Los Mossos d'Esquadra desconocen qué ha llevado a dos hombres a acosar sin descanso a una mujer que vivía junto a su pareja y su hijo en un local ocupado de la Ronda Guinardó de Barcelona. Uno de ellos, según denunció la víctima, la agredió sexualmente hace ya algunas semanas. Por estos hechos, pesaba sobre el presunto agresor una orden de alejamiento que no respetaba. El otro fue arrestado el pasado domingo por amenazarla de muerte esgrimiendo un cuchillo. Y conjuntamente, un día antes de la supuesta amenaza con arma blanca, el sábado 1 de enero, se presentaron en el local en el que residía ilegalmente esta mujer junto a su familia y le prendieron fuego con la ayuda de una garrafa llena de líquido inflamable.

Los Mossos han abierto una investigación para tratar de aclarar lo ocurrido aunque, según fuentes policiales, ni la víctima ni el único detenido han explicado con claridad a qué se debe la virulencia del acoso que sufre ella. Tanto víctima como agresores son de nacionalidad rumana y todos tienen antecedentes policiales por robos en domicilios y negocios. Aunque mientras que la mujer sólo ha sido detenida en dos ocasiones, los otros dos suman más de una treintena de arrestos. El hostigamiento de los dos hombres ha puesto además en serio riesgo a la comunidad de vecinos que habitan en los pisos superiores y que el sábado tuvieron que salir apresuradamente de sus respectivas casa porque las llamas devoraban el local de la planta baja de su finca. Tampoco ellos entienden qué ha pasado.

Antigua tintorería

Lluís era el dueño de una tintorería ubicada en los bajos del número 235 de la Ronda Guinardó de Barcelona. El local del negocio era alquilado pero, antes de jubilarse, quiso comprar el espacio. Aquel semisótano nunca le gustó demasiado a su hijo y, al bajar la persiana por última vez del negocio familiar, decidió traspasarlo. Explica que el local cambió de manos varias veces y que ya no sabe quién lo posee en la actualidad. Lo que sí sabe, porque tanto Lluís como su hijo siguen viviendo en el mismo bloque, es que su antigua tintorería ahora estaba ocupada ilegalmente desde hacía meses por una familia rumana.

El sábado a última hora de la tarde, dos hombres también de nacionalidad rumana, se presentaron en el local portando una garrafa de plástico llena de un líquido inflamable, rociaron el interior del local volcando en su interior hasta la última gota y después le prendieron fuego. Varios testigos les vieron desde la calle. Vecinos como Lluís, que ya se había acostado, no los vieron. Pero oyeron los ruidos de las llamas, algunas tan intensas que algunos confundieron con una explosión. “Al principio no le di importancia, pero después noté que el murmullo crecía, salí al rellano y ya vi a los vecinos abandonando sus casas por la escalera principal en dirección al exterior y avisando de que los bajos estaban en llamas”, relata una mujer que vive en la primera planta. Entre los vecinos que se concentraron en la calle para observar cómo las llamas devoraban el local ocupado estaban también los tres miembros de la familia de la rumana que lo habitaban. Por fortuna, no hubo heridos en el incendio.

El fuego consumió en pocos minutos la antigua tintorería, reduciendo a cenizas cuanto se encontraba en su interior. Según había oído Lluís, la familia rumana almacenaba allí dentro muebles que sacaban de casas que vaciaban con el permiso de sus sueños. Las llamas no afectaron a la estructura del edificio y al terminar los bomberos su tarea de extinción los vecinos pudieron regresar a su vida. Menos la familia rumana, que había perdido su techo, y que fue atendida por los servicios sociales del Ayuntamiento.

Agresión sexual y amenaza de muerte

Los Mossos abrieron una investigación para dar con los dos sospechosos que habían prendido fuego al edificio abrasando las pertenencias de la familia rumana y comprometiendo gravemente la seguridad de todos los vecinos del bloque. Dieron con uno de ellos al día siguiente: una patrulla lo arrestó porque, 24 horas después de quemar el local donde vivía, había vuelto a acosar a la mujer y fue sorprendido mientras la amenazaba con un cuchillo. Ahora los agentes buscan al segundo sospechoso, por participar del incendio y también porque este último también está acusado de agredir sexualmente a la mujer hace algunas semanas. Ella denunció que había sufrido tocamientos en sus partes íntimas y el presunto agresor, tras estos hechos, quedó en libertad con la obligación de no acercarse a la víctima. Una orden que quebrantó el pasado sábado cuando fue a su encuentro para quemarle la casa.