Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El dibujo que impresionó a Manuel Quiroga

No existe certeza alguna de cuál fue la primera caricatura que Alejandrito se atrevió a mostrar a Castelao y que causó al artista tan buena impresión. En cambio, sabemos con total seguridad que una caricatura hecha por el joven De la Sota a su amigo, Emilio Quiroga Losada, quien luego marcó una época como arquitecto municipal, impresionó vivamente a su hermano mayor Manuel, el universal violinista pontevedrés.

Alguien dijo que una anécdota se convierte muchas veces en categoría; o también se afirma que detrás de una anécdota se esconde a menudo una categoría. Algo de esto ocurrió cuando Alejandro de la Sota conoció en persona a Manuel Quiroga.

Su gusto por la música, la otra pasión en la vida de Alejandro desde muy pequeño, que aparece bien reflejada en la exposición del Museo de Pontevedra, hizo que no desperdiciara la ocasión brindada por Emilio Quiroga de conocer al célebre violinista, que pasaba unos días de descanso en su casa familiar.

El maestro estaba ensayando una tarde cuando llegaron ambos amigos. Aprovechando su familiaridad, Emilio trató de interrumpir el ensayo en varias ocasiones con resultado fallido:

"He traído a un amigo que te quiere conocer". Manuel siguió tocando sin perder la concentración.

"Le gusta mucho la música y toca el piano". Manuel continuó con su ensayo como si no hubiera oído nada.

"También dibuja muy bien". Manuel no hizo el menor caso; como si no estuviera nadie.

Y cuando ya iba a desistir y había dado casi media vuelta con Alejandro, Emilio añadió:

"Es quien hizo mi caricatura, aquella que te enseñé el otro día€."

Instintivamente, el maestro dejó de tocar de improviso, apoyó enseguida su instrumento sobre una mesa e interrogó ansioso al desconcertado visitante:

"¡Dime cómo has podido hacer esa caricatura de mi hermano con solo tres trazos. Explícamelo!".

Así iniciaron aquella tarde Manuel y Alejandro una amistosa charla que se prolongó bastante tiempo; hablaron de todo un poco, pero especialmente de la forma de entender, interpretar y hacer caricaturas, una pasión compartida por ambos. Bien sabido resulta que el violinista también fue un excelente caricaturista y que no dejó de hacerlas durante toda su vida, al igual que el arquitecto.

Alejandro nunca olvidó esta anécdota singular que compartió con los hermanos Quiroga.

El hechizo de aquella caricatura que Alejandro hizo de Emilio parece que estaba en la simplificación de su trazado, muy geométrico, hecho casi en un plis plas, según el mismo contó a su hijo Juan de la Sota. Lamentablemente ese dibujo no pudo localizarse para esta exposición, ni está entre los fondos que Emilio Quiroga Losada donó al Museo de Pontevedra.

Compartir el artículo

stats