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Coruxo rinde homenaje a cinco madres octogenarias

La asociación de jubilados Avoa les dedicó su celebración del día de la madre a cuatro mujeres nacidas en 1931 y 1932 y una centenaria de 1918

Foto de las cinco homenajeadas en el CRAC de Coruxo. // Cristina Graña

La Asociación de Jubilados y Pensionistas Avoa de Coruxo dedico el día de la madre el pasado sábado 5 de mayo a rendir homenaje a cinco socias de la entidad, cuatro de ellas nacidas en 1931 y una en 1918. Con este acto le reconoce una vida llena de sacrificios y una vejez que disfrutan participando en las excursiones culturales y actividades que organiza la asociación Avoa. El acto se celebró en el CRAC de Coruxo y contó con la actuación de la coral Lira de San Miguel de Oia.

La mayor de las homenajeadas fue Dolores Condesa Rodríguez, nacida en septiembre de 1918 en Salvaterra. La mayor de siete hermanos tuvo que hacerse cargo de ellos, la casa y el campo cuando su madre murió. Se casó a los 24 años y enviudó a los 41, teniendo que emigrar a Alemania y luego a Francia dejando a sus dos hijos en España para que se educaran aquí. Con 63 años regresa a Galicia y se instala en Vigo, ya jubilada pero no parada. Con 70 años comenzó una nueva andadura digna de raza acompañando a una señora que se iba en noviembre a Canarias y volvía en abril a Vigo. Así estuvo hasta los 80 años cuando paró de viajar pero no de estar activa. Vive con su hija Palmira, en la que ha encontrado a su mejor amiga y cuidadora.

El resto de las homenajeados nacieron en 1931 y 1932 y tuvieron una vida plagada de vicisitudes y marcada por la Guerra Civil y la postguerra. Es el caso de Mª Dolores Alonso Gil, quien recuerda la "fame auténtica" que pasó durante el conflicto bélico, que comenzó cuando ella tenía cinco años y remató cuando contaba con ocho, y lo que vino después. Confiesa de hubo quien lo pasó pero porque al menos su familia tenía campo y animales. Madre de seis hijos, de los que los tres varones fallecieron y solo quedan tres mujeres. Desde hace unos años disfruta de los viajes y actividades que organiza Avoa.

De Mª Carmen Gallego destacaron el acto de homenaje que fue a la escuela hasta los 14 años y comenzó a trabajar en conserveras a los 15. Dos años después conoció a su primer novio y único marido, Xosé Salvador Costas, con el que tuvo dos hijos que se hicieron cargo del taller de su padre, hecho que les sirvió al matrimonio par empezar a disfrutar de la vida con viajes, excursiones y demás distracciones. Poco después de quedarse viuda con 75 años, se sumó a la asociación Avoa, con la que disfruta de actividades siempre acompañada de su sobrina Beatriz.

A Felisa Pazos la trajeron de su Cotobade natal a Vigo con ocho años para aprender en el Colegio Hogar Cultura y Labores. Con solo 17 años se casó y tuvo ocho hijos. Su vida o fue un camino de rosas y para sacar a sus hijos adelante hizo de todo lo que pudo: vender piñas, coser ropa para Vigo Bazar, trabajar en fábricas de piensos, embutidos y conservas. Enviudó en 1993, con una edad en la que tenía más tiempo para hacer llevar una vida más holgada. Desde que se asoció a Avoa y viajó a sitios que nunca había soñado visitar, según ella misma confiesa.

Rosario Costas fue a la escuela hasta los 13 años, trabajó en casa ayudando a sus padres y ya de joven se dedicó a tejer prendas de vestir de punto llegando a tener dos ayudantes. Conoció a su marido cuando tenía 15 años y se casaron con 22, tuvieron cuatro hijos y con la jubilación de su cónyuge ambos comenzaron a viajar.

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