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La gran evasión en Vigo

La ciudad olívica acogió a los protagonistas de una espectacular fuga de soldados y oficiales alemanes que, derrotados en Camerún, pretendían reincorporarse al frente desde el puerto vigués

Oficiales alemanes, poco después de su rendición en Camerún //Arch. Faro

Durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918), los alemanes fueron derrotados en África en su lejana colonia de Camerún. Centenares de alemanes entre soldados, funcionarios, secretarios, médicos, etc. de la colonia fueron acogidos, por orden del Gobierno español, tras permanecer en los campos de internamiento de la isla de Fernando Poo (Guinea Española). Los conocidos, popularmente, como "alemanes del Camerún" permanecieron en España hasta el final de la guerra. Un grupo de alemanes, protegidos por la neutralidad española, protagonizaron una espectacular evasión que los llevó desde su internamiento en Pamplona y Alcalá de Henares al puerto de Vigo donde pretendieron hacerse a la mar para llegar a Alemania y proseguir la guerra.

La Primera Guerra Mundial, traducida popularmente en la guerra de trincheras en Europa, también se desarrolló en las colonias. Las posesiones ultramarinas de Alemania fueron atacadas por los aliados y uno de sus principales escenarios fue África en el protectorado alemán de Camerún (Kamerun). La escasa guarnición alemana del Camerún fue derrotada por las tropas aliadas al cabo de casi dos años de campaña pero no cayó prisionera. Las tropas alemanas derrotadas, junto a todos los integrantes de la administración colonial (militares, políticos y civiles) iniciaron una larga travesía, a través de la selva ecuatorial, huyendo de las tropas franco-británicas. Los alemanes, junto a miles de soldados nativos (askaris), dirigidos por el comandante Zimmermann decidieron internarse en el territorio neutral de la Guinea Española.

El Gobierno español, presidido por el liberal Romanones, decidió con alarma y nerviosismo acoger a estos refugiados de guerra. Primero,se habilitaron unos improvisados terrenos en Bata (Muni español) para luego trasladar a los alemanes y parte de sus tropas coloniales a campos de internamiento en la isla de Fernando Poo. Las autoridades aliadas no se fiaban de este contingente alemán, en teoría desarmado, y, en consecuencia, presionaron al Gobierno español para su traslado. El Conde de Romanones preparó un dispositivo de transporte de los alemanes (sólo los europeos) para alojarlos en distintas ciudades españolas hasta que finalizase la guerra. Aproximadamente fueron un poco más de 800 alemanes los que iban a ser trasladados desde las sofocantes tierras africanas hasta las ciudades españolas de acogida. En un principio se eligieron tres grandes ciudades para acoger a los alemanes: Alcalá de Henares, Zaragoza y Pamplona por la sencilla razón de ser ciudades interiores, bien custodiadas y alejadas de las costas que pudieran tentar una posible fuga. En la siguientes líneas comprenderemos que la decisión del gobierno español estaba bien meditada aunque su eficacia sería limita.

Los alemanes del Camerún (o Cameron) desembarcaron en Cádiz y, rápidamente, tomaron distintos trenes que los conducirían a Madrid donde serían distribuidos a las otras ciudades. Una vez desembarcados los expedicionarios alemanes en Cádiz y habiendo disfrutado de una más que cordial bienvenida a España, el dispositivo organizado por el Gobierno español para el traslado y ubicación de los alemanes del Camerún, hizo firmar a cada uno de los alemanes la siguiente declaración que reproducimos íntegramente: "El abajo firmado súbdito Alemán procedente del Kamerun se compromete bajo palabra de honor al ser internado en España a permanecer hasta el final de la guerra en la residencia que a cada uno de ellos se les señale por el Gobierno de el Rey no ausentándose bajo ningún pretexto de la población en que se aloje sin permiso especial de la Autoridad Militar". De esta manera el gobierno español se responsabilizaba por completo de la custodia, protección, ubicación y manutención de estos internados alemanes que, debido a su derrota africana, se habían acogido al pabellón neutral español y evitaron el cautiverio aliado.

Lo sucedido en Vigo en octubre de 1916 demostró que esta declaración jurada era sólo un manifiesto de buenas intenciones por parte de los alemanes que no les comprometía a nada a pesar de que las autoridades españolas lo usaron como una prevención para evitar cualquier intento de fuga que comprometiese el honor y responsabilidad del gobierno español.

Esta historia comenzó cuando se conoció la noticia que un oficial alemán, procedente del Camerún, había llegado a un puerto belga desde Vigo. El escándalo llegó a los tabloides españoles cuando los británicos capturaron un patache (velero) español, el "Virgen del Socorro", con veinte alemanes a bordo y resultó que la embarcación ¡zarpó de Vigo y fue comprado por los mismos alemanes fugados! ¿Cómo se organizó esta evasión que comprometió la generosa neutralidad española dispensada a los refugiados alemanes?

