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ESTELATres gallegos entre los "últimos de Filipinas"

Los tres gallegos regresaron a sus respectivas aldeas condecorados por sus hazañas, pero prosiguieron sus vidas como si nada hubiese pasado

Única foto que se conserva de José Martínez tras la guerra.

Cuando, el 18 de septiembre de 1896, embarcaba en el puerto de Barcelona rumbo al frente de guerra de Filipinas enrolado en el Segundo Batallón de Cazadores Expedicionarios, José Martínez Souto, de 19 años, estaba lejos de suponer que partía como hijo de jornaleros, pero que volvería como un héroe. Había nacido el 17 de marzo de 1877 en la parroquia de San Julián de Almeiras, concello de Culleredo, y era el benjamín de una humilde familia de labradores. Tras desembarcar en Manila, no le dieron tiempo para completar su formación militar. Su batallón pasó directamente a la primera línea de combate en la provincia de Cavite, donde se libraban las más importantes acciones del ejército español para controlar las numerosas revueltas en todo el territorio circundante a la capital filipina. De batalla en batalla. Así vivió Martínez Souto durante más un año, en un auténtico infierno, y aún habría de participar, entre febrero y abril de 1897, como soldado de la División Lachambre, en la mayor operación militar conjunta que desarrolló el ejército español enla guetra hispano-filipina.

Así que, cuando en septiembre de 1897, es enviado a la localidad de Baler, en la isla de Luzón, como miembro de un destacamento compuesto por 50 hombres al mando del teniente Mota, lo hace ya como veterano de guerra...¡y tiene solo 20 años! Baler era una posición estratégica y el enemigo lo sabía, por eso lanzó un ataque del que sobrevieron solo nueve soldados, entre ellos el gallego a quien, no obstante, se le ordenó volver a allí el 7 de febrero de 1898. Cuatro meses después, el 30 de junio, los independentistas isleños vuelven a atacar a la guarnición española. Comenzaba así un asedio que duró la friolera de 337 días, casi un año. El pequeño destacamento español no se rindió hasta el 1 de junio de 1899 a pesar de que el Gobierno ya había claudicado semanas antes. Fue uno de los episodios más singulares y heroicos de la Historia de España, el de "los últimos de Filipinas" y aquel joven labrador gallego vivió para contarlo, como así lo hicieron dos más de sus paisanos, el carballinés Vicente Pedrouzo Fernández y el lugués (de Guitiriz) Bernardino Sánchez Caínzos, ayudante sanitario.

"Aunque todos figuraban teóricamente como voluntarios, la realidad es que lo que los hizo partir a la guera fue la precariedad en la que vivían en sus aldeas y la posibilidad de ganar un dinero que les vendría muy bien, a ellos y a sus familias, aunque fuese a costa de arriegar sus vidas". Quien así se expresa es Juan José Rocha, autor de "El último de Filipinas de Almeiras", un libro en el que rastreó la vida de José Martínez Souto, e intentó hacerlo (y lo sigue haciendo) las de los otros dos gallegos supervivientes, con desigual resultado, pues si en el caso de Souto obtuvo no escasos datos, no fue así con Pedrouzo y caínzos, cuyas vidas posteriores han caído en el cuasi anonimato.

Y hay que aclarar lo de "casi" porque, en lo que atañe a Bernardino Sánchez Caínzos, mantuvo una calle con su nombre hasta 2008 en que, por dictamen de la alcadía, se acordó incomprensiblemente retirar la placa aduciendo que el homenajeado era "franquista", una consideración inaudita teniendo en cuenta que Sánchez Caínzos falleció el 2 de octubre de 1926. "Era, al igual que Souto, -informa Juan José Rocha- hijo de labradores y había nacido el 16 de mayo de 1876; en Baler, ejercía como ayudante del mítico médico del destacamento, el doctor Vigil y, antes, había prestado sus servicios en el Hospital Militar de Manila". A su regreso de la guerra, Bernardino regentó una taberna, se casó y tuvo siete hijos.

