El juez de Instrucción número 7 de Vigo ha dictado auto de procesamiento por presunto delito de narcotráfico para 8 de los 12 imputados en relación con el "narcosubmarino" abandonado en la ría de Vigo el pasado 13 de agosto. Cinco de ellos son gallegos y cada uno se enfrenta a penas que superan los 9 años de prisión, por lo que el caso se instruye como sumario.

El auto fija el papel que cada uno de ellos tenía en la organización. Así, M.C.G, de 51 años y vecino de Gondomar, habría sido el constructor del pequeño submarino realizado de forma artesanal en su taller de Borreiros. De acero y con 11 metros de eslora y unos

2 de manga, podía navegar a sumergido a pocos metros de profundidad con un tripulante a bordo.

El piloto del batiscafo sería el gallego J.C.G.F., de 43 años y afincado en la localidad de Ulldecona (Tarragona). El sumergible navegaba bajo la protección de un velero intervenido en Baiona cuya titularidad corresponde al procesado J.M.G.R., de 30 años y vecino de Arbo.

El vigués J.J.I.F., "Suso Ferriños", antiguo mecánico de coches de rallis y viejo conocido de las fuerzas antidroga, habría utilizado sus contactos para preparar el alijo y también habría participado en las maniobras realizadas en la ría viguesa con el submarino artesanal. El último de los gallegos procesados, Francisco Omil Nazara, de 46 años y vecino de Ponteareas, también habría prestado sus contactos al grupo, pues no en vano es junto al anterior uno de los históricos del negocio que fue procesado por el juez Garzón en la "Operación Nécora".

Los supuestos financieros de la construcción del sumergible y del alijo de cocaína que iba a introducirse en la costa gallega serían los empresarios T.B., de 46 años y vecino de Sevilla, y J.S.F., de 56 años y residente en Estepona. El representante del cartel colombiano de la droga sería el venezolano Á.D.R.V., detenido en Madrid.

El submarino apareció abandonado en la ría de Vigo, con los motores encendidos y cargado con 4.400 litros de combustible, el 13 de agosto de 2006. La investigación policial, coordinada por la Fiscalía Antidroga de Pontevedra, había comenzado mucho antes y todo apunta que el grupo había contratado con el cártel colombiano la introducción de un alijo de entre 2 y 3 toneladas de cocaína en el sumergible.

El primer viaje de prueba demostró que el artefacto presentaba serias deficiencias, por lo que ofrecieron realizar la descarga en el velero de apoyo, algo que los colombianos no aceptaron porque habían pagado por un submarino. El encargado de pilotarlo también se rajó , y se sospecha que lo dejaron a la deriva para que las fuerzas de seguridad lo encontraran y convencer a los colombianos de transportar el alijo en el velero.

La operación finalmente se frustró porque además del hallazgo del submarino, trascendió que los financieros estaban en Sevilla. Temerosos de que toda la red estuviera vigilada, los colombianos descartaron la descarga.