El Gobierno Militar de Alcalá de Henares fue el primero en sospechar de algunos de los alemanes internados a su cargo. Puesto que al pasar lista faltaron siete alemanes que no acudieron. En Pamplona pasó una situación análoga puesto que, también, desaparecieron varios internados alemanes que respondían a los nombres de Emil Schulz (oficial), Jacob Lohormann (sargento), Carl Schaff (oficial) y Erich Petersen (sargento). El Gobernador Civil de Navarra manifestó, que según informes que había recibido, los alemanes desaparecidos de Pamplona, habían embarcado sin que se supiera en que punto en un velero rumbo a Alemania. Las autoridades británicas parecían más enteradas de los movimientos alemanes que las españolas puesto que al embajador británico Arthur H.Hardinge le faltó tiempo para instar al ministro de Estado (ministro de Asuntos Exteriores), Amalio Gimeno, que controlase a los alemanes internados en España puesto que conocía por diversos informes que los alemanes internados estaban solicitando numerosos permisos de traslado a otras ciudades españolas un tanto sospechosos. La idea general de la evasión fue concebida y desarrollada por el teniente en la reserva Carl Koch, internado en Pamplona. Los alemanes se proponían comprar un barco, aprovisionarlo para sesenta días y tratar de llegar a Alemania por Noruega pasando al Oeste de Irlanda y al norte de Escocia. Era una empresa un tanto descabellada teniendo en cuenta el férreo bloqueo británico que sometía las costas de Alemania y la cantidad de barcos británicos que patrullaban aquellas aguas. El cerebro de la operación fue Koch pero los autores materiales de la evasión fueron Von Shepper y Bubeck, éste último residente en Madrid en la calle Antonio Acuña. Ambos se dedicaron a recaudar fondos para los gastos de la evasión. Otra cuestión importante era elegir un puerto español poco vigilado y comprar o alquilar un barco que trasladase a los fugitivos por mar hasta Alemania. Un tal Reupke entró en relación con Koch por intermedio de Kindling, secretario del Consulado de Alemania en Vigo. Reupke, tratando de buscar un barco, marchó a Coruña donde le ayudaron para éste fin el Capitán y los oficiales del vapor alemán "Belgrado." Por mediación de Wolhaupt, alemán domiciliado en la Coruña (no internado), Koch se puso en relación con varios españoles y Reupke encontró por casualidad el "Virgen del Socorro" en la Coruña perteneciente a Felipe Pérez de Noria. Los alemanes contaron con la ayuda de algunos españoles quienes examinaron el barco y facilitaron su compra por 11.150 pesetas. Por ejemplo Baña, agente expedidor de A Coruña y Moledo, constructor marítimo cerca de Noia. El barco se trasladó a Vigo para su compra y verificado el acuerdo Reupke llegó al puerto para comprar provisiones por mediación de Daniel Calvo, un fondista de Vigo. Las provisiones fueron cargadas a bordo de la goleta alemana "Wert". Mientras la operación logística se desarrollaba en Vigo, el foco de atención lo trasladamos a Pamplona y Alcalá de Henares pues el asunto consistía en enlazar los evadidos de sendas ciudades. Koch, con astucia, fingió llevarse a un camarada como enfermo de fiebre y obtuvo permiso para poder trasladarse a Lecumberri, a unos 30 Kms. de Pamplona. El objetivo oculto de Koch era alquilar un automóvil de un alemán residente en Zaragoza llamado Mayer. En este coche recogieron a Schulz, Schauf, Petersen y Lohormann. Los alemanes fugados lograron llegar a Palencia sin que nadie les detuviera y salieron para Vigo en tren hacia media noche.

A estas alturas de la historia parece increíble la relajación de las autoridades españolas puesto que los alemanes evadidos pudieron organizar su evasión con bastante facilidad y ningún problema añadido sin levantar, prácticamente, sospecha alguna. El 6 de octubre de 1916 todos los alemanes estaban reunidos en Vigo, con la complicidad manifiesta de los representantes alemanes oficiales en la ciudad asi como de los oficiales y marineros del vapor alemán "Goeben", internado en el puerto de Vigo.El papel desempeñado por Kindling, Secretario del Cónsul alemán en Vigo basta para demostrar la complicidad de los funcionarios alemanes con los evadidos . Además las autoridades españolas incautaron un cuaderno a uno de los prisioneros donde apareció el nombre y la dirección del capitán Von Krohe, Agregado Naval de la Embajada de Alemania en Madrid. Las andanzas y peripecias de este personaje en la España neutral darían para un reportaje. Kindling organizaba impunemente las reuniones clandestinas, en una casa alquilada de los alrededores de Vigo, a las que acudían personajes como Rantenberg quien no estaba en España en calidad de internado y trabajaba en la oficina del Gobernador general alemán del Camerún, Karl Ebermaier. En Madrid el ex gobernador alemán disponía de recursos que le permitieron formar una especie de gobierno en el exilio de la colonia alemana y estaba, sin duda, al corriente de todo lo que pasaba.