Menos aún son los datos que se conservan de Vicente Pedrouzo Fernández, natural de la parroquia carballiñesa de Mudelos, también jornalero, hijo de Manuel y Josefa, que acudió al frente de guerra en 1897 ya a una edad avanzada (35 años) en comparación con la de la mayoría de sus compañeros. En Baler, Pedrouzo era uno de los ayudantes del teniente Saturnino Martín Cerezo, que tomó el mando de la guarnición durante los últimos meses, tras el fallecimiento, víctima del beri-beri,de su superior, el también teniente Juan Alonso Zayas. En Carballiño, dice Rocha, "hay una vaga idea de la existencia, pero parece que allí ya no queda ningún familiar directo".

De quien sí se conocen más datos es de la vida posterior de José Martínez Souto hasta sus últimos días. Nos los proporciona también Juan José Rocha quien señala que, "a quien primero sorprendió su regreso fue a su familia, que lo daba por muerto tras más de un año sin tener noticias de él.

Martínez Souto, en cuyo expediente figura que el 4 de septiembre de 1899 consiguió su permiso de retorno, se casó y tuvo cuatro hijos. Durante el resto de su vida guardó con mimo en su casa los regalos que le entregaron a los del destacamento a su llegada a Manila por la gesta conseguida en Baler, así como las cruces impuestas por su participación en la campaña de Filipinas, hoy conservadas en el Museo Histórico de A Coruña por decisión de sus descendientes.

Martínez Souto, fallecido el 26 de marzo de 1944 a punto de cumplir los 67 años, descansa en el cementerio de San Julián de Almeiras, su aldea natal.

Cuando están a punto de cumplirse los 120 años del Desastre del 98, el estreno de la nueva película que protagonizará el actor lucense Luis Tosar (que interpretará al teniente Martínez Cerezo) tal vez devuelva al lugar que le corresponde la hazaña de aquellos hombres que resistieron hasta más allá del deber, sin caer en las versiones cinematográficas que se rodaron durante el franquismo. "Es cierto que los 33 Héroes de Baler, los llamados Últimos de Filipinas -subraya Juan José Rocha- merecen que se les haga, por fin, una cobertura digna, y lejos manipulaciones políticas".

Fechas del asedio

  • -30 DE JUNIO DE 1898. Una patrulla de reconocimiento comandada por el teniente Martín Cerezo sufre una emboscada de los rebeldes filipinos. Los españoles se repliegan y encuentran refugio en la iglesia de Baler.-1 DE JULIO. El medio centenar de soldados españoles, pertechados en la iglesia, reciben una notificación del enemigo en la que se les advierte de que están rodeados por tres compañías de asalto y les conminan a rendirse. -JULIO-OCTUBRE. Continuos enfrentamientos en torno a la iglesia. Algunos de los soldados cercados deciden desertar (a los que no lo consiguen, Cerezo ordena su fusilamiento), otros caen heridos o contraen enfermedades como el beri beri.-OCTUBRE-NOVIEMBRE. España y Estados Unidos comienzan a negociar la paz en París. En Baler, los revolucionarios prosiguen sin éxito sus escaramuzas para lograr la rendición del destacamento español.-NOVIEMBRE-DICIEMBRE. Casi todos los soldados españoles sitiados supervivienets (alrededor de 40) están enfermos o heridos. El 10 de diciembre, España firma el tratado por el que cede la soberanía de Filipinas a Estados Unidos.-DICIEMBRE 1898-FEBRERO 1899. El 1 de febrero de 1899, el general De los Ríos, aún gobernador general de Filipinas, envía dos emisarios a Baler con órdenes de que los sitiados se rindan. Martín Cerezo duda de la veracidad del mensaje.-11 DE ABRIL. Llega al puerto de la isla un barco cañonero estadounidense. Su misión es rescatar a los españoles, pero el resultan a su vez capturados por los insurrectos filipinos.-28/29 DE MAYO. Los filipinos lanzan un furibundo ataque, sin resultado alguno. Por el conrtario, sufren17 bajas. Fondea en el puerto el vapor "Urano", a bordo del cual viaja el teniente coronel Aguilar, quien comunica personalmente a Martín Cerezo las órdenes de rendición y le entrega varios periódicos. Cerezo vuelve a desconfiar y cree que esos periódicos son falsificados.-1/2 DE JUNIO DE 1899. Tras la lectura de una noticia anecdótica en uno de los periódicos (el traslado de un militar amigo suyo), Cerezo se cerciora de que son auténticos y toma, por fin, la decisión de rendirse. Sobreviven 33 soldados españoles.

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