Un año sin Yoel Quispe: un autor confeso, dos grupos, tres imputados y varias incógnitas del crimen cometido en A Coruña

La defensa de la madre del joven apuñalado el 24 de diciembre de 2023 pide que se impute a dos personas más, a quienes acusan de participar en la pelea que inició la agresión y que precedió a la puñalada que acabó con su vida

Un año sin Yoel Quispe: un autor confeso, dos grupos, tres imputados y varias incógnitas

Un año sin Yoel Quispe: un autor confeso, dos grupos, tres imputados y varias incógnitas

Marta Otero Mayán

La madrugada de Nochebuena de 2023 amanecía, en A Coruña, con una noticia trágica que ensombreció todas las celebraciones: un joven había sido apuñalado fatalmente en el cruce de las calles Sinfónica de Galicia con Juan Flórez. Un año después, un altar improvisado en el lugar, compuesto por flores, pancartas escritas a mano, velas y fotografías deja memoria viva de lo que allí sucedió.

El joven se llamaba Yoel Quispe Gómez, era de nacionalidad española y origen peruano y es su madre, Maritza Yovana Gómez, la que saca fuerzas cada día para cuidar el altar que, más que un homenaje al paso del joven por el mundo, escenifica su única pretensión: «Lo único que quiero es que se haga justicia», demanda.

Hasta el momento, de los tres únicos imputados por la muerte del joven de 22 años, todos ellos en la veintena como él, solo uno de ellos —el único en prisión provisional— se ha reconocido como el autor de la puñalada. Los otros dos, amigos del primero en el momento de los hechos, permanecen en libertad con obligación de comparecencia periódica en sede judicial. Se acusa a los tres de un delito de homicidio, para el que la pena mínima es de 10 años de cárcel. La familia de Yoel Quispe ha presentado un recurso para que se impute a otros dos jóvenes, con los que Yoel Quispe tuvo una pelea previa a la agresión que acabó con su vida. El abogado de la madre, Adrián Borrajo, alega que el papel de estos dos implicados en la riña que precedió a la puñalada fue determinante para «debilitar» a Yoel Quispe antes del golpe mortal.

Los hechos

La muerte de Yoel Quispe cumple un año con muchas preguntas todavía por responder. Tal y como consta en el sumario del caso, al que ha tenido acceso a este periódico, dos pandillas de amigos distintas, que no se conocían entre sí y que habían salido de fiesta la víspera del día 24 de diciembre de 2023 en diferentes lugares de ocio nocturno de la ciudad, se cruzaron aquel día en la intersección entre Juan Flórez y la calle Sinfónica de Galicia, donde Yoel Quispe murió. Según declararon los integrantes del primer grupo de amigos en entrar en contacto con el joven, compuesto por «ocho o nueve personas» y que venían del centro de ocio nocturno Palexco, Yoel Quispe, que parecía bajo los efectos del alcohol, les adelantó corriendo por la calle Ferrol, en dirección al cruce en el que se desencadenó la pelea. Varios declaran que Yoel, sin mediar más que «dos o tres palabras», propinó «un puñetazo» a uno de ellos, M., tras lo que comenzó una pelea, a la que posteriormente se sumó otro de los miembros de este grupo inicial, C., ya en la intersección entre las dos calles en las que cayó Yoel Quispe. El propio M. declaró en dependencias policiales haber pegado un puñetazo a Yoel Quispe después de que este «se abalanzase sobre él». También asegura que el segundo implicado, su amigo C., propina a Yoel «un puñetazo a la altura de la mandíbula», que le hace caer al suelo, donde permanece «unos cinco segundos». Tras esto, M. declara que, cuando Yoel estaba en el suelo, le propinó una patada que le impactó «en un brazo». Ambos limitan a estos hechos su participación en lo ocurrido.

