"Vigo tiene una catedral futbolística y está en el Colegio Hogar". Es lo que dicen algunos directivos de los clubes vigueses de fútbol y también aquellos que conocen ese simbólico lugar inaugurado en 1958. El paso del tiempo le convierte en icónico y singular. "De verdad vamos a jugar en un campo de tierra?", le preguntan algunos jóvenes a sus entrenadores cuando se citan con los colegiales en los partidos de liga. Cuando la respuesta es afirmativa se activan las miradas incrédulas, los momentos de duda y la incertidumbre. Hasta que se comprueba que es real. El campo de fútbol del Colegio Hogar es de tierra. Solo hay dos en Vigo. El otro está en Sampaio y casi no se utiliza.
La entidad viguesa, que depende directamente de Abanca, tiene en ese escenario mil batallas deportivas que se pueden contar desde que se inauguró. Y no solo de partidos, sino también de entrenamientos y esfuerzos colectivos. Los que forman parte del club saben que deben adaptarse. Cuando juegan como visitantes se encuentran con 'alfombras' de hierba artificial.
"Aquí hay que jugarse todo. Y decimos todo", afirman algunos entradores que han pasado por allí. El aspecto futbolístico es exigente cuando el buen tiempo deja al descubierto la tierra y el polvo. Elementos que causa malestar entre los futbolistas. Pero también queda la parte del invierno con lluvia, viento y frío. "Los porteros deben pasarlo fatal. Hay mucho barro en algunas zonas muy concretas".
El fútbol en estado puro se puede ver en el Colegio Hogar. Con un campo especial, adaptado también para el fútbol siete y fútbol ocho, pero con una filosofía especial. Los quince equipos que forman parte de su estructura saben que a lo que se enfrentan. Y se pueden considerar también como un referente en la ciudad.
Hace varios años, la entidad viguesa tenía un equipo de juveniles en la División de Honor, la máxima categoría. Sus encuentros eran presenciados por una multitud de espectadores. Y además logró buenos resultados durante varias temporadas. Ahora, el fomento de cantera sigue formando parte de la filosofía del club.
El campo ha sufrido pocas variaciones desde que se inauguró. Hasta hace poco tiempo compartía el honor de ser similar en sus características que el del Colegio Apóstol. Ahora se ha quedado solo en el centro de la ciudad. Entre las leyendas que envuelvan al Colegio Hogar se encuentra aquella que dice que hay una gran piedra en el centro del campo. Por ese motivo, jugadores y balón no pasan mucho por allí.
En la memoria figuran muchos jugadores y personas que han tenido una especial vinculación con el Colegio Hogar. En el verano de 2019 falleció Raimundo Sendino, el principal impulsor del deporte en la institución. Su incansable labor entre los jóvenes, que ejerció hasta el último día, es considerada como un ejemplo para la ciudad. A lo largo de su vida recibió numerosos reconocimientos por su esfuerzo, trabajo y dedicación. También dejó un recuerdo imborrable Jesús Castresana, otro emblemático entrenador. Al margen de la historia, en el Colegio Hogar siguen fomentando el fútbol entre los jóvenes. En un escenario especial para unos y complicado para otros, sobre todo los equipos visitantes.
