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Así nos convertimos en capos

Carlos Blanco va camino de especializarse en interpretar a personajes reales y, encima, "vivos y coleando, ahí al lado"

Así nos convertimos en capos

Carlos Blanco va camino de especializarse en interpretar a personajes reales y,encima, "vivos y coleando, ahí al lado". Si en "Heroína" encarnó al marido de Carmen Avendaño y en la miniserie sobre el robo del Códice Calixtino le tocó el papel de juez Vázquez Taín (quien, por cierto, también estuvo muy relacionado, en su etapa en el juzgado de Vilagarcía, con la lucha contra el narcotráfico), ahora es Laureano Oubiña, uno de los cuatro protagonistas principales de "Fariña", cuyo segundo capítulo, según las cifras de audiencia de Atresmedia, fue visto por uno de cada dos gallegos que el pasado miércoles, a las 11 de la noche, estaban sentados ante una televisión. "Está claro -reconoce Blanco- que el trabajo actoral que realizas con personajes de este tipo, y más si son muy reconocibles por el público, es distinto del que haría si se tratase de un personaje de ficción. Sabes que la gente te va a comparar con la persona real, y eso es un peligro porque puedes caer en la tentación de imitar, cuando lo que yo he pretendido es hacer una creación o, si quieres, una recreación a partir del modelo original".

Cuando desde la productora Bambú le llamaron para integrar el reparto "Fariña", Carlos Blanco, que conocía bien el libro y si de algo presume es de ser de la ría de Arousa, confiesa que lo primero que se le pasó por la cabeza fue que "bueno, si lo que necesitan es a alguien con acento del Salnés, que hable con gheada y seseo, les puedo hacer de cualquiera, porque los tengo de serie, ja, ja!". Lo que no sospechaba en esa altura es que los guionistas casi habían despejado todas sus dudas: sería Oubiña. "Hombre, el por qué me eligieron para hacer de Laureano es mejor que lo digan ellos. Supongo que lo del acento influiría, pero también ciertos rasgos que seguramente ambos compartimos: los dos somos muy explosivos, muy excesivos, muy viscerales?y tenemos un carácter muy fuerte, eso es verdad". Sin embargo, cuando ya supo que iba a ser Oubiña, Blanco empezó a estudiar seriamente al hombre, hablando con gente que lo conocía, visionando una y otra vez los vídeos de sus intervenciones en el macrojuicio de la Operación Nécora y observando atentamente las fotos: "En los vídeos -refiere- confirmé lo que todos me decían de él, que es un tipo que destila cierta chulería, que parece que está siempre con las pilas cargadas y que es muy guasón, como los personajes que yo hago en los monólogos, y muy divertido?. Divertido, pero inquietante, conste". Carlos Blanco tuvo un encuentro con Laureano Oubiña, el auténtico, requerido por éste, pero de lo que se habló no suelta prenda "porque fue una conversación privada". Él no dice por qué pero cuando se le pregunta por el rasgo que más le impresionó de Oubiña responde: "Sin duda, su mirada. Y eso es algo en lo sí que no nos parecemos nada: yo, desde luego, no tengo esa mirada?.". ¿Sería acaso uno de sus grandes descubrimientos del encuentro?

En las antípodas del método de Carlos Blanco, hay que situar el empleado por Manuel Lourenzo para encarnar al contrabandista Vicente Otero. "Yo lo que hice -afirma- fue ceñirme al guion. De Terito ni sabía que existiese y, en cuanto al narcotráfico en Galicia,todo lo que conocía era lo que había leído en los periódicos de aquella época. De hecho, en cuanto me dieron el papel, empecé a leer el libro". Lourenzo, no obstante, sí que hizo una concesión. "Resulta que mi hija me dio una foto muy grande de Vicente Otero y, la verdad, me pasé mucho, mucho tiempo, mirándola, fijándome en cada detalle de su aspecto físico?" ¿Y qué conclusión extrajo?, le preguntamos: "Pues, fue muy curioso: detecté amargura, mucha amargura, en aquel rostro", responde. Aunque seguramente para la mayoría de los 3 millones y medio de espectadores, especialmente los de fuera de Galicia, que han visto los dos primeros capítulos de la serie, Manuel Lourenzo sea un "descubrimiento", lo cierto es que estamos ante un peso pesado de la escena gallega. Actor, director, dramaturgo... Lourenzo es un pionero y una referencia indispensable del teatro gallego contemporáneo, así como del propio audiovisual del país.

