Investigación

Las gemelas de Oviedo escribían sobre suicidio en sus libretas pero no dejaron nota

La Policía revisa el material hallado en la habitación de Anastasia y Alexandra, que hace solo una semana comunicaron al colegio que no irían al viaje de fin de curso

Una compañera de clase de las gemelas pone una vela en el portal donde vivían, en La Ería, ayer por la tarde, acompañada de otros amigos

Una compañera de clase de las gemelas pone una vela en el portal donde vivían, en La Ería, ayer por la tarde, acompañada de otros amigos / Irma Collín

Chus Neira

Anastasia y Alexandra, las gemelas rusas de 12 años de Oviedo fallecidas el viernes tras lanzarse por una ventana de su edificio, no dejaron ninguna nota de suicidio pero la idea de quitarse la vida estaba muy presente en su día a día.

Eso es, al menos, lo que se puede deducir del material hallado en su domicilio y que ahora está investigando la Policía Nacional. Los agentes tratan de arrojar algo de luz en torno al trágico suceso en el que fallecieron las dos hermanas, descritas como buenas estudiantes, alumnas integradas sin problemas en su colegio, con buenas amigas, dos preadolescentes totalmente normales.

Fuentes próximas a la investigación indicaron que por el momento no se ha descubierto ninguna nota de suicidio, ninguna carta de despedida. En cambio, apuntan, en las libretas que ahora se están repasando con minuciosidad aparecen frecuentes referencias al suicidio. Las gemelas escribían sobre quitarse la vida de forma bastante habitual, era una idea con la que, de alguna forma, estaban obsesionadas, según se deduce de este material manuscrito.

Las fuentes consultadas por este periódico no pudieron confirmar, no obstante, otros datos publicados por el diario 'El Mundo' en los que se habla del hallazgo de dibujos relacionados con la misma temática en esas mismas libretas. Según esas fuentes, los dibujos corresponderían a una de las dos gemelas, que sería la que mostraría más interés por la temática suicida.

Todos estos indicios refuerzan la idea de que Anastasia y Alexandra llevaban tiempo planeando quitarse la vida. También parece ir en la misma línea otro dato conocido ayer. Las gemelas cursaban sexto curso y la semana que viene –el martes– tenían el viaje de fin de curso y fin del ciclo de primaria. Era una excursión de varios días a Madrid, una cita importante para el alumnado, pero las gemelas comunicaron al centro hace solo una semana que no realizarían el viaje.

Pese al profundo dolor que ha golpeado a la comunidad educativa del colegio público de La Ería, el centro ha decidido mantener el viaje de estudios, y así se lo ha comunicado ya a las familias, para tratar de levantar el ánimo de los alumnos y alejarles, en lo posible, del impacto de la tragedia.

En el entorno de las gemelas Anastasia y Alexandra crece el luto, el dolor y la rabia por una tragedia que nadie pudo prever. Fuentes próximas a la familia han indicado que sus padres, Igor y Olga, él todavía ingresado en el Hospital Universitario Central de Asturias, no han empezado siquiera a comprender lo que ha sucedido. Varios amigos trataron, sin éxito, de arroparlos en las instalaciones hospitalarias donde el personal sanitario les indicó que ya estaban acompañados y seguros. La comunidad de residentes en Asturias vinculada a los países del Este ha recibido numerosas muestras de apoyo y está pendiente de todo lo que la familia pudiera necesitar, también en lo referido a un hipotético traslado de los restos de las niñas fuera de España. En este sentido, algunas fuentes han indicado que la madre habría mostrado su deseo de que Alexandra y Anastasia fueran enterradas en Rusia, aunque matizaron que no consta que el matrimonio haya tomado ninguna decisión definitiva al respecto.

En el colegio público de La Ería, la rabia y el silencio siguen siendo la tónica entre profesores y alumnado. A las muestras de pésame recibidas durante todo el día algunos docentes que tenían en su clase a Anastasia y Alexandra han respondido haciendo ver que el golpe, por lo inesperado, ha sido tan fuerte que la comunidad está totalmente rota, incapaz de hablar ni de preguntarse por los motivos que llevaron a las niñas a quitarse la vida.

