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Acoso

Detenido en Alicante por acosar durante más de un año a una vecina de la urbanización donde trabajaba

Un juzgado impone una orden de alejamiento al arrestado después de que la víctima denunciara que tiene miedo de salir a la calle porque ha estado persiguiéndola y llamando a su casa a horas intempestivas

Imagen de un acto simbólico contra la violencia de género en la Subdelegación del Gobierno de Alicante. / RAFA ARJONES

El juzgado de guardia de Alicante ha impuesto una orden de alejamiento a un hombre acusado de haber acosado durante un año a una mujer de la urbanización de la Playa de San Juan donde trabajaba, según informaron a este diario fuentes judiciales. De mensajes en Facebook, la cosa fue cada vez a mayores, hasta el extremo de presentarse en la casa a horas intempestivas aporreando la puerta o a perseguirla por la calle mientras ella paseaba a su perro. El hombre fue detenido este lunes tras volver a presentarse en el entorno residencial de la víctima y acabar llamando los vecinos a la Policía. La mujer ya había acudido otras veces al juzgado para denunciar los hechos, pero no ha sido hasta este miércoles, cuando finalmente se ha acordado esta medida cautelar y que estará vigente hasta el momento del juicio.

La situación de acoso de María (nombre simulado para guardar el anonimato de la víctima) comenzó hace más de un año cuando recibió una solicitud de amistad por Facebook. Ella entonces no lo sabía, pero la persona que se la enviaba estaba trabajando en unas obras que se ejecutaban en la urbanización. Allí fue donde se fijó en ella, buscó el nombre en los buzones y dio con ella en la red social. Tras aceptarla, empezaron a llegarle mensajes en las que le decía que la había visto con su perro, que estaba contando las horas para volver a estar con ella o que bajara o proponiéndole que se fueran a almorzar juntos. "Yo contestaba al principio por educación, intentando ser amable, pero intentando dejarle claro que no quería quedar con él", relató María a este diario.

Bloqueo en Facebook

Cuando empezó a sentirse incómoda con la insistencia del hombre, consultó con la Policía para saber qué opciones tenía. Los agentes le aconsejaron que le dejara claro que no quería nada con él, que le advirtiera de que como siguiera acosándola le denunciaría y que le bloqueara en Facebook. Algo que la mujer hizo, pero que para nada tuvo el efecto deseado. Los mensajes en el móvil fueron sustituidos por cartas que le aparecían en la puerta de su casa o en el buzón. Algunas de ellas con una extensión de hasta tres y cuatro folios. En ninguna de esas cartas había expresión amenazante alguna, aunque demostraba tal obsesión con ella que empezó a atemorizarse. "No dejaba de pensar en que sabe dónde vivo y que estoy sola", aseguró. O a perseguirla cuando bajaba a la calle a pasear a su perro, algunas veces en coche. "Ya voy insegura por la calle, no sé si me están siguiendo. No me pongo la capucha del abrigo para no perder campo visual y ver si se me acerca. Ni me pongo los auriculares para poder oír si se acerca alguien", relató. También se ha estado presentando en plena noche en la urbanización, llamando al telefonillo para pedirle que bajara a verle. "Una vez contesté preguntando quién era y él respondió 'sabes perfectamente quién soy mentirosilla'".

El problema es que hasta ahora el juzgado no había podido acordar medida de alejamiento alguna. Ambos no tenían relación sentimental alguna y los hechos ocurridos no habían revestido para el juzgado la gravedad suficiente para acordar la medida. El juzgado también valoraba que el hombre acudía a la urbanización a trabajar. Y ello a pesar de que la obra hace meses que está terminada. La última vez que acudió al juzgado tras pasar más de cuatro horas esperando, le dijeron que no le podían dar la orden de alejamiento, pero fue cuando le pusieron en contacto con la oficina de Atención a la Víctima. De esta manera, se pudo personar como acusación particular a través de la abogada Gracia Carrión, que ha estado recopilando todas las cartas, mensajes y demás indicios de la situación de acoso que la mujer ha venido sufriendo.

Los últimos incidentes han ocurrido durante la Semana Santa. La víctima se había ido de viaje pero el presunto había seguido presentándose en la urbanización. "No sabía por qué no estaba y se ha presentado allí todos los días para ver qué pasaba", aseguró. Hasta ha llegado a aporrear la puerta de la vivienda, mientras los vecinos del piso de enfrente tenían miedo de salir. Ha sido en esta ocasión cuando la Policía le ha detenido y le ha puesto a disposición judicial. Todas las denuncias por los episodios anteriores se van a agrupar en una única investigación, por lo que la causa será asumida por el juzgado de Instrucción número nueve de Alicante. Desde este miércoles, hay una orden de alejamiento vigente y ya solo con quebrantarla, el presunto acosador podría ser detenido. En caso de hacerlo de manera reiterada podrá entrar en prisión.

El forense descarta una enfermedad mental

Ante la obsesión que el procesado parece haber desarrollado ante la víctima, la defensa del detenido pidió que le reconociera un médico forense para ver si éste padecía alguna enfermedad mental. El reconocimiento psiquiátrico instado por la letrada Maria Ángeles Román descartó la existencia de alguna patología que le haga inimputable por estos hechos. El médico concluyó que el acusado sabía perfectamente lo que hacía. En la entrevista con el facultativo, solo admitió consumos de hachís.

El detenido es un hombre de 37 años y vecino de La Vila Joiosa y que se habría estado expresamente desde la localidad hasta Alicante una vez que terminaron las obras para seguir a la víctima. No le constan antecedentes por hechos similares con otras víctimas. La mayoría de los incidentes han ocurrido en fin de semana. Una vez ante la magistrada, el procesado ha negado el acoso y ha tratado de culpar a la víctima, asegurando que ella nunca le había dicho claramente que no y que él solo estaba enamorado de ella.

El procesado solo ha reconocido los hechos ocurridos en días en los que estaba acreditada su presencia en la urbanización, negando en cambio otros en los que la principal prueba es la denuncia de la víctima. Este miércoles quedó en libertad tras prestar declaración, pero con una orden de alejamiento ya vigente.

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