de las embarcaciones tradicionales de Bueu.

Hasta ahí todo bien pero, claro, lo que me sorprendió sobremanera fue que sendos lectores, a los que les guardaré mi eterno agradecimiento, me preguntaron acerca de las fuentes en las que me había documentado para tales phicciones, que ellos daban por auténticas. Desde entonces, cada vez que le entrego un texto, la directora de la revista "Os Galos" en la que se publicaron ambas narraciones, me muestra unas patentes dudas en torno a si lo que cuento "fue cierto o no". Y no le voy a quitar la razón: especialmente desde que, jugándomelo todo a una carta, procedí a argallar la crónica del concierto que Bob Dylan, antes de recibir el Nobel de Literatura, ofreció una madrugada en la Romería do Millo Corvo de Meiro. Ahí sí que me parece que me pasé ¿no? Pero no me negarán ustedes que, vistos los cruces entre realidad y ficción a los que asistimos últimamente, cualquier día podría hacerse tan verdad como esa mandíbula de Hitler.

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