Noventa días. Tres meses se han cumplido este miércoles desde que Atrio sufriera el robo más grande de su historia. Ocurrió en la madrugada del 26 al 27 de octubre de 2021 y los ladrones se llevaron 45 botellas de lujo, entre ellas una de las más codiciadas y admiradas por los amantes de los vinos, un Chateâu d’Yquem de 1806 valorado en más de 300.000 euros y una de las joyas de la corona en la colección de Toño Pérez y José Polo. 

El robo se produjo con total sigilo, sin que saltaran las alarmas y sin que se despertara la menor sospecha en el hotel. De hecho, no fue hasta la mañana siguiente cuando uno de los dueños bajó a la bodega cuando se percató de que alguien había entrado y se había llevado casi medio centenar de botellas perfectamente elegidas por su valor. En ningún momento ha trascendido el valor total de lo que sustrajeron los ladrones, pero sí que alcanza el millón de euros. 

Desde entonces, la Policía Nacional se ha hecho cargo de la investigación para esclarecer las circunstancias junto a una brigada especializada en este tipo de delitos de Madrid. Preguntada por este diario sobre si ha habido algún avance en relación a si se ha producido alguna detención o si se han localizado algunas de las botellas, fuentes de la Policía Nacional solo aseguraron que "la investigación continúa". 

Entre las hipótesis que se manejan es que hubiera sido un robo por encargo. Según lo que declararon en un primer momento los propietarios del Atrio, las sospechas se centran en dos clientes del hotel y que usaron pelucas y conocían previamente la disposición de las cámaras y del hotel.

De acuerdo al relato de José Polo y Toño Pérez, ambos, un hombre y una mujer, se alojaron en una habitación y de madrugada pidieron algo a cocina para comer y en el intervalo en el que la persona de recepción se ausentó, uno de ellos bajó a la bodega y en cuestión de minutos se llevó las botellas en una mochila. A la mañana siguiente, a primera hora, abandonaron al hotel, pagaron la habitación con una tarjeta que no se podía rastrear y abandonaron a pie el hotel de San Mateo con las botellas en sus maletas.