En el concello de O Rosal se respira historia, paisaje y sabor, igual que en A Casa da Pintora, una vieja casona transformada desde hace doce años en restaurante con encanto, fiel al alcume que tuvo siempre la secular construcción, cuya mejor baza, aparte de los excelentes platos de su cocina, es la naturaleza que le rodea, al pie de los muiños do Picón que, junto a los de O Folón, conforman un conjunto etnográfico único.
Rosa Cerejido y Carmen Lorenzo están al frente de este establecimiento rodeado de hermosos paisajes y de historia cuya carta está basada en los mejores productos de una tierra pródiga en cultivos como es O Rosal, en cuyos valles fértiles crecen productos de buena huerta, además de afamados albariños y flores para cualquier estación. Tanto a Rosa como a Carmen ya desde niñas les gustaba la cocina, cuando aún apenas de puntillas asomaban a los fogones. Con los años fueron ganando pericia y buen hacer y en más de una década de andadura A Casa da Pintora se ha ganado una merecida reputación dentro y fuera de Galicia. Trabajan al alimón, con propuestas que pasan desde ensaladas variadas a todo un muestrario de imaginación en empanadas, con una original elaboración a base de castaña y chorizo que ha rendido todos los paladares. Rosa, natural de Valdeorras, conserva las castañas todo el año para ofrecer esta suculencia.
Rosa Cerejido en el amplio especio exterior de A Casa da Pintora.
Ambas cocineras encontraron en este lugar de O Rosal -de siempre As das pintoras, aunque nadie pintase- piedras centenarias en las que alojar una gastronomía con raíz que no renuncia a los toques contemporáneos. Restauraron la que fue casona de labranza con varios anexos para transformarla en un establecimiento con encanto del que destaca la variedad de su carta y la frescura de sus productos. En su catálogo son famosas especialidades -además de los asados al horno de leña- como el solomillo al Pedro Ximenez, la parrillada de cerdo ibérico o las preparaciones propias de bacalao y pez espada. El solomillo al Pedro Ximenez lleva una base de manzana con reducción de mencía y queso de cabra cuyo contraste de sabores le ha convertido en uno de los platos preferidos por muchos comensales. En vinos, buenos albariños y una surtida bodega con todas las denominaciones. A Casa da Pintora está rodeada de espacios verdes y de objetos que guardan una parte de la memoria etnográfica de Galicia.
