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DELICIAS DE GALICIA

Ventana a los sabores

Ángel y Víctor son dos jóvenes chefs de trayectoria premiada que acaban de abrir en Ponteareas A Xanela Gastronómica, en la que se funden tradición y modernidad

Comedor con la cocina acristalada.

Aunque ninguno proviene de familia hostelera, a ambos cazuelas y fogones les atraían desde niños. Eran los "cocinillas" en las reuniones de amigos y por eso tenían claro que decantarían sus estudios hacia los saberes y sabores de la gastronomía. Tras pasar por las aulas de especialización en Pontevedra, Ángel Martínez y Víctor Otero, compañeros y amigos desde la infancia, continuaron enriqueciendo su conocimiento profesional con otras experiencias en prestigiosas cocinas de España y del mundo. En su joven pero intensa trayectoria -tienen solo 31 años- acumulan ya reconocidos premios que han puesto su nombre en el universo de firmes valores de la cocina gallega. Hace tan solo seis meses que apostaron por abrir en su tierra natal, Ponteareas, un local con el que diferenciarse. Y a tenor del público que frecuenta A Xanela Gastronómica, que así le han llamado, su proyecto goza de aceptación y cada vez más clientela, tanto de la comarca como de otras zonas de más distancia, además de Vigo (de Portugal, de Santiago, de Coruña€).

En A Xanela Gastronómica se hace una cocina de producto. Una de sus frases favoritas, dicen, es "en la cocina, no existe modernidad sin una buena tradición". Por eso los sabores locales -del mar y de la tierra próximos- aderezados con una presentación acordes con su edad sazonan los platos de estos gastrotalentos que, tras quince días de merecidas vacaciones, reabren A Xanela este mismo martes 26 "con más fuerza -apuntan- y con una nueva carta en la que ya figuran lamprea, platos de carnaval y, como siempre, platos de temporada".

En la carta de A Xanela los productos van siempre con el mercado y la estación. En cada época del año habrá diferentes elaboraciones según el tiempo, además de los pescados y carnes que se traen a diario de la lonja o de la plaza. De postre, además del suculento Frangélico, otras dulces propuestas como espuma de crema de arroz con leche con helado de avellana y un toque licor.

Como entrantes, croquetas de Guijuelo y ali oli o ensalada de guacamole, atún y piña, entre otros, además de platos sabrosos como secreto de cerdo ibérico o rissoto de pollo y parmesano, rodaballo, rabo de ternera o los potajes de garbanzos con cachucha selecta que tanto gustan. Y otro plato que se ha quedado en la carta es la costilla deshuesada que va al horno doce horas y se funde en la boca. En el repertorio de vinos priman los buenos blancos y tintos de las denominaciones propias, aparte de otros de fuera.

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