Eran tiempos de confinamiento, de estado de alarma e incertidumbre por culpa del coronavirus cuando se produjo la violación de la menor de edad. Fue en Cieza (Murcia). Cuando la víctima, de 14 años, acudió a las autoridades a denunciar lo que le había hecho el sujeto, las imágenes del ataque ya habían sido vistas y comentadas por numerosos vecinos del pueblo: porque alguien lo había retransmitido por Instagram.

Más de dos años después de la violación, ha salido el juicio, en el que el sujeto, un individuo de nacionalidad española, admitió la agresión sexual y que forzó a la adolescente aprovechándose de que se encontraba bajo los efectos del alcohol. La víctima, en su denuncia, ya contó que el día de los hechos había asistido a una fiesta, que por aquel entonces era algo ilegal, y bebido. El adulto la atacó cuando la llevaba a su casa. La violó en plena calle, sobre las nueve de la noche.

La menor fue trasladada al hospital, donde fue examinada por un forense del Instituto de Medicina Legal de Murcia. Ella relató que conocía de otras veces a su agresor y podía identificarlo, aunque no eran amigos ni pareja. Apenas horas después del suceso, se detuvo al sospechoso y se le puso a disposición del Juzgado de Instrucción Nº1 de Cieza, que acordó su libertad y le puso una orden de alejamiento.

En cuanto a quién grabó la violación y la colgó en Instagram, no se sabe todavía. Los hechos "fueron grabados y subidos a las redes sociales, desconociendo el autor de ello", se detalla en el relato de hechos probados de la sentencia, a la que ha tenido acceso La Opinión de Murcia, del grupo Prensa Ibérica.

La Audiencia Provincial de Murcia ha condenado al violador a tres años de cárcel por un delito de abuso sexual a una menor de 16 años, a la cual ha de indemnizar con 7.000 euros por los daños morales sufridos. Cuando salga de la cárcel, tendrá por delante cinco años más de libertad vigilada. No podrá acercarse a menos de 200 metros de su víctima durante cuatro años.