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Cuando la mascota se tira al monte

La tenencia doméstica de cerdos vietnamitas, mapaches y otros animales exóticos con los que no es fácil convivir acaba a menudo en abandono, y los ejemplares asilvestrados causan problemas

Por la izquierda, en el sentido de las agujas del reloj, seis ejemplos de mascotas exóticas con individuos asilvestrados: galápago de Florida, mapache, cobaya, cotorra de Kramer, iguana y cerdo vietnamita.

-Mamá, mira que conejito más mono...

La madre, frente al escaparate de la tienda de animales, mira a su hija, con los ojos encendidos de ilusión. Mira después a esa bolita de pelo que arrima su inquisitiva nariz al cristal del escaparate. Una hora después, los tres están en casa. Al principio todo irá bien. Pero lo más probable es que la niña se canse de limpiar y alimentar al conejo (las mascotas no son juguetes), o que no lo haga adecuadamente, lo cual le planteará a su madre una ocupación más o una visita al veterinario (alguna habrá, en todo caso: son animales delicados). Tiempo y gastos. Y el conejo crecerá. Manchará la casa. Al final, quizá acabe en la calle. La historia se repite con muchos animales que ingresan en un hogar por capricho. Y las fechas navideñas son propicias a esos antojos.

Hay cientos de casos de perros y gatos desahuciados. Historias tristes, crueles, de vida callejera y muerte temprana. A veces se echan al monte, sobre todo los gatos, más adaptables y autosuficientes. Entonces llegan otros problemas.

Los perros pueden derivar en vagabundos pedigüeños o, en entornos rurales, pueden emular a sus ancestros, los lobos, aunque sólo son capaces de hacer presa en el ganado menor (cabras y ovejas) o en las crías de las reses mayores (potros y terneros). Causan daños económicos. Y pueden resultar peligrosos para las personas, especialmente las jaurías. Los gatos asilvestrados también regresan a sus orígenes y se convierten en depredadores, con un impacto sensible sobre las poblaciones de aves (en islas han extinguido especies).

Esas situaciones y problemas no son nuevos. Pero ahora tienen muchos más protagonistas. Fauna exótica con la que se comercia frívolamente, sin medir las consecuencias. Las nuevas restricciones legales al tráfico de animales son a todas luces insuficientes y sobre su aplicación se ejerce escaso control. Es posible adquirir un mapache a través de internet por treinta euros, a pesar de que su compraventa y tenencia están prohibidos desde 2011. Ya hay varios asilvestrados en España. Los galápagos de Florida no pueden venderse, pero desde que se pusieron de moda, a finales de los años ochenta, se comercializaron tantos que cada vez aparecen más en los estanques de los parques y en los humedales naturales (viven hasta 30 o 40 años). En todo caso, hay especies similares a la venta. Y varanos, camaleones, iguanas, serpientes...

Cobayas

Las cobayas o conejos de indias también acaban en ocasiones expulsados de casa, y parece que se reproducen en algunos lugares. Hay cotorras de Kramer y argentinas volando libres por ciudades de toda España, donde han llegado a anidar. Conejos, hurones y, más recientemente, cerdos vietnamitas son otros miembros de la nómina creciente de mascotas de capricho repudiadas.

Ninguna de las mascotas asilvestradas plantea problemas, ahora mismo, en el noroeste ibérico. Todas tienen poblaciones reducidas y no crían o lo hacen esporádicamente. Pero, precisamente por eso, ahora es el momento de controlarlas. Si se instalan, se harán fuertes y su control será mucho más difícil.

El caso de los cerdos vietnamitas es el más llamativo por su inusual protagonista: el cerdo ha pasado de la pocilga a la salita de estar. Un cambio que no acaba de cuajar; en muchos casos, la mascota exótica no tarda en convertirse de nuevo, a ojos de sus dueños, en cerdo vulgar. Se conocen en torno a medio centenar de puntos en España donde, en la última década, alguno de estos animales abandonados se ha asilvestrado. Esta raza porcina, originaria del sudeste asiático, se ha convertido en los últimos años en un capricho de moda en Occidente, principalmente por obra y gracia del famoso actor George Clooney, propietario de uno de estos pequeños cerdos. Tanto se ha popularizado -en paralelo, además, al avance del comercio electrónico- que puede comprarse por veinte euros o menos. Un reciente estudio sobre los cerdos vietnamitas asilvestrados en España ha encontrado indicios de que han comenzado a reproducirse en libertad y también ha detectado posibles híbridos con jabalí. ¿Qué efectos puede tener esta situación? Efectos añadidos a los problemas que causa el jabalí: daños agrícolas y riesgo de transmisión de enfermedades y de accidentes en carretera, aunque todos ellos poco significativos dada su escasa población.

El mapache es una mascota menos amable y un invasor más agresivo. Tiene un aspecto "achuchable". Pero cuando crece es un animal grande, fuerte y potencialmente peligroso. Un "terrorista doméstico", capaz de destrozar una casa. Un inquilino así está condenado al desahucio. Y en libertad, fuera de su ambiente (es nativo de Norteamérica y América Central) puede tener efectos devastadores sobre las poblaciones de aves. También es un hábil ladrón, capaz de colarse en una casa para desvalijar la despensa o de entrar en un coche a curiosear, como hicieron dos ejemplares en la playa de Xagó, en Gozón. No sólo causaron destrozos, sino que se enfrentaron a los ocupantes del vehículo. La cifra de mapaches sueltos en Galicia se desconoce, pero hay varios, además de éstos. Aún se está a tiempo de neutralizarlos. En otros lugares, la especie está fuera de control: la población madrileña se ha estimado en medio millar de ejemplares.

Los casos del mapache y del cerdo vietnamita son llamativos y significativos, pero sólo representan la punta del iceberg de un problema serio y creciente, cuyo mejor remedio, a decir de todos los expertos, es la prevención: educar a los ciudadanos en la responsabilidad que entraña hacerse cargo de un animal y prohibir la venta de especies que, por su conducta y/o por sus necesidades, nunca deberían entrar en una vivienda.

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