La Asociación de Madres y Padres de La Ería emitió un comunicado en el que expresaban su profunda consternación ante el trágico suceso: "En nombre de nuestra asociación, deseamos expresar nuestras más sinceras condolencias a la familia y solicitar encarecidamente el máximo respeto y privacidad, tanto para ellos como para toda la comunidad escolar, en este delicado momento. D.E.P.", publicaron en una de sus redes sociales.

A lo largo del sábado también se reprodujeron otras muestras de pesar y apoyo a las familias. El propio Arzobispo de Oviedo, que oficiaba este sábado por la tarde una ceremonia de confirmación para adultos, habló de las gemelas rusas de la calle Facetos: "Misteriosamente cayeron de un sexto piso en un vuelo contrario a la esperanza. Nos señala a toda la sociedad que algo estamos haciendo mal", dijo en la Catedral.

En el entorno más íntimo, el de las amistades de las gemelas rusas, a lo largo de la tarde del sábado fueron depositando varios objetos en el portal número 47 de la calle Facetos donde vivían las dos niñas. El 'altar' incluye varias velas, una rama cortada de un árbol y dos corazones rojos apoyados en unos palos y anudados con un lazo. También han dejado un libro, 'Magia de una noche de verano', una novela de género fantástico de la popular escritora de literatura infantil y juvenil Maite Carranza que mezcla una historia de hadas con la de la estancia en Dublín de una joven obligada a hacerse pasar por su hermana.

En el portal siguieron sucediéndose las imágenes de duelo durante toda la tarde. Un grupo de jóvenes, una de ella compañera de clase de las gemelas, acudió a poner más velas. Una mujer rusa rezó delante y depositó también una pequeña ofrenda.

En una jornada en la que se prolongaba el luto oficial decretado el día anterior por el Ayuntamiento, el silencio y el dolor se hacía extensible a todo su entorno más cercano. La frese más repetida, como lo fue el primer día, era la de "no puede haberles pasado esto a ellas".

El final de sus vidas contrasta con la forma en la que habían vivido hasta ahora en España, donde llegaron en 2018, procedentes de Rusia.

El entorno de las amistades del matrimonio indica que la situación política en su país y el compromiso del padre, Igor Zuev, con los opositores a Putin llevó a la familia a buscar otra vida lejos de su casa. Cuando llegaron a España, las gemelas fueron directamente al colegio de La Ería. No sabían hablar español pero tardaron muy poco en adaptarse. Todo el mundo las describe como dos estudiantes muy bien integradas, con amigas, buenas notas y sin problemas aparentes en su ámbito social y familiar. Aunque fuentes de la investigación han explicado que se analizarán todos los escenarios posibles, también el del acoso escolar, en el entorno educativo y de las amistades de las niñas dan por descartada esta posibilidad.

Toda esa normalidad en la vida de Anastasia y Alexandra contrasta con la maniobra que ejecutaron el viernes cuando salieron de casa con sus mochilas camino del colegio. En vez de tomar esa dirección, se ocultaron. Todo hace suponer que salieron antes que su hermano pequeño, al que habría acompañado su padre hasta el centro educativo. Alexandra y Anastasia volvieron a entrar en la casa o bien habrían permanecido ocultas en las escaleras. Lo cierto es que llegaron al último piso, tres más arriba de donde vivían ellas, a la altura del sexto piso, donde la Policía encontraría después sus mochilas.

Sobre las nueve de la mañana Alexandra y Anastasia saltaron por la ventana y murieron en el acto. Sus cuerpos quedaron tendidos en una zona peatonal interior que conecta las calles Facetos y Alejandro Casona. Allí descubrió un vecino los cadáveres y avisó al instante a la policía. Sobre las 9.15 horas los hechos se sucedieron de forma muy rápida: los agentes llegaron a la zona y el padre, alertado de la situación, salió de casa gritando, completamente fuera de sí.

Al lugar de los hechos se desplazó personal especializado en la asistencia psicológica para ayudar a los padres, que serían trasladados posteriormente al HUCA. Los cuerpos de las niñas fueron enviados al instituto anatómico forense para proceder a la autopsia y una familia amiga de los padres acudió al colegio a recoger al hermano de las gemelas, el hijo pequeño de Igor y Olga, de diez años.

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