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La trágica historia de la espía de Castelao

María Docampo, contratada por el líder galleguista como traductora personal durante su estancia en Nueva York, era en realidad una agente secreta de la CIA. Falleció asesinada por su marido, quien le asestó 17 puñaladas

De izquierda a derecha, Luís Soto, María Docampo, Castelao y su esposa Virginia Pereira en Central Park (Nueva York) en 1938.

Alta, morena, estilosa, sonriente, guapa, fue la traductora y secretaria personal de Castelao durante la residencia de éste en NuevaYork, en 1938. La oleirense María Docampo es una mujer a la espera de una película, algo que no es descartable que ocurra tras que, esta semana, la Central de Inteligencia Americana haya procedido a publicar los archivos de espionaje al Partido Galeguista.

De la apasionante historia de María Docampo se hicieron eco, en su día, fuentes de tan contrastado valor como la de Isaac Díaz Pardo y Emilio González López. Este último, diputado, catedrático en Derecho Penal, historiador y profesor en distintos centros educativos en Estados Unidos, en su libro "Castelao, Propagandista da República en Norteamérica", identifica en una fotografía a María Docampo, al lado de Castelao y su mujer Virxinia Pereira y el escritor y periodista Luís Soto en Central Park (Nueva York) en 1938. Curiosamente Seoane, en su libro "Castelao, a UPG e outras memorias", utilizó esta misma fotografía en la portada pero sin identificar ni hablar en ningún momento de Docampo.

El padre del nacionalismo gallego, escritor y dibujante Alfonso Daniel Rodríguez Castelao, ministro del Gobierno republicano en el exilio, llegó a NuevaYork en julio de 1938 tras haber visitado la URSS por encargo del Gobierno de Negrín para buscar apoyos contra Franco y en favor de la causa republicana. En la Unión Soviética Castelao terminó acercándose al comunismo, del que lanzó elogios. Una vez en Estados Unidos, acompañado de su mujer y del escritor y destacado militante comunista Luís Soto, dio mítines y acudió a actos del Frente Popular Antifascista Gallego en lugares como Detroit, Brooklyn, Newark, Boston o Niágara Falls.

Castelao contó en Nueva York con la ayuda de una secretaria que le servía como traductora: María Docampo, "de padres de As Mariñas coruñesas" según cuenta González López en su libro, y que acompañaba al galeguista, a su mujer y a Soto en todas las actividades políticas y sociales a las que acudían. "Era tan eficaz y tan estrecha la relación que mantenían una convivencia de tipo casi familiar", señala el historiador en su libro.

Desaparición

Tras finalizar la Guerra Civil y convertirse Castelao en exiliado, María Docampo desapareció sin dar explicaciones ni avisar. El matrimonio Castelao, según González López, quería mucho a María y cuando Virxinia regresó a Galicia en 1968 fue al cementerio de Dorneda a poner flores en su tumba.

En el verano de 1941 González viajó a Panamá a un curso sobre derecho penal y en el hotel se encontró con el profesor y economista Edmund Peevy que le preguntó si conocía "a una tal María Docampo", de la que le contó que había sido su secretaria en "Servicios Especiales y que pertenecía al servicio de información militar de los Estados Unidos, la posterior CIA".

"Le agradecí al profesor Peevy la información y me di cuenta que la desaparición de María Docampo del ámbito del matrimonio Castelao no era solo un asunto de ingratitud sino que obedecía a órdenes superiores que le indicaban cuándo tenía que abandonar un trabajo y comenzar otro", agrega González López en su escrito.

María Docampo y su hermana Encarnación habían nacido en Estados Unidos al trasladarse a este país su padre Francisco Docampo Pérez cuando tenía catorce años (era natural deBergondo) y después de trabajar en Inglaterra como marinero. En NuevaYork fue maquinista y fogonero y allí conoció a María Ramos Díaz, nacida en Cabreiroa (Oleiros). Encarnación se casó en Nueva York con Pedro Lema, vecino de Corme (Ponteceso). María dominaba el inglés y trabajó como intérprete de español y portugués en el Banco de Londres de Wall Street. En 1947 se casó en Nuestra Señora de Guadalupe (México) con José García Peña, de 36 años y natural de Jalisco.

Los padres de María Docampo, junto a su hija Encarnación, regresaron a Galicia para vivir en una propiedad que habían comprado en Arillo (Oleiros). El 27 de julio de 1948 María Docampo regresó a Arillo sola, pero su marido, conocido como O Jalisco, la siguió. El 27 de septiembre sobre las ocho de la mañana, García Peña propinó diecisiete puñaladas a María Docampo, así como 15 a su suegra y dos a su cuñada Encarnación, que habían acudido a ver lo que sucedía.

O Jalisco

José García Peña se hizo a sí mismo cortes en el pecho y en una mano con el cuchillo, prendió fuego a la cama de sus suegros y luego quemó papeles y cartas. Con baúles y arcones atrancó diversas estancias de la casa. Los vecinos que se habían congregado a las puertas de la vivienda avisaron a la Guardia Civil, que logró entrar forzando una puerta. El vecindario también evitó que ardiese toda la vivienda al apagar el fuego con cubos de agua. O Jalisco fue trasladado a la Casa de Socorro de Santa Lucía y luego al hospital municipal, donde al parecer intentó suicidarse de nuevo.

María, su hermana Encarnación y la madre de ambas, fueron halladas muertas sobre el suelo de una habitación. En el mismo lugar de los hechos, según cuentan las crónicas periodísticas de aquella época, se constituyó el juzgado de instrucción y se interrogó al criminal. El único superviviente del triple crimen, Francisco , el padre de María Docampo, declaró entonces que O Jalisco tenía "el vicio de la marihuana" y en Nueva York había trabajado traficando con mercancía de México a Estados Unidos.

Las tres víctimas recibieron sepultura al día siguiente. Hogaño, tantos años después, en el panteón de los Docampo no faltan flores que recuerden a las víctimas de tan brutal asesinato, cuyo autor (del que se dice que también era agente de la CIA), fue acusado de matar,en 1976, a su segunda esposa y a su hija. "O Jalisco" terminó sus días suicidándose en una cárcel de Canarias.

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