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El hundimiento del emporio gallego de chimbote

Un pavoroso terremoto, registrado a finales de mayo de 1970, provocó el regreso a Galicia de la colonia emigrante que había erigido, en tres décadas, una pujante industria pesquera en esta importante ciudad portuaria de Perú

Niños del "Winnipeg"a su llegada a Chile.

Las imágenes que estos días podemos ver de Ecuador recuerdan a las fotos que todavía se conservan del también terrible seísmo acaecido a finales de mayo del año 1970, un terremoto que provocó la friolera de 70.000 muertos y 20.000 desaparecidos y cuyo epicentro se localizó a 44 kilómetros de Chimbote, una de las más importantes ciudades portuarias de Perú en la que, durante las décadas de 1940 y 50 y 60, se asentó una colonia gallega protagonista de uno de los episodios más peculiares e insólitos de la historia de la emigración española en el pasado siglo XX.

Recientemente, el profesor de la Universidad de A Coruña José A. Valverde Elera publicaba un documentadísimo trabajo sobre los "gallegos de Chimbote" en el Cuaderno de Estudios Galegos del CSIC. Valverde Elera confirma, en la línea de trabajos anteriores, que la raíz de aquel flujo migratorio se encuentra en la Guerra Civil española, uniendo las singulares peripecias de los marineros de los pesqueros de "San Adrián","Rocío" y "Ciudad de Montevideo, todos con base en Malpica, y las del "Winnipeg", barco fletado por el de aquella cónsul de Chile en Francia, el poeta Pablo_Neruda, para llevar a América a 2.000 exiliados españoles.

Tanto una buena parte de los marineros huidos como los exiliados que ya habían cruzado la frontera fueron a encontrarse en el "Winnipeg" que, el 4 de agosto de 1939, partía del muelle de Tropelout, cercano de Burdeos, emprendiendo una travesía que, tras 26 días, recaló en el puerto chileno de Arica. Pero Chile no sería el destino definitivo de la mayoría de aquel pasaje, sino Perú. En ello tuvo mucho que ver, según explica el profesor Valverde, un gallego de Corcubión llamado Benigno Lago, quien tras haber emigrado a Argentina en 1920 había hecho fortuna en la Patagonia, instalándose en Río Gallegos. En 1931, Lago regresó a España con sus hijos para luego volver a emigrar hacia el Perú, donde primero estableció negocios en la explotación minera para, posteriormente, aliado con socios peruanos, invertir en la industria pesquera llegando a tener seis fábricas de conservas de pescado.

"Una vez enterado de que a Chile había llegado un grupo de malpicáns -refiere Valverde- (Lago) fue en su busca y les ofreció trabajo en Ilo y Chimbote". Fue así como arribó a esta ciudad portuaria el primer cotingente de gallegos.

Aquellos malpicanos del "Winnipeg" -con apellidos como Garrido, Verde, Choufiño, Alfeirán...- hicieron que la vida de Malpica se desplazase once mil kilómetros al oeste, en las costas del Pacífico. A finales de 1950, ya eran más de cien las familias que se habían asentado en Chimbote. En su mayoría llegaban de Malpica, sí, pero progresivamente su procedencia se diversificó y, así, según el estudio del profesor Valverde,a esas alturas ya se ditinguían emigrantes provenientes de la provincia de Pontevedra, (principalmente, de Marín), del interior de Ourense y de otras localidades coruñesas como Fisterra, Cee, Laxe, Laracha, Cariño y, por supuesto, también Corcubión, cuna del pionero Benigno Lago.Entre todos habrían de convertir Chimbote en vértice de un emporio pesquero que asombró al mundo.

Sería Celestino Garrido Pose -hijo de Bernardino Pose, uno de los pasajeros del "Winnipeg"- quien en 1957 abrió la primera fábrica de harina de pescado de Perú.La experiencia marinera gallega multiplicó por tres el porcentaje de la pesca en el producto interior bruto peruano en solo 13 años, de 1954 a 1967. Garrido Pose producía en 1963 dos mil toneladas diarias de harina de pescado -en su práctica totalidad para la exportación- y tenía una flota de 24 barcos de 250 toneladas. Chimbote se había convertido en el primer puerto pesquero del mundo.

