Maltrato
Condenan a un profesor de Cádiz que ató a una silla y tapó la boca a un niño con autismo
A raíz del suceso el menor desarrolló un cuadro depresivo con conductas de riesgo suicida, con varios intentos de quitarse la vida
EFE
El juzgado de lo Penal número 3 de Jerez de la Frontera (Cádiz) ha condenado a 16 meses de prisión a un profesor que ató a una silla, amordazado con cinta adhesiva, a un alumno con trastorno del espectro autista para tratar de detener su comportamiento agitado en clase.
En una sentencia, adelantada este viernes por Diario de Jerez y a la que ha tenido acceso EFE, el juez condena por un delito de integridad moral al profesor, al que le impone la inhabilitación especial para ejercer su profesión durante un año, a pagar una indemnización a su alumno de 5.000 euros por el daño moral que causó y al pago de las costas, incluidas las del abogado de la acusación particular.
Además establece que el colegio de Jerez en el que sucedieron los hechos es responsable civil subsidiario de la indemnización impuesta al profesor.
Los hechos sucedieron en el curso 2017/2018 durante la clase de música que el profesor impartía a sus alumnos, entre ellos un menor que padecía un trastorno del espectro autista.
En presencia del resto de sus compañeros, el profesor, como método para corregir el "comportamiento agitado" del alumno, le ató con una cuerda a una silla y le tapó la boca con cinta adhesiva, manteniéndole en esta situación durante unos 25 minutos, hasta que finalizó la clase, según relata la sentencia.
Tras las vacaciones de Navidad del curso escolar siguiente, el 2018/2019, el menor desarrolló un cuadro depresivo con conductas de riesgo suicida, con varios intentos de quitarse la vida.
La sentencia explica que ha quedado probado que el hecho de que el acusado atara y amordazara al menor en clase fue "un factor que contribuyó al trastorno adaptativo mixto (ansioso depresivo)" que desarrolló.
No ha quedado probado que el incidente ocurrido fuera "la causa única y exclusiva" del trastorno desarrollado pero si que contribuyó de algún modo.
En el juicio, los médicos aclararon que la circunstancia de que hubiera pasado un año entre que ocurrieron los hechos y la presentación del cuadro depresivo "no impide establecer una relación de causalidad porque el trastorno puede presentarse con efectos retardados" ya que "no hay una regla matemática para determinar que un año es el tope para que afloren las consecuencias, siempre que haya recuerdo".
Para el juez la circunstancia de que uno de los testigos haya afirmado que el profesor actuó "en plan broma" no desvirtúa que el hecho ocurrió en realidad y que "contribuyó al desarrollo del trastorno de adaptación" que padece el menor.
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