Los datos del Instituto Nacional de Toxicología de los últimos cinco años indican que aproximadamente en el 33% de las agresiones sexuales, es decir, en una de cada tres, los agresores han cometido la violación gracias a que la víctima estaba bajo la sumisión química, es decir, bajo los efectos del alcohol, las drogas o fármacos sedantes o ansiolíticos que provocan "un estado de inconsciencia o semiinconsciencia que genera confusión y dificulta el reconocimiento del hecho", según ha destacado este martes la ministra de Justicia, Pilar Llop.

Con motivo del Día Internacional de la Mujer, la ministra ha presentado los principales resultados del informe del Instituto Nacional de Toxicología sobre violencia sexual correspondiente al 2021. El trabajo constata 3.001 agresiones el año pasado. En 994 se realizaron análisis dado que la víctima presentaba confusión o inconsciencia y el resultado fue positivo en el 72% de los casos.

"Es decir, en uno de cada cuatro casos pero si se tiene en cuenta los datos recopilados en los últimos cinco años la estimación sube a uno de cada tres [...] y hay indicios para creer que otros muchos casos [de sumisión química] se nos escapan y estamos sólo ante la punta del iceberg", según ha subrayado la ministra, teniendo en cuenta que muchas víctimas no denuncian o cuando lo hacen ya no quedan restos en su organismo de las drogas consumidas, dado que algunas de las sustancias desaparecen entre dos y ocho horas después de ser ingeridas.

La sumisión premeditada

La sumisión química puede ser de dos tipos. La más frecuente es la oportunista, cuando el agresor aprovecha que la víctima está en un estado de desinhibición porque ha consumido voluntariamente drogas o alcohol, o ha mezclado alguna de estas sustancias con fármacos. Pero también se da la sumisión premeditada, que tiene lugar cuando el agresor hace que la víctima consuma la sustancia sin su consentimiento, para que no se oponga a la agresión sexual y después no recuerde nada.

Suele ocurrir en el ocio nocturno, según el movimiento 'Denuncia a tu bar' que surgió en Bruselas y se ha extendido a España, donde a través de las redes sociales muchas mujeres han roto en los últimos meses el silencio y han denunciado sus sospechas de que les han puesto sustancias para anular su voluntad en discotecas y bares españoles. En este contexto, el 20 de noviembre hubo una manifestación en Madrid exigiendo justicia y han sido entregadas más de 105.000 firmas en el Ministerio de Justicia para reclamar un protocolo de actuación "claro" y unificado destinado a profesionales sanitarios y operadores jurídicos que evite los casos de impunidad.

El protocolo

Siguiendo esta reclamación, Justicia ha impulsado un protocolo de actuación médico-forense, que supone "una guía pionera para la toma y custodia de las muestras y que permite su recogida incluso aunque la víctima no quiera interponer denuncia", según ha explicado este martes Llop.

Asimismo, el Gobierno ha puesto ha disposición de los profesionales un kit de toma de vestigios biológicos estandarizado en delitos sexuales para la toma de muestras de la mucosa oral de víctimas e investigados y va a impulsar un kit específico para detectar la presencia de cualquier sustancia que pueda dar pistas de la existencia de sumisión química.

Por último, Justicia ha lanzado una campaña para animar a todas las víctimas que tengan sospecha de que han sido agredidas sexualmente que acudan, sin lavarse y sin lavar su ropa, lo antes posible a un hospital para que sean atenidas por profesionales y para la recogida de muestras.