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Culto al paladar

La excelencia de la gastronomía gallega se disfruta sin prisa en Alvariñas, el establecimiento de Combarro cuya fama ha trascendido fronteras

Jaime Alvariñas, gerente y chef del reputado restaurante.

Situado en el concello de Poio, Combarro es uno de los núcleos pesqueros más hermosos de la costa gallega, declarado hace décadas Conjunto Histórico-Artístico por su armoniosa y serena estampa, con sus callejuelas empedradas, casas antiguas y su seña de identidad, los hórreos frente al litoral. En este pueblo erigido sobre la ría el mar está presente en la mesa, más aún tratándose del restaurante Alvariñas, un clásico de cuyo buen hacer se sabe dentro y fuera de Galicia.

En un destino turístico imprescindible como es Combarro, Alvariñas se ha convertido en referencia gastronómica cuyo mejor reclamo es la frescura de la materia prima y una atención esmerada de la que saben numerosas personalidades. "No hay otro secreto que un producto fresco, bien cuidado y un trato personalizado al cliente", dice Jaime Alvariñas, chef y gerente del conocido establecimiento.

En el restaurante se respiran dos ambientes, el de la primera línea de mar de la taberna Alvariñas de la planta baja, con una carta en la que se encuentran los productos enxebres de la tierra, desde empanadas de xoubas a berberechos al vapor, guisos típicos, luras de la ría encebolladas o pulpo á feira, y el del comedor de piedra que remonta su historia a las seculares casa mariñeiras de la villa. Iluminación justa, muebles antiguos, manteles de damasco y música clásica de fondo envuelven la atmósfera en la que se puede degustar un repertorio de propuestas que, manteniendo la tradición, no renuncian a una interpretación contemporánea. Así desde un sushi de pulpo con su gazpacho a un jurel escabechado con micuit de foie gras, una vieira alvariñas con cigala, langostino y foie gras o una caldeirada de mero al vapor.

En el equipo de cocina que comanda Jaime está también Óscar González, sabedor igualmente de los placeres sensoriales que proporcionan los productos de la ría. Más entre el aire gallego que se respira en Combarro y el tiempo adormecido de sus calles y plazas, que invitan al sosiego y a disfrutar sin prisa de los buenos momentos de mesa y mantel.

Dice Jaime que no hay especialidades en esta casa porque la despensa marina de la ría es tan variada que no hay un único plato que pueda representarla. Además piensa, como otros grandes maestros, que no hacen falta patrones que igualen sino rasgos que identifiquen una personalidad propia. Si la verdadera cocina tiene como finalidad hacer felices a los demás, aquí se puede encontrar una parte de esa felicidad rindiendo culto al paladar con los mejores productos. Lo mismo sucede con el capítulo de postres, desde un helado de vino tinto del país con una torrija caliente a un chocolate con centeno y toques de orujo. Todo acompañado de un completo surtido de vinos en el que caben denominaciones gallegas y foráneas.

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