"Había muchas fábricas y armadores de todas las nacionalidades. Corría el capital extranjero. En Chimbote vivíamos separados por colonias: los peruanos, los italianos, los norteamericanos, los gallegos...había hasta armadores yugoslavos. Hay que vivirlo para saber lo que fue aquello. El tráfico era incesante todos los días. Pescando, desembarcando y volviendo a pescar. Era un río de pescado", recuerda Manuela, la hija del patrón Manuel Suárez Santiago, de apodo Pejas.

"El pescado venía ya desde los muelles por tuberías hasta las fábricas y pasaba directamente al horno. Medían una tonelada y ¡adentro, venga harina de pescado!", según el testimonio recogido al malpicán Luis Otero, cuya hermana había nacido en Chimbote: "Mi padre trabajaba allí para Garrido, que era el tercer armador de Perú. Cuando llegamos, yo tenía 14 años, los barcos eran de 130 toneladas, pero poco después los patrones los construyeron de 280, una barbaridad".

"Salvo los pioneros, que escaparonde la guerra, la emigración de gallegos a Chimbote fue por razones económicas -precisa Manuel Suárez, que tenía 9 años cuando llegó a Perú-. Emigraron muchísimas familias, pero no todos se quedaron. Muchos no soportaban el calor. Había algunos que incluso se llevaron a Perú en sus maletas garrafas de agua de la fuente de Malpica".

La espectacular riqueza pesquera de Perú en aquellos años se debía a la proximidad de la corriente cálida de El Niño y a la actividad sísmica de las zonas. "Los frecuentes tsunamis cumplían allí la misma función que aquí el mar de fondo, trayéndonos pescado", según secundino Cuevas, marinero que también pescó de joven en el Pacífico".

Golpe y terremoto

La edad de oro de Chimbote comenzó a declinar en 1969, cuando el golpe militar del general Velasco Alvarado nacionalizó la pesca: "Ya no se podía mandar dinero fuera y expropiaron las fábricas y los barcos. La corriente ya había empezado a cambiar y el pescado se alejó. Por eso, cuando la tierra se abrió bajo nuestros pies el 31 de mayo de 1970, fue la señal para irse", señala Manuela Suárez.

Aquel pavoroso terremoto destruyó ciudades enteras como Huaraz (35.000 habitantes), capital administrativa de la que dependía Chimbote, donde se registraron 12.000 muertos. "Algunos se quedaron allá -continúa Manuela-, pero muy pocos, porque la mayoría regresamos".

Entre los que se quedaron estaba el propio Garrido, que llegó a ser uno de los hombres más influyentes de Perú con acceso a Belaúnde Terry, el presidente anterior al golpe. A Garrido le expropiaron la fábrica y los barcos. En 1985, el periodista Luis Menéndez escuchó sus confesiones frente a las ruinas de lo que un día fue la mayor factoría mundial de harina de pescado y al desolado paisaje de los barcos varados o semihundidos que habían sido la flota pesquera más poderosa del Pacífico. "Solo quedamos los que teníamos la vida más asegurada. El resto escapó como si hubiesen visto al demonio".

El "casino español"

  • Como señala el profesor Valverde, al igual que en otros destinos migratorios de América, también en Chimbote los gallegos fundaron su propio centro social. Lo denominaron Sociedad Española de Beneficencia, y el edificio de su primera sede fue inaugurado tal día como el 16 de octubre de 1960. A partir de esta sociedad se construiría la "Casa de España en Chimbote" que, desde muy pronto, fue conocida como "El casino español". En este casino, refiere Valverde Elera, "se celebraban fiestas, bailes y acontecimientos sociales. Se convirtió en un lugar de encuentro, confraternización, recreo y ocio para la comunidad gallega, aunque también era frecuentado por peruanos y otros extranjeros, celebrándose incluso la fiesta de San Pedro, patrón de los pescadores de Perú. Algunos gallegos conocieron allí a sus esposas..."Pero su época de esplendor fue breve y finalizó con el declive de la pesca, el golpe de Estado y, claro, el terremoto, aunque hay que señalar que el local no fue afectado por el seísmo y nunca dejón de funcionar, si bien con el transcurrir de los años fue cambiando de dueños y administradores hasta que, en 2010, fue rehabilitado mediante la iniciativa de un peruano hijo de gallegos, Luis Novo, quien junto a un grupo de descendientes de aquellos emigrantes lo reinauguraron con su nombre oficial, Casa de España en Chimbote. Es casi la única huella que queda de aquellos días en que los gallegos hicieron que se hablase de Chimbote en todas las pesquerías del mundo.

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