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Rafa Cid: "Hay un abismo entre el sector del automóvil que yo viví y la evolución sin fin de hoy"

"En los años en que fui piloto de coches en provincias teníamos que ser autodidactas porque las novedades de Madrid o Barcelona nos llegaban con meses de retraso"

En el jardín de su casa del Seijo, febrero de 1947, donde pasó sus primeros años.

Su vida giró en torno al mundo del automóvil, tras hacer la carrera de Ingeniero Técnico. No en vano comenzó en una concesionaria como jefe de Postventa al acabar sus estudios, siguió como jefe de Pista de Pruebas en Citroen, formó parte del equipo portugués Diabolique Motorsports, corrió en competiciones unos veinte años (fue ganador de un Rías Bajas y ha sido el único piloto gallego que puntuó en un campeonato del mundo), organizó rallies de coches clásicos... Pero es que desde la prensa jugó un activo papel como jefe del suplemento de Motor de FARO, lo que le permitió durante 31 años estar al tanto de todo lo que se cocía en ese mundo cuando ya había dejado de competir en el mismo. O sea que pasó de ser objeto de información a ser sujeto motor de la misma con unos conocimientos que le venían desde muchos frentes, de abajo arriba, incluido el de la misma prueba y competición de vehículos. Vigués nacido en el Seijo y recriado en ese barrio de Casablanca, vive ahora su primera etapa jubilatoria en el sur de Portugal, en ese Cascais repleto de gran número de edificios históricos, museos interesantes y un casco antiguo precioso. Estas son sus memorias contadas por él mismo.

"Nací en el Vigo de los año 40, en el Seijo, que entonces no estaba incluido en el actual concello, donde vivían mis padres, Jaime Cid Palacios (médico) y Consuelo Navarro González-Moro. En aquellos tiempos no había guarderías, por lo que mis cinco primeros años transcurrieron sin ningún contacto infantil, que se produjo una vez que mi familia se trasladó a Sevilla y yo asistí al parvulario del Colegio de los Escolapios de aquella ciudad. Allí hice los primeros palotes y la Primera Comunión. Dos años después, estábamos de vuelta en Vigo a un piso de la calle Ecuador en el barrio de Casablanca, donde hice mis primeros verdaderos amigos que aún hoy permanecen. Casablanca era un barrio en el que se entremezclaban todas las clases sociales y mis, amigos en consecuencia, variaban entre los más golfos y desarrapados hasta los más finos del barrio. Guardo un gran recuerdo de aquella época; jugábamos con bastante naturalidad a policías y ladrones, al "pañuelo", al fútbol en medio de la calle, hasta que uno cada media hora decía: ¡Coche!, y había que parar. Y tampoco descartábamos acompañar a las chicas con el salto a la comba. Recuerdo que uno de los golfillos con los que jugaba iba todos los días a la confitería Pereiro que entonces estaba en la calle antes llamada José Antonio, ahora Urzáiz y mañana sabe Dios qué, frente a la estación, y le decía a la empleada del mostrador: ¿ No tienen nada reseso?, y casi siempre le daban algo. Fue una infancia que añoro".

"Entretanto, el colegio Maristas me esperaba todos los días, pero allí no me sentía como en el barrio, salvo con un pequeño grupo de amigos. Mis padres, muy aficionados a la música, aprovecharon el piano que había en casa para ponerme a un profesor que no fue otro que Jesús F. Yepes, y así conseguí hacer la carrera elemental de piano de cinco años con sobresaliente. Cuando empezaba el sexto, debí abandonar la música para trasladarme a Madrid e iniciar la carrera de Arquitectura que había elegido. Mi padre influyó en la decisión al decirme gravemente: "En la música, si no eres de los mejores acabarás tocando por los cafés", y la verdad, me asustó. Así que el Preuniversitario y el Selectivo de Ciencias fueron mis primeros escollos en la capital antes de pasar al primero de Arquitectura. Era preceptivo empezar a tomar clases de dibujo antes de entrar en la Escuela, de manera que desde que puse el pie en Madrid, asistía al estudio de López Izquierdo donde utilizábamos todas las técnicas pictóricas que se exigían; acuarela, dibujo de estatua al carboncillo, plumilla, etc. Tras cinco convocatorias, acabé el primer año, pero había agotado cuatro de las cinco prórrogas de la mili, así que mi padre me propuso ir a Vigo, matricularme en la Escuela de Ingenieros Técnicos y, tras convalidar asignaturas, pasar al segundo año y hacer la mili por Milicias. Y así fue. En Monte la Reina estuve dos veranos y, tras obtener el grado de alférez, hice cuatro meses de prácticas en Figueirido y acabé la carrera. La idea era volver a Madrid y seguir con la Arquitectura, pero la vida me tentaba con la ocasión de un trabajo en Vigo como Jefe de Postventa de un concesionario de automóviles. Yo ya tenía novia, y los coches eran una de mis pasiones, así que abandoné la idea de volver a Madrid y acepté el trabajo y el matrimonio".

"Tres años después cambié el trabajo en la concesión por el de Jefe de la Pista de Pruebas que la factoría Citroën de Vigo había montado dentro de la fábrica, donde permanecí dos años. La afición por los automóviles me había llevado a iniciarme en el mundo de los rallies, práctica que ejercí entre 1967 y 1987, cosechando un interesante palmarés en el que destacan participaciones en rallies del Campeonato del Mundo como el Rally de Montecarlo 1976 (30º), Rally RAC Lombard 1980 (19º) y Rallye de Portugal 1981 (7º), estos dos últimos formando parte profesionalmente en el equipo portugués Diabolique Motorsport. Como anécdota cabe señalar mi victoria en el Rallye Internacional Rías Bajas de Vigo (1978), siendo el primer participante vigués en lograrlo y la primera victoria de un vehículo Ford Fiesta en el Mundo. También me llena de orgullo que, después de tantos años, siga siendo el único piloto gallego que puntuó en el Campeonato del Mundo de rallies, toda vez que Luis Moya, coruñés, era copiloto de Carlos Sáinz pero no piloto. Para compatibilizar las carreras en Portugal tuve que dejar la fábrica y durante un año ejercer de profesor de Mecánica y Dibujo en la Escuela de Formación Profesional de Vigo, puesto que abandoné para dedicarme enteramente al automovilismo en el mencionado equipo portugués".