Es en este momento en el que, tal y como consta en el sumario, los testigos del primer grupo ven aparecer a «un segundo grupo de tres o cuatro», compuesto por los tres imputados, de iniciales L., A. y Y. Estos tres jóvenes venían de la zona de pubs del Orzán, y en un principio intentan mediar entre Yoel y el grupo de ocho o nueve personas, según varios testimonios, que manifiestan haber oído a integrantes del segundo grupo decir que «lo dejasen, que eran uno contra ocho o nueve y «no le peguéis, dejadle en paz». Según uno de los testigos, Yoel, que en ese momento estaba en el suelo, se levantó y «golpeó a uno de ellos —uno de los tres imputados, que inicialmente entraron a defender al joven— por la espalda sin mediar palabra». Otro manifiesta haber oído a uno de los jóvenes del segundo grupo decir «aún encima que te venimos a ayudar», tras lo que comienza otra pelea, esta vez entre Yoel Quispe y el grupo de los tres imputados. Es en este punto en el que varios de los presentes escuchan una alusión a la navaja —presunta arma homicida— que se usó para matar a Yoel, aunque las versiones difieren.

Uno de ellos manifiesta haber oído a alguien decir «tengo una navaja y no quiero estar aquí», otro que la frase fue «vámonos, que llevo una navaja» y otro que las palabras fueron «a mí me da igual que me lleven preso, que me dé mi amigo la navaja». Este testigo, que afirma ver «claramente» el arma blanca, atribuye la afirmación al principal acusado, L., que reconoció ser el autor del apuñalamiento en la ratificación de su entrada en prisión, según hace constar la juez en diligencias previas y al que varios testigos declararon ver sacarse la chaqueta y entregársela a un amigo antes de pelearse con Yoel.

El mismo L. se reconoce a sí mismo en un vídeo del momento que una mujer ajena a los hechos grabó con el móvil desde un coche, en el que se puede ver a Yoel rodeado por varias personas, una de ellas L., que se quita la chaqueta y se aproxima a la víctima. Es en este momento cuando, según los testigos, L. golpea a Yoel en el pecho, tras lo que comienza a salir «mucha sangre». Otra testigo, ajena a ambos grupos y que presenció la agresión e incluso intentó mediar sin éxito, manifiesta que, cuando Yoel Quispe cayó al suelo, uno de los presentes se acercó a él con intención «de pegar una patada» a la víctima, pero otro testigo, que iba con ella, lo impidió diciéndole «qué haces, lo vas a matar». El autor de la patada estaba, según esta testigo, «muy agresivo», y decía «lo mato, lo mato, lo mato».

Uno de los varones del primer grupo declaró que, tras la puñalada, se metió a sujetar a Yoel «para intentar calmar la situación y con la intención de tranquilizarlo», pero la víctima no ofrece ningún tipo de resistencia y se desvanece, por lo que este joven lo posa en el suelo y le coloca una sudadera debajo de la cabeza, pero Yoel, declara, ya no reacciona. Otro de los presentes manifiesta que L, que portaba la navaja en su mano derecha, «la cierra y se dirige al contenedor amarillo», tras oír a otro de sus compañeros decir «tírala». La policía efectuó registros de los contenedores y no halló el arma homicida.

Los imputados difieren sobre la forma en la que la navaja llegó a la mano de L. Uno de los acusados, Y., asegura que la navaja estaba en el bolsillo de la chaqueta que L., a quien recuerda «muy borracho y agresivo», se quitó para pegar a Yoel. El imputado Y. asegura que sacó la navaja del bolsillo y se la enganchó a la cintura y que no se la dio a L. cuando este se la pidió, tras lo que el principal acusado fue a quitársela de la cintura «agresivamente». Los tres acusados se reunieron después de lo sucedido en una cafetería, en la que Y. manifiesta que L. le dijo «creo que no le di», pero que después le amenazó para que no contase a nadie nada de lo sucedido.

