La causa judicial contra el pederasta Jesús Linares, que estuvo a punto de archivarse porque no aparecían víctimas de este profesor de La Salle que relataran delitos que aún no hubieran prescrito, ha cosechado en los últimos días dos nuevas denuncias. Se trata de dos exalumnas del centro de Premià de Mar (Maresme) que han acudido a una comisaría de los Mossos d'Esquadra para prestar declaración sobre abusos sexuales que posiblemente sigan vigentes, una condición que corresponde valorar a la Fiscalía de Mataró.

La investigación judicial contra este hermano religioso, que trabajó durante más de cincuenta años en los colegios de La Salle Premià de Mar y de La Salle Montcada, había entrado en una vía muerta. Después de que el escritor Alejandro Palomas desencadenara un terremoto en el pasado de ambas escuelas al hacer público que había sido violado por Linares en la década de los setenta, este diario encontró hasta quince víctimas que habían sufrido abusos por parte del mismo pederasta. Y se presentaron durante aquellos días varias denuncias policiales contra Linares, incluida la de Palomas, pero todas concernían a delitos prescritos.

La Fiscalía de Mataró, cuando el archivo de la causa contra Linares parecía inevitable, requirió a los Mossos que contactaran con EL PERIÓDICO porque en los reportajes publicados sí aparecía el testimonio de dos víctimas cuyos delitos podían seguir vigentes y que no habían presentado formalmente ninguna denuncia. Este diario, tras pedir el pertinente permiso a las afectadas, facilitó el contacto entre ellas y la policía catalana. Ambas, tras escuchar a los investigadores de los Mossos, decidieron denunciar. Una de ellas, cuyo nombre comienza por la inicial S., denunció hace dos semanas evitando con su declaración el sobreseimiento de las diligencias. La otra, cuyas iniciales son I.C. y es algo mayor que S., ha formalizado su demanda hace pocos días.

Tocamientos en la enfermería

"Nos ponía el termómetro con cualquier excusa, aunque nos doliera la mano, y aprovechaba ese contacto para tocarnos las tetas. O quería que nos sentáramos en su regazo y creo que casi siempre tenía una erección. Es algo que con mis amigas hemos recordado siempre". Así explicó a este diario I.C. lo que sufrió en el centro de Premià de Mar, al que Linares regresó en el curso escolar 2003-2004. Esta exalumna situó los primeros abusos en el curso 2006-2007 y aclaró que se repitieron durante los años posteriores, cuando finalmente tomó conciencia de que no era normal al comentarlo con compañeras de curso y entrar en la adolescencia. Linares abandonó el colegio en el curso 2016-17.

Para la Fiscalía de Mataró será clave contextualizar con precisión los abusos sufridos por I.C., que posiblemente coincidan en fechas con los de la tercera denunciante, que pertenece al mismo entorno que esta exalumna. Dirimir si estas dos nuevas denuncias están tan vigentes como la de S. es fundamental para lograr lo que esperan el resto de víctimas de Linares, como Palomas, que han topado contra el muro de la prescripción.

Durante los cursos escolares de 75-76 y 76-77, Linares abusó de Palomas cuando el segundo tenía entre 8 y 10 años. Lo violó durante una noche interminable en una casa de colonias. El doloroso testimonio del autor, que hizo públicos sus abusos a principios de 2022, removió el pasado de la escuela de Premià de Mar y permitió que arrancara la investigación de EL PERIÓDICO, diario que pertenece al mismo grupo que este medio.

Futbolero, maestro y 'enfermero'

Jesús Linares, que actualmente tiene más de 90 años y vive en una residencia propiedad de la organización religiosa de La Salle, llegó al colegio de Premià de Mar a finales de los sesenta. Era profesor de Lengua y Literatura Castellana. También era el responsable de la enfermería y el impulsor del equipo de fútbol de la escuela. Enseguida corrió entre los alumnos el rumor de que Linares los tocaba de un modo extraño. "Era un secreto a voces", remarcaron varios alumnos.

Linares fue trasladado de forma repentina al centro que la orden religiosa tiene en Montcada i Reixac (Vallès Occidental) en 1986, a pesar de que había ascendido a director solo tres años antes. Ejerció de profesor raso en aquel segundo colegio hasta el curso 2003-2004, cuando regresó al centro de Premià de Mar.

En ambos colegios, el profesor hizo exactamente lo mismo: usar la autoridad que le confería su grado de hermano religioso para acorralar a alumnos de los que abusó sexualmente.

La orden de los Germans de les Escoles Cristianes de La Salle envió los dos reportajes de este medio de comunicación –que recogen testimonios de exalumnos de La Salle Premià de Mar y de La Salle Montcada–, y también los del eldiario.es, a la fiscalía. A través de una portavoz, la institución siempre ha negado tener constancia de lo sucedido y se ha mostrado dispuesta a reparar el daño causado.