"Alas de alambre", la última exposición de Sonia García, está dedicada a su tío, el periodista parlamentario Gonzalo López Alba, recientemente fallecido. Con él compartía el poder dedicarse a las cosas que les llenan, en su caso la escritura, en el de la artista, la pintura. "Siempre me dice que nunca deje de pintar", afirma en presente.
"Alas de alambre" -abierta en la sala Apo'strophe.arte del centro comercial Praza Elíptica hasta el próximo 27 de abril- es también una crítica a la situación actual, "falta de interés cultural, de ética y estética, de espacios para la gente que se quiere dedicar al arte".
Sobre tres soportes -lienzo, papel y madera-, Sonia García toma el alambre como hilo conductor, bien dejándolo presente, ya sea cruzado, a través de tela metálica, etc; bien dejando la huella impresa una vez arrancado.
Prescindiendo de cualquier referencia figurativa, la artista juega con la monocronía en blanco y negro y con las texturas. Un aspecto característico de su obra, que aquí se refleja en la combinación de blancos y negros donde lo importante es el gesto, la abstracción.
"Lo único que busco es que sea la propia textura la que cree una sugerencia, una sensación", aclara.