Javier Rey, en cambio, representa a la nueva y pujante generación de actores de Galicia que ya está logrando repercusión fuera de nuestras fronteras, sobre todo con la serie "Velvet", que le ha hecho muy popular. Rey, que nació en 1980, vivió los años de esplendor de su personaje, Sito Miñanco, en plena infancia, por lo que, de aquella época, "sólo tenía referencias muy vagas, algunas con ribetes de leyenda urbana. Eso sí, antes de que supiese que iban a hacer una serie de televisión y que yo estaría en ella, ya me había leído el libro". En cuanto le confirmaron que iba a interpretar al que seguramente sea el más "peliculero" de los narcos, se puso manos a la obra: "Trabajé en varios frentes, y el de la documentación fue un de ellos. Luego, después de leer el guion me fui reuniendo con varias personas que conocieron a Sito, tanto las que trataron con él como las que lo persiguieron... Fui reuniendo el material necesario y ensayando muchísimo". Javier confiesa que el de Miñanco "ha sido el personaje más difícil que me ha tocado interpretar, en el sentido de que estamos ante un tipo al que no se le puede despachar con un solo trazo. Sito no es solo un hombre ambicioso, también se erige en un protector de su familia y de los suyos y, a medida que va transcurriendo la trama,veremos que en momentos cruciales tiene que enfrentarse a situaciones my difíciles ante las que debe tomar una decisión radical. Por ejemplo, a pesar de sus dudas de conciencia, decide pactar con los narcos colombianos aunque sabe que son gente peligrosa, soborna al cura cuando, al menos de joven y a su manera, era creyente. Y, por encima de todo, tiene un carisma tremendo y llega un momento en que se convierte en alguien que puede hacer lo que le dé la gana sin que nadie le reproche nada porque no se va a atrever.Eso, claro, es todo un caramelo para cualquier actor pero, ya digo, muy difícil a la hora de preparar el trabajo de su interpretación. Yo prefiero decir que en la serie no hago de Sito Mianco, sino de "mi" Sito Miñanco. Tratar de conseguir lo primero hubiese sido un error por mi parte".

La crítica ha coincidido en señalar que Manuel Charlín iba a ser seguramente el personaje más difícil de encarnar y, sobre todo, de "hacer entender". Pero de ello se ha ocupado un Antonio Durán "Morris" en estado de gracia que, tras su trabajo previo de estudio del guion, de lectura del libro y de conversaciones con quienes lo conocieron, ha llegado a la conclusión de que Manuel Charlín "representa, a pesar de ser de la costa, al gallego profundo, muy cerrado, muy desconfiado y muy autoritario, sobre todo con su familia; es del tipo de hombres que ahora mismo solo existe en las aldeas del interior de Galicia. Mientras los demás hacen alarde del dinero comprando coches de lujo, él sigue conduciendo con el que tenía antes de hacerse rico; Charlin es discreto y, en mi opinión, no se exactamente por qué, yo he notado en él un rictus de amargura, incluso de frustración personal. Es también enigmático, sí, semeja guardar mucho secretos". También Morris considera que hubiese sido un error tratar de "imitar" a Manuel Charlín: "De hecho - cuenta- mi Charlin es una creación propia, al punto de que, una vez que recolecté la información necesaria, desistí de buscar más datos. Y te digo más: al igual que me ocurrió con la serie del Códice Calixtino, en la que, aunque me lo ofrecieron, no quise conocer personalmente al deán de la catedral de Santiago para no contaminar mi interpretación, hubiese hecho lo mismo en el caso de que me surgiese la posibilidad de tener un encuentro con Charlin". Respecto al éxito de la serie, tanto Morris como sus compañeros señalan que "quizás no el éxito comercial, pero sí que durante el rodaje todos intuíamos que estábamos haciendo algo importante y de calidad". "Yo -afirma el actor vigués- llevo 38 años en esto y te digo que es como si nos hubiese tocado el Gordo de la lotería a todos porque éste es si duda el mayor éxito de los actores y actrices gallegos desde el punto de vista colectivo".

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