El Celta no parece tener techo en resultados deportivos desde que recuperó la máxima categoría del fútbol español en el verano de 2012. Tras una agónica salvación en el curso siguiente, el conjunto celeste supo asentarse en la primera mitad de la tabla: pasó de la novena posición a la octava y de ahí dio el salto a la sexta, en la segunda temporada de Berizzo como técnico. Ese puesto tenía el premio añadido de clasificarse para la segunda competición europea, la UEFA Europa League, a la que el Celta regresaba diez años después de su última participación. Y hubo fiesta en As Travesas ante la novena participación europea en la historia de un club que se ha consolidado en la élite tras un lustro en Segunda.

El año 2016, sin embargo, no podía comenzar peor para los de Berizzo, pues nada más abrirse el mercado de fichajes de invierno perdieron una pieza imprescindible en el centro del campo: a su capitán, Augusto Fernández. El argentino no pudo rechazar la oferta del Atlético de Madrid y abandonó Vigo a toda prisa para regresar una semana después a Balaídos con la camiseta rojiblanca. Un duro golpe para el celtismo, sin duda.

El Celta buscó un recambio de garantías. Fichó al internacional chileno Marcelo Díaz, que dejaba Hamburgo tras encadenar problemas musculares. Berizzo se adaptó a una plantilla polivalente y armó un equipo que se "vengó" del Atlético de Madrid eliminándolo de la Copa del Rey. Al mismo tiempo, supo mantener su buena trayectoria en LaLiga. Su participación en el torneo del KO concluyó ante un Sevilla que sentenció la semifinal en el Sánchez Pizjuán. Sin embargo, el Celta intentó en Vigo la remontada que le metiese en la cuarta final de su historia. No pudo ser, pero le quedó el consuelo de pelear contra el equipo de Emery por las plazas europeas que reservaba LaLiga.

Con Nolito como principal referencia en ataque, el Celta le arrebató el sexto puesto al Sevilla y consiguió que el andaluz le representase en la Eurocopa de Francia, junto al médico García Cota.

A pesar de tener una cláusula de rescisión del contrato de 18 millones de euros, el Celta tampoco pudo impedir la marcha de Nolito, que se decantó por el Manchester City tras flirtear con el Barcelona.

Nolito se despidió de la afición marcando el gol del triunfo ante el Málaga, en la penúltima jornada de Liga, con lo que el Celta se aseguraba el sexto puesto y su clasificación para la UEL. Balaídos y Praza América acogieron las multitudinarias celebraciones de una afición que dejaba atrás años de sufrimiento y volvía a sonreír con un equipo que buscó refuerzos para un curso en el que pelearía en tres frentes, como en sus épocas gloriosas.

Pione Sisto llegó como recambio de Nolito. Además, la plantilla se reforzó con Roncaglia, Rossi, Naranjo, Lemos y Costas.Pero la gran sorpresa fue Aspas, que ha dado un paso adelante para convertirse en uno de los mejores goleadores de LaLiga y deslumbrar en su estreno con la selección española.

La fase de grupos de la UEL -junto a Ajax, Standard y Panathinaikos- ayudó a los de Berizzo a remontar en LaLiga. Las rotaciones le restaron brillantez a la clasificación para los dieciseisavos de final de la UEL, que jugarán en febrero ante el Shakhtar Donetsk (ambos ya se enfrentaron en el curso 2000-01). En LaLiga, en cambio, dejaron triunfos como el 4-3 al Barça y el 4-1 al Deportivo. Y con el equipo situado en mitad de la tabla en la competición doméstica, en la Copa le espera el Valencia nada más concluir un año que quedará para la historia del club vigués como el de su novena clasificación en un torneo europeo.

Cuando Carlos Mouriño dijo basta

  • La buena salud deportiva y financiera del Celta se vio alterada el pasado septiembre cuando Carlos Mouriño anunció en un desayuno con la prensa su decisión de echarse a un lado. El presidente del club apuntó tres opciones: vender el club, que pasase a dirigirlo un familiar o que le sucediese en el cargo Antonio Chaves, director general y hombre de su máxima confianza. La edad, cumplidos los 73 años, y la falta de ilusión para seguir peleando por proyectos como la ciudad deportiva fueron los argumentos de Mouriño para plantearse un futuro sin la responsabilidad del Celta.De las tres alternativas que había ofrecido para el futuro del club, la venta parecía la más factible ante las reticencias de su familia y el compromiso de Chaves de unir su futuro al del presidente. Semanas después, la irrupción de una delegación china en Vigo hizo saltar las alarmas sobre la inminente venta del club a un holding asiático. Incluso se barajó una cifra en torno a los 100 millones de euros. Pero entonces, Mouriño volvió a aparecer en escena para lanzar un órdago al Ayuntamiento: renunciaría a vender el club si se le permitía comprar el estadio, a lo que el alcalde se opone.