Ocho personas han sido detenidas en las últimas horas en relación con el submarino artesanal de 10 metros de eslora hallado abandonado y con los motores en marcha en la ría de Vigo el pasado 13 de agosto y que se vinculó a las redes del narcotráfico.

La Unidad contra la Droga y el Crimen Organizado (Udyco), el Grupo de Respuesta Especial contra el Crimen Organizado (Greco), Guardia Civil y Servicio de Vigilancia Aduanera participaron en la operación que se desarrolló en diversas provincias. Cuatro de las detenciones se practicaron en la zona de Vigo y O Rosal, dos en Sevilla, una en Tarragona y otra en Madrid.

Entre los detenidos en Vigo y O Rosal figuran viejos concidos de las fuerzas de lucha contra la droga. Este es el caso del ponteareano Francisco O.N., procesado en la Operación Nécora por el juez Baltasar Garzón, y José Jesús I.F., "Suso Ferriño", un conocido mecánico vigués de coches de rallies con numerosos antecedentes por narcotráfico que en 1996 fue detenido con un grupo liderado por un ex guardia civil en relación con 30 kilos de cocaína incautados en una maleta llegada al aeropuerto de Vigo.

La investigación apunta a que "Suso Ferriño" sería el "propietario" del batiscafo abandonado en la ría de Vigo el pasado verano, mientras que Manuel C., otro de los detenidos, habría sido el impulsor del prototipo que posiblemente fue construido en un taller de su propiedad en la zona de Gondomar. El último de los arrestados en O Rosal, es un joven cuya identidad no ha trascendido.

El titular del juzgado de instrucción número 7 de Vigo y el fiscal antidroga de Pontevedra, ordenaron la detención de las 8 personas, hasta las que se llegó por diversas escuchas telefónicas y dos investigaciones distintas que meses antes de encontrarse el sumergible habían emprendido la Udyco de Galicia y la Guardia Civil de Sevilla ante los indicios de que un grupo de narcos iban a realizar una gran operación de cocaína.

A todos ellos se les imputará un supuesto delito de tentativa de tráfico de drogas, ya que no llegaron a realizar el transporte de la cocaína, si bien disponían ya de operativos de apoyo, incluido un velero.

El sumergible abandonado en la ría de Vigo podría tratarse de un prototipo en fase exprimental, a tenor de su construcción artesanal y de que carece de alimentación autónoma de aire, pues utilizaba una torreta, en contacto permanente con el exterior para suministrar oxígeno.

El submarino, de unos 10 metros de eslora, tiene capacidad para uno o dos tripulantes, estaba construido con chapa de hierro y una hélice le permitía propulsarse por debajo del agua a unos 3 metros de profundidad, a tenor de la torreta. En su interior, además de la maquinaria iban los tanques de lastre para sumergirse y espacio para alijar al menos una tonelada de cocaína. Todo apunta a que salía a realizar una prueba de mar, posiblemente a recoger un alijo, y tuvo una avería, motivo por el que fue abandonado.