"En aquel tiempo los pilotos de rallies teníamos que ser "autodidactas" puesto que no había la comunicación de hoy. Las cosas que se mejoraban en Madrid o Barcelona para preparar un coche de carreras, nos llegaban con meses de retraso a las provincias. Cuando percibí que así era, mi coche se fue a Barcelona a Juncosa para mejorarlo y, el resultado fue, mi primera victoria en un rally en Coruña. En este mundillo de las carreras se conocía a gente muy peculiar pero fascinante, como es el caso de Estanislao Reverter, el padre espiritual de todos los pilotos gallegos de los años sesenta y setenta, que resultó ser nuestro único apoyo técnico, y el que nos impulsó a salir fuera de Galicia a disputar otros rallyes importantes. De hecho él fue el que nos permitió disputar el Rallye de Montecarlo a Beny Fernández y a mí haciendo equipo en 1976 con su BMW 2002tii".

"Fin de las carreras. Acabado el período deportivo en Portugal, inicié una actividad periodística en el diario FARO DE VIGO, donde durante 31 años fui el responsable del suplemento semanal que el medio ofrecía en el apartado automóvil. En ese período obtuve en concurso una beca de la Fundación Mapfre por un trabajo de investigación sobre Seguridad Vial, y fue designado como Portador de la Antorcha Olímpica en el previo a las Olimpiadas de Barcelona 92. En 1998 obtuve el Premio nacional RACE de Periodismo por un trabajo sobre seguridad vial, un concurso que el Real Automóvil Club de España abría anualmente entre responsables de todas las cabeceras de revistas y periódicos españoles. La verdad, el premio estaba bien dotado, con 3 millones de pesetas, pero cuando me dieron el cheque, Hacienda ya se había ocupado de retirar la retención.Fue un período interesante en el que aprendí modestamente a ser periodista y apreciar esa profesión, no exenta de tribulaciones, envidias y malas artes de colegas, quizás comunes en otras profesiones y propias de la condición humana. En este contexto tuve ocasión de hacer entrevistas a gente muy relevante dentro del mundo del automóvil. Por las páginas de FARO pasaron grandes diseñadores de automóviles, presidentes de marcas y, resultó más que agradable, la entrevista que le hice a Juan Manuel Fangio en el transcurso de una jornada de pruebas de la marca Mercedes de la que él era importador en Argentina. Con el tiempo, me permití crear una empresa editorial, donde editamos la revista mensual Magazin Motor entre 1994 y 2001 dedicada íntegramente a productos del automóvil y deporte, y otra publicación editada en Portugal (Motor Sport) entre 1999 y 2001, año en que la empresa cesó definitivamente a causa de la crisis económica. Entre 2004 y 2013 fui el organizador del Rallye Internacional Costa Atlántica Classic, prueba de regularidad reservada a automóviles clásicos que tenía lugar entre Galicia y el norte de Portugal en el que destacó la edición de 2010 realizada como Camino de Santiago entre Lisboa y Santiago de Compostela".

"Jubilación y vuelta al principio. En toda este extensa etapa, mi dedicación a la pintura fue escasa, con obras que en su mayor parte fueron ofrecidas gratuitamente como obsequios a familiares y amigos, y únicamente dos obras de ese tiempo siguen en mi poder. Una vez jubilado, me tuve que reencontrar con mi pasado, de manera que volví a los pinceles y el piano. En 2015, retomé la dedicación a la pintura, fraguada en la época estudiantil como actividad habitual, pero no dejé de escribir, así que en 2014 y 2015 publiqué sendos libros relacionados con el deporte: la " Breve Historia del Rally a las Rías Bajas" y " Los rallyes que viví", donde describo mi vida en el mundo de los rallyes. En 2015, la Xunta de Galicia me honra con la Distinción al Mérito Deportivo, premio que el Gobierno Autonómico de Galicia concede anualmente a deportistas e instituciones por su trayectoria anterior. El haber frecuentado tanto Portugal en mi época deportiva, me atrajo para residir aquí la mayor parte del año, donde existe una sociedad respetuosa, fiel a sus tradiciones y opuesta al desiderátum que recorre España, más avanzada en lo económico y tecnológico pero desilusionante desde hace unos años por su clase política sin el menor fuste pero llena de sectarismo".

"En lo que se refiere al sector del automóvil que yo he conocido y lo que viene, hay un abismo. El coche eléctrico, la pila de combustible y los coches autónomos sin conductor son ya el presente de una evolución que parece no tener fín, pero que quiere eliminar al conductor sustituyéndolo por una robótica teóricamente más perfecta. Para terminar, decir que haber tenido tres hijos, Rafael, Patricia y Marta, ha sido de las pocas cosas de las que me pueda sentir plenamente orgulloso, y no por mí, sino por ellos. Debo agradecer también a mi "ángel de la guarda" haberme permitido andar por aquí dando la lata todavía, tras haber sufrido dos accidentes graves en sendas carreras, una caída al mar entre el puerto y el barco de madrugada, como ocurre en las películas de dibujos animados y una caída por las escaleras de casa con voltereta completa y aterrizaje ocho escalones más abajo. Y eso que no bebo alcohol".

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