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Un grito artístico contra la violencia de género

Ester Gandía expone "Siempreviva. Autobiografía y colectividad" en la sala Apo'strophe hasta el 22 de octubre

Una de las instalaciones que conforman la exposición. // Cedidas

"Siempreviva" es denuncia y a la vez catalizador; experiencia que trasciende la autobiografía de su autora para convertirse en reflejo del sufrimiento colectivo. Un grito contra la violencia de género exhalado con una suavidad estética que inquieta a quien observa con detenimiento.

Porque las obras de Ester Gandía, ganadora del certamen de arte Plástika18, son delicadas pero no por ello carentes de fuerza. Al contrario, tan agradables a la vista resultan que su brutal significado golpea al espectador desde todos los ángulos. Para que el impacto perdure más allá de las puertas de la sala (Apo'strophe, hasta el 22 de octubre), la artista recurre principalmente a la instalación, con el fin de involucrar al público, responsable de 'cerrar' la obra con su participación activa.

La artista cocina sus creaciones valiéndose de texto e imágenes metafóricas y, "en ocasiones, la escritura como medio y resultado queda secundada por la acción performática de manipular el contenido mediante el proceso de encriptar, anular, invertir, desdibujar, borrar o fragmentar el mensaje a transmitir, extraídos de fuentes oficiales, plataformas ciudadanas y creación propia", describe.

Ejemplo feroz de la interacción entre lo personal y lo colectivo, lo (a priori) privado y lo público, es la obra "Resiliencia", donde se muestran datos públicos emitidos por la Fiscalía General del Estado de Jalisco (México) referentes a las denunciadas interpuestas por violación durante 2014, así como documentos privados generados a partir de la denuncia que interpuso la propia artista por ese motivo el 19 de enero de ese mismo año. "La obra abarca una experiencia amplia y compartida, entendiendo lo personal como acto político", afirma.

La situación de México también es el eje de "Reflejos", una instalación compuesta por 560 fichas de mujeres desaparecidas desde 2014 hasta la actualidad.

En "Siempreviva", Gandía también resignifica labores tradicionalmente femeninas como el bordado. "De esta forma, el uso del hilo y la aguja, que presenta connotaciones de humildad, primitivismo o servilismo, confronta con el tamaño y la temática de las obras presentadas".

Hilo y aguja que provocan un escalofrío en quien se enfrenta a "Crónica del diecinueve" y lee los nombres bordados a mano, como si de cicatrices se tratara, del medio centenar de mujeres víctimas de feminicidio en España durante 2019. Cincuenta 'esquelas' y diez fragmentos sin bordar, como recordatorio de que el año aún no ha terminado.

Librarse del matratador, romper el silencio, cicatrizar las heridas, deconstruirse, empoderarse..... "Siempreviva" es un ejercicio de catarsis y toda una declaración de intenciones de Ester Gandía, para quien la violencia "no es solo un golpe o un grito, sino que parte de un aprendizaje erróndeo de la sociedad".

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