Posteriormente, en unos audios que obran en poder de la instrucción, L. pidió a Y. que, «si preguntan, di que volví a casa a las 3» de la mañana. El otro acusado, A., mantiene que poco recuerda de los hechos debido a que estaba drogado, «solo que L. estaba dando puñetazos y que le pidió la navaja a Y.».

Contradicciones y confesión

Por su parte, el principal acusado aseguró en un principio, como recoge el sumario, que mantuvo la navaja cerrada en todo momento, «que no se acercó a Yoel después de quitarse la chaqueta» y que «no sabe» lo que ocurrió con el arma homicida. No obstante, con posterioridad, al ser preguntado por dos amigos que reconocieron a L. en el vídeo anónimo que ya circulaba a través de redes sociales, L. reconoció haber presenciado la pelea y acusó a una tercera persona, que no se encontraba ese día en la zona.

A la vista de los hechos, la juez de instrucción decretó prisión provisional para L. al existir «indicios de que es el autor material de la puñalada» que acabó con la vida de Yoel, y dejó en libertad a los otros dos acusados. Más tarde, sería el propio L. —con antecedentes por delito de lesiones y robo con violencia —el que reconoció ser el autor de la puñalada en la comparecencia de la ratificación de la prisión, según recoge el auto de la magistrada que dirige la investigación.

Cuatro heridas de arma blanca

El cuerpo de Yoel presentaba, además de la herida de arma blanca a la altura del corazón que le provocó la muerte, otros tres cortes compatibles con este tipo de arma, pero más superficiales, dos de ellos en la cabeza y otro a la altura de la clavícula. También presentaba lesiones y magulladuras de diferente consideración en la cara y otras zonas del cuerpo. Como resultado, tres imputados, que son insuficientes a ojos de la defensa de la madre del joven.

Los abogados de Maritza Yovana Gómez han presentado un recurso de apelación para que se impute procesalmente también a M. y a C, a quienes consideran partícipes del tumulto que resultó en la muerte del joven, citados actualmente en calidad de testigos. «Hay una víctima debilitada, que encima la debilitas más pegándole y facilitas la comisión del delito. Uno de ellos admite que Yoel, al caer, queda inconsciente. Los otros jóvenes le siguen pegando cuando L. va a por la navaja», señala el abogado de la madre, Adrián Borrajo. Considera que el autor de la puñalada no agredió «sorpresivamente» a Yoel, sino que hubo «varios intentos», como demuestra, defiende, los otros tres cortes superficiales que presenta la víctima, «no mortales, pero que iban a zonas vitales». Por lo tanto, demanda que se se juzgue a L. por asesinato, a Y. por colaborador necesario al haber facilitado la navaja, a A. por encubrimiento y a C. y L. por su participación en los hechos.

Los compañeros de Yoel, el joven apuñalado en A Coruña, se concentran para pedir justicia

LOC

La propuesta del juzgado de instrucción fue abrir un procedimiento separado por un delito de lesiones contra los dos últimos, algo contra lo que la defensa apeló. Piden que sea un jurado el que, en tal caso, determine su participación en los hechos. «Si son lesiones, que sea el jurado el que lo determine. Abrir un procedimiento separado es una forma de protegerlos para que no se les acuse de asesinato. Pedimos que no se cercene a la acusación la posibilidad de formular por asesinato», demanda Borrajo.

La defensa de la madre critica la «excesiva rapidez» con la que la jueza de instrucción decretó el cierre del procedimiento el pasado mes de octubre. Como consecuencia, los letrados de la madre apelaron contra la clausura de las actuaciones, un recurso que fue estimado parcialmente. Se decretó después una prórroga de las actuaciones, pero se descartaron nuevos imputados.

La instrucción propone entonces abrir otro procedimiento por lesiones contra M. y C., contra el que la defensa presentó un nuevo recurso, que sigue pendiente de resolverse en la Audiencia Provincial. «Hay unidad de acto, todo sucede en el mismo momento, hay pluralidad de sujetos pero la víctima es la misma», defiende el letrado coruñés Adrián Borrajo.

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