En sánscrito, yoga nidra significa yoga del sueño. Un sueño consciente durante el cual el practicante llega a un estado muy profundo de conciencia que le permite acceder al sótano de su mente, donde se encuentran todos los recuerdos y vivencias.
"Al acceder a la mente profunda o mente subconsciente, lo que yo suelo llamar el disco duro donde están almacenadas todas las experiencias que hemos vivido desde la vida intrauterina, puedes superar vivencias negativas o experiencias traumáticas pero también reforzar aspectos positivos de tu personalidad. Es decir, puedes hacer modificaciones en tu mente, mejorando tu conducta y tu personalidad o programando cambios y metas en tu vida", explica Santiago Pazhín, director del centro de yoga y relajación Ceysi (Urzáiz, 77, 1º E), quien ofrece mañana, de 19.00 a 20.00 horas, una conferencia taller sobre esta técnica de la tradición yoga tantra, muy poco conocido todavía en Occidente. [La entrada es libre pero es necesario reservar plaza en el 986 43 53 26].
Para conseguir la liberación emocional que proporciona el yoga nidra, hay que acceder a las vivencias y traerlas al consciente, eliminándolas o modificándolas a través de la imaginación o de técnicas determinadas de visualización. "Se trata de un método de reeducación de la personalidad y de la conducta, ya que estás reeducando tu subconsciente tras descubrir las causas de tus fobias, miedos y conductas. Es como hacer limpieza en un sótano", afirma Pazhín, quien considera que esta técnica oriental puede ser adecuada para cualquier persona. "Funciona de maravilla para lo que yo creo que es el enemigo invisible más poderoso y destructivo de la sociedad moderna actual: el estrés. Un estado de profunda relajación de yoga nidra te va liberando de tensiones físicas y emocionales y de él sales descansado, en armonía, con la mente tranquila, más lúcido", apunta
Una sesión de yoga nidra se vive en la postura sabasana, tumbados boca arriba. Mediante técnicas concretas de respiración profunda se desconecta del exterior y se inicia un recorrido minucioso relajando todos los puntos del cuerpo, trabajando posteriormente con sensaciones contrarias (frío/calor, pesadez/liviandad...). "A partir de ahí comienza la experiencia de trabajar el cambio. Imagínate que descubres que tienes miedo a la oscuridad porque tu madre te encerró en un cuarto cuando eras pequeña. Te enfrentas entonces a esa situación, viéndote ya adulta en ese mismo lugar, al que ahora sí que puedes acceder sin miedo. Lo que haces es cambiar en el ´disco duro´ esa ansiedad que antes relacionabas con la oscuridad por calma y tranquilidad", describe Pazhín.
