Enrique José R. C., de 33 años de edad y apodado como Kike el Peluquero, mató el martes a puñaladas a su abuela, identificada como María Gertrudis Mújica Martín de 86 años y conocida también como Sara, después de mantener una discusión en el interior de un piso en la calle Lomo Las Brujas de Jinámar (Las Palmas de Gran Canaria). El presunto autor del crimen estuvo involucrado en el tiroteo que se produjo el pasado viernes en este barrio del municipio teldense, cuando recibió un disparo en una de sus manos que le provocó la pérdida de cuatro dedos. “Ya la avisé de que la iba a matar”, indicó uno de los hijos de la víctima, quien había advertido en ocasiones a su madre del carácter agresivo del ahora arrestado que cuenta con numerosos antecedentes penales y ha permanecido varias temporadas en la cárcel.

La Brigada de Homicidios de la Policía Nacional trata de determinar si lo ocurrido en la tarde del martes tiene alguna relación, directa o indirecta, con lo ocurrido el pasado Viernes Santo. Gertrudis había criado a su nieto Kike desde que era un niño. Durante sus 33 años de vida, este hombre había acumulado un amplio historial delictivo, en su mayoría por tráfico y consumo de estupefacientes, que le llevó en varias ocasiones a permanecer en prisión. El último periodo entre rejas finalizó el pasado 29 de diciembre de 2021, cuando salió de prisión para volver a disfrutar de la libertad.

Su abuela no dudó en acogerlo en el bloque 3, piso 10, puerta D de la calle Lomo Las Brujas. Lo hacía pese a las advertencias de algunos de sus familiares, puesto que ya en anteriores ocasiones había echado a Kike del domicilio por su comportamiento. Allí, donde ocurrió el crimen, residían Gertrudis, su hijo Enrique R. M., y su nieto -e hijo de este último- Enrique José R. C. “Les dije que si me enteraba de que le hacían algo [a ella], me iban a ver”, aseguró ayer uno de los vástagos de la fallecida que le dijo tanto a su hermano como a su sobrino.

Kike agredió primero a su padre en la cabeza, quien al llegar del centro de salud halló el cuerpo

Kike el Peluquero, durante estos meses, se ganaba la vida por el barrio cortando el pelo, una actividad que había hecho hasta el pasado jueves cuando tuvo “cinco o seis” clientes, indicó este familiar. Tenía un propósito de futuro: alquilar un local para montar su propia peluquería. Este deseo se vio truncado en gran parte la noche del pasado viernes, cuando un hombre salió de un todoterreno con una escopeta de caza y le pegó un tiro en su mano izquierda. Kike el Peluquero perdió cuatro de sus dedos. En aquel suceso también se vio implicado un amigo suyo, identificado como Jonathan M., quien recibió un disparo por la espalda.

El ahora detenido por el crimen estuvo ingresado en el Hospital Insular hasta que el pasado lunes recibió el alta. Según indicaron conocidos suyos, Kike supuestamente decidió por su propia cuenta abandonar el centro hospitalario para regresar a la casa de su abuela en Jinámar. A mediodía del martes se produjo, presuntamente, un enfrentamiento entre padre e hijo. El primero recibió un golpe en la cabeza y acudió al cercano centro de salud para ser atendido.

Fuentes cercanas a la investigación apuntaron que Enrique padre fue quien dio la voz de alarma en torno a las dos y media de la tarde. Al llegar al domicilio se encontró a su madre, en la entrada, tirada en el suelo con varias heridas compatibles con puñaladas que, presuntamente, le había propinado su nieto; concretamente tenía cuchillada en el cuello y en la espalda que le segaron la vida en el acto. Este último, tras el crimen, salió del bloque 3 y se dirigió al 7, situado a escasos 50 metros en línea recta, donde se metió en el rellano visiblemente alterado y bajo un evidente estado de nerviosismo. No se descarta que estuviera bajo los efectos de alguna sustancia estupefaciente cuando ocurrieron los hechos.

Al lugar se desplazaron numerosas unidades de la Policía Nacional que a su llegada comprobaron la veracidad de los hechos y se encargaron de detener a Kike el Peluquero en el edificio cercano como presunto autor de un delito de homicidio. Asimismo, se activó a los miembros de Homicidio y a los componentes de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) para garantizar la seguridad en la zona ante los últimos altercados que se han producido en los últimos cinco días en un radio de apenas 100 metros.

Los agentes iniciaron las pesquisas para tratar de determinar las causas de lo ocurrido. Los policías permanecieron hasta las seis y media de la tarde en el lugar recogiendo pruebas hasta que el cadáver fue trasladado hasta el Instituto de Medicina Legal de Las Palmas de Gran Canaria, donde está previsto que durante la mañana de este miércoles se le practique la correspondiente autopsia.

Numerosos residentes del bloque donde ocurrió el crimen siguieron las tareas de los investigadores desde las ventanas. En un parque cercano, apenas unos jóvenes conversaban bajo una lona entre risas. Una de las vecinas mostró su pesar por la muerte de Gertrudis, una vecina muy conocida y querida en la zona, y su preocupación por los últimos sucesos acontecidos en Lomo las Brujas. "A ver si me toca una lotería para marcharme de aquí", dijo esta mujer, que añadió que a esa hora -las cinco de la tarde- "el parque suele estar lleno de niños" pero que el martes estaba prácticamente vacío. "Tenemos miedo", reconoció.

El otro tiroteado, ante una posible paraplejia

El tiroteo que se produjo el pasado viernes en Lomo las Brujas se ha saldado, hasta el momento, con uno de los heridos -Enrique José R. C.- en los calabozos de la Comisaría de la Policía Nacional de Telde como presunto autor del homicidio de su abuela y el otro de los tiroteados, identificado como Jonathan M., ingresado en el Hospital Doctor Negrín de Las Palmas de Gran Canaria, donde se le ha intervenido en varias ocasiones y podría padecer una paraplejia que le impida mover la mitad inferior de su cuerpo. Así lo indicaron varias fuentes cercanas a la investigación de este caso, del que aún no se ha realizado detención alguna, y corroboraron los vecinos del barrio teldense donde ocurrieron los hechos el pasado Viernes Santo. Jonathan recibió un disparo con una escopeta en la espalda, lo que le hizo perder abundante sangre y que además, supuestamente, le provocó daños en las vértebras y en la médula espinal. La Policía Nacional continúa con la investigación del tiroteo que se produjo el viernes y que está relacionado con el tráfico de drogas. | A. C. D.