Así pues estaba todo preparado para la gran evasión de alemanes internados de España: pertrechos, un barco y la decisión de retornar a Alemania para seguir combatiendo en la guerra y, por supuesto, la inopia de las autoridades españolas. El remolcador "Anduriña" remolcó al "Virgen del Socorro" y a la salida de la bahía de Vigo pasaron cerca del cañonero español "Gaviota" sin que les apercibieran. Cerca de las islas Cíes el remolcador dejó a la "Virgen del Socorro" y regresó a puerto. Las autoridades españolas de Vigo parecieron ignorar los numerosos manejos anormales en la región bajo su responsabilidad durante los primeros días de octubre pues no les llamó la atención ni la carga a bordo de la Goleta internada "Wehrt", ni las idas y venidas del remolcador "Anduriña", ni la salida de la bahía de Vigo del "Virgen del Socorro", sin ningún documento que lo autorizase.

¿Hasta dónde llegaron los alemanes? Según los reportes de prensa publicados en España a principios de 1917, parece que algunos lograron su objetivo al proclamar su llegada a las costas de Bélgica (ocupada por ejército alemán). Ante la furia de las olas y el mal tiempo reinante, los alemanes deliberaron y renunciaron al proyecto original de circunnavegar las Islas Británicas, y resolvieron navegar por el Canal de la Mancha, a fin de ganar las costas de Bélgica o las de Holanda (neutral). En un alarde de temeridad el velero fugado diviso las costas de Cornualles, la isla de Sundy, Scilly... En todo este trayecto los fugados izaron en el barco el pabellón holandés para despistar a los aliados. Fue en el camino de regreso a España cuando fue detenido el "Virgen del Socorro" el 8 de noviembre de 1916 en alta mar por el crucero británico "Paarmount" y llevado a remolque al puerto de Ramsgate (Oeste del condado de Kent, Inglaterra). Los británicos capturaron en total a veinte alemanes incluyendo a los principales cabecillas de la fuga como Koch, Schultz, Petersen y Graetschuss. Entre los capturados también se encontraban algunos miembros de las tripulaciones del "West" y del "Goeben." Cuando se conoció la noticia la sorpresa en España fue mayúscula ante el descaro con que actuaban los alemanes, contraveniendo todos los compromisos adquiridos de no salir del país, y dejando en muy mal lugar a las autoridades españolas incapaces de controlar a unos prisioneros alemanes. Empezó la difícil cuestión de depurar responsabilidades de lo sucedido. Según el Ministerio de Marina "supuestas facilidades tuvieron en Vigo el patache Virgen del Socorro y el remolcador Anduriña" mientras el ministro de Estado Gimeno, con cierta ironía, pretendía quitar hierro al asunto pues "no ha ocurrido nada perjudicial pues los evadidos después de un viaje bastante accidentado han sido capturados por las fuerzas navales británicas y no han conseguido más que cambiar su campamento de internación en España por un campo de prisioneros de guerra en el Reino Unido." La prensa aliadófila como "El Liberal", en su número del 3 de enero de 1917 no podía dejar de sorprenderse por la "extraordinaria evasión" desarrollada con total impunidad por parte de los alemanes internados y permitida por la absoluta negligencia de las autoridades españolas.

La historia de la evasión de los internados alemanes de Vigo parece digna de una película de hazañas bélicas. La neutralidad española brindó a los alemanes lo que no tenían sus compatriotas: paz, seguridad, ocio, diversión, buena alimentación y comodidad. Las autoridades españolas con arreglo a su estatus de Estado neutral procuró aplicar la legislación vigente en tema de internados de guerra pero, en este caso, pecó de cierto descuido y negligencia por permitir tal organización de fuga que, por sus dimensiones, tuvo apoyo o complicidad interna de los propios españoles. El internamiento de los alemanes durante la Gran Guerra fue una prueba más de las salpicaduras de este conflicto en la política española donde la neutralidad, lejos de ser una posición cómoda, también implicaba riesgos.

*Historiador, autor del libro "Los alemanes del Camerún. Implicación de España en la Gran Guerra (1914-1918)". Africanista. Doctorando actual por la Universidad de Sevilla

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