Tiene 32 años y lo buscan desde hace una semana. Cientos de personas baten estos días el municipio madrileño de Torrejón de Ardoz, el último punto en el que se vio a Adrián Alonso, el vecino de Loeches que salió con un amigo a tomar algo después de trabajar y no regresó.

Su alerta se difunde por Madrid, corre como la polvora por Internet, también su foto: Pelo castaño, ojos marrones -aunque a veces lleva lentillas azules-, complexión fuerte, barba. Le acompaña su perro, 'Goku', un American Staffordshire.

No hay rastro de él ni del can desde la madrugada del 2 de diciembre. Tampoco se ha encontrado su coche, un todocamino blanco, marca Opel Grandland, con matrícula 4802-KVZ. Todas las hipótesis están abiertas. Podría estar en Torrejón o no. Es posible que, incluso, no esté en Madrid. Su familia busca sin descanso. No hay respuestas, nada que lleve a Adrián.

"Quedamos para ver el fútbol, pero no vino"

"Saca al perro por la mañana, va a trabajar, viene a casa a comer -aunque se independizó hace un par de años-... la vida de Adrián es muy tranquila", cuenta Luis Miguel, su padre, a CASO ABIERTO, portal de sucesos e investigación de Prensa Ibérica.

"No era frecuente que saliera de marcha ni de noche", pero el miércoles pasado, al salir de trabajar, decidió tomar algo con un compañero. Aunque ambos viven y trabajan en Loeches, en una empresa de plataformas elevadoras de camiones, terminaron tomando copas en un local de ocio nocturno de otro municipio madrileño, Torrejón de Ardoz. El compañero acudió al trabajo al día siguiente, lo llevó en coche el propio Adrián, pero él se marchó. No han vuelto a saber de él.

Angelines y Luis Miguel, sus padres, piden ayuda. Llevan una semana buscando a su hijo. Como pueden, reconstruyen aquel miércoles, 1 de diciembre, el último día que estuvieron con él.

"Vino a comer a casa, como cada día, y quedamos en que cenaría en casa para ver el partido, jugaba el Real Madrid", recuerda su padre. No acudió. Angelines dudó en llamarlo. "Déjalo, lo mismo está cansado y se ha quedado en casa a dormir", recuerda Luis Miguel, "eran días de mucho trabajo".

"Las alarmas saltaron el jueves: no vino a comer a casa y no fue a trabajar"

El jueves por la mañana Adrián no había escrito ningún mensaje. La alarma se encendió poco después. "Tuvimos que ir con una nieta mía a urgencias, al hospital. Escribí a Adrián, le dije que cuando fuera a comer lo mismo no estábamos todavía en casa, que había comida... Cuando miré el mensaje y él no lo había abierto ni leído, me extrañó", continúa su padre. "Cuando volvimos y vimos que no había venido nos extrañó aún más, porque aunque llegara tarde él siempre avisaba. Le llamábamos pero no cogía el teléfono, fuimos a la empresa y nos dijeron que no había ido a trabajar", explica. No tuvieron duda: algo había ocurrido con Adrián.

Imagen de Adrián, su perro Goku y el coche en el que se desplazan.

Sus últimos pasos

Tras encenderse las alertas, sus padres intentaron reconstruir sus pasos. Preguntaron a su compañero, testigo de aquella noche. Fue la última persona que estuvo con él, por tanto, quien podría tener las claves. "Hasta el momento ha colaborado poco. Divagaba mucho, no se acordaba de dónde estaba el bar donde acudieron juntos cuando él era cliente habitual... Es muy extraño", afirma el padre de Adrián.

Ante la incertidumbre, Luis Miguel se ha convertido en principal investigador. Lleva un semana cruzando datos, coordenadas, rastreos. Solo tenían "llamadas sin respuesta, mensajes que no lee…". A través de sus conocimientos informáticos, ha conseguido reconstruir las horas posteriores, cuando su hijo salió de casa aquel miércoles, después de comer.

"Volvió al trabajo. Como solo estaban él y un compañero, le dijo a su jefe que se llevaba al perro, Goku, porque había tenido algún problema con los vecinos porque ladraba…", cuenta Luis Miguel. "A las 20:00 horas salieron y decidieron ir a tomar algo", apunta. "El tema se alarga hasta la 01:00 horas. Se van a un local en Torrejón y ahí ocurre algo", cuenta su padre. Hay poco más después.

Su amigo duerme en el coche, Adrián regresa a las seis

Lo que sigue a continuación sorprende a su familia: copas, movimientos extraños. Se sabe que Adrián intentó contactar con una chica que trabajaba en el local. La conocía de antes. "No sabemos si la encontró, no sabemos quién es".

Su padre continúa la reconstrucción: "El amigo sale del local y se mete en el coche, donde está el perro, compra comida en una gasolinera... A las seis de la mañana, Adrián sale también y, junto a este amigo -que estaba durmiendo en el vehículo- regresan hasta Loeches", cuenta. "Sobre las 06:40 horas deja al compañero en el trabajo. Él no entra, sigue adelante".

Que Adrián pase la noche fuera, que no avise, es extraño. Lo que rompe de lleno los esquemas, viene a continuación: "no va a trabajar" y hace movimientos "raros", desplazamientos con parada en Villaverde, Coslada, para volver de nuevo a Torrejón de Ardoz, donde se pierde su pista.

Sacó dinero y se marchó

"Lo primero que pensamos es que no entró a trabajar porque fue a llevar al perro a casa". No lo hizo. "He podido saber que en lugar de ir casa, Adrián fue a un cajero de Loeches y sacó dinero. De ahí salió con dirección a Villaverde y se trasladó de Villaverde a Coslada", dibuja Luis Miguel. "Desde Loeches hasta Coslada pasaron trece horas". Ya son las 20:15 horas de la tarde del día 2 de diciembre.

"No se sabe qué hizo en cada punto. Sé que a las 20:15 horas hizo una última operación bancaria en Coslada". La guardia civil confirmó la pesquisa familiar. "Solicitaron las imágenes de las cámaras. Efectivamente sacó dinero, estaba solo, no se le veía aparentemente presionado. Estaba bien", afirma Luis Miguel.

"De Coslada se fue a Loeches y de Loeches se fue directo a Torrejón de Ardoz". A las 20:45 horas los investigadores le ven entrar en este municipio. Después, se pierde su pista. Las incógnitas son todas. Las hipótesis también.

Problemas de dinero

La investigación, en manos de la UTPJ de la Guardia Civil, continúa activa. Los agentes se afanan por acotar los pasos que dio el joven loechense. Mientras, Luis Miguel y Angelines, repasan cada punto de la ruta que hizo su hijo. Buscan respuestas, pistas. Buscan su coche, su perro, buscan a Adrián.

"Adrián estaba un poco agobiado. Es un chico joven que se administraba mal. Empezó a gastar dinero, pidió un préstamo para pagar otro, luego otro… y la bola se fue haciendo más gorda", lamenta Luis Miguel. "Creemos que el principal problema ha podido ser el dinero, que le entró depresión, miedo, que le pidió dinero a alguien que no debía. Creemos que por eso ha desaparecido. Pero claro, una persona con depresión se convierte en vulnerable, voluble, manejable...".

Adrián, el joven "familiar, cariñoso, bromista". Aquel jueves, día en el que se pierde su pista en Torrejón, llevaba gafas -no lentillas azules, aunque las usa con frecuencia-. Quizá, la mejor pista sea su inseparable Goku, su perro. "Si lo veen, o saben algo, no duden en contactar con la Guardia Civil".

Foto de la alerta de búsqueda y una foto reciente compartida por él